Ensayo Sobre Lengua Y Literatura. Enfoque Comunicacional
nopituye6 de Diciembre de 2012
6.129 Palabras (25 Páginas)5.360 Visitas
Introducción
Al hablar de la Enseñanza de la Lengua, casi sin querer se están nombrando distintas teorías que sustentan las prácticas en el aula. Por ello, en el presente trabajo se expondrán y analizarán los enfoques y modelos pedagógicos que marcaron el modo de enseñar, hasta llegar a la actualidad. Esto permitirá comprender que el modo de enseñanza de la lengua es solo un enfoque, un modelo aplicado, con éxito o no, en un determinado momento. Para lograr este objetivo, se partirá con una breve síntesis de la enseñanza de la lengua según el modelo tradicional (antes de los años sesenta) el cual servirá para hacer una comparación de las teorías que se fueron suscitando y construyendo lo que hoy implica la enseñanza lingüística.
Entre las teorías y enfoques del modelo constructivista, se analizará el enfoque comunicativo, la distinción entre oralidad y escritura que plantea Daniel Cassany, el proceso de Lectura transaccional sociopsicolinguística de Goodman asi como el modelo procesual de escritura que plantean Flower y Hayes; todo esto relacionado con la enseñanza de la gramática propuesta por Giani Rodari. Finalmente, se retomará el texto literario en el aula, analizado según el uso del modelo tradicional, para confrontar con las funciones de la literatura según el planteamiento de Gustavo Bombini.
Desarrollo:
Modelo tradicional de la enseñanza de la lengua
Antes de la década del sesenta, la práctica pedagógica estaba centrada en el modelo tradicional cuya base era el aprendizaje asociacionista y las clases de Lengua giraban en actividades de clasificación y análisis sintáctico. La lectura era un desciframiento y luego el análisis normativo. Gracias a este modelo las conductas (poco importantes) podían observarse y evaluarse. Respecto a los textos trabajados en e aula eran literarios que contaban con prestigio y aceptación de los grandes estudiosos. Sobre estos textos se analizaban los discursos moralizantes y que, por supuesto, dejaban una enseñanza. Ninguna manifestación emotiva que no aparezca en esos textos eran aceptadas en el aula, es decir que los alumnos no podían expresar sus sentimientos, ni emociones en el ámbito de la clase.
Era evidente la relación de distancia existente entre los alumnos y el docente pero por sobre todas las cosas entre los alumnos y su propia lengua cuyos signos solo servían para ser analizados y clasificados. Ante esto, demás esta decir que los saberes previos que los niños traían de sus casas eran considerados inexistentes.
Hoy sabemos que las competencias gramaticales, pragmáticas, morfológicas y sintácticas son importantes al momento de construir el significado de un texto (claro que sobre la base de los saberes previos de los alumnos). Pero, aquel modelo simplemente permitía un análisis sintáctico vacío, con una ejercitación mecánica, sin significado que hacían desconocer al alumno la verdadera función que estas ciencias tienen a la hora producir y /o interpretar un texto.
Por supuesto que este modelo no garantizaba la adquisición significativa de conocimientos; de hecho era común los planteamientos que los propios docentes se hacían sin poder comprender como un alumno/a podía realizar u análisis sintáctico perfecto pero a la hora de producir un texto lo hacía con un sin fin de errores de redacción. Si hoy, analizamos estas situaciones, entendemos que la mecanización estimulo – respuesta y memorización de la gramática no le certificaba al alumno la creación de un texto coherente y cohesivo y adecuado.
Otra característica, ya mencionada, del modelo estructuralista fue la centralización de la enseñanza de la lengua, en el discurso literario pretendiendo formar en el alumno un conjunto de conocimientos que respondan a la “cultura general”. Ese mismo discurso servía para el aprendizaje gramatical focalizado en el predomino contenidista (encontrar tema principal y secundarios), estructural análisis de estructura externa e interna)y clasificatorio( descubrir a que subespecie dentro del genero correspondía). . Sin embargo, usar al texto literario con estos fines solo produjo rechazo y frustración tanto para el alumno como para el docente que se empeñaba en seguir enseñando lo que le enseñaron en sus épocas de estudiantes. A partir de esto vemos como el texto literario solo estaba destinado a la extracción de datos y sin que existiera siquiera la posibilidad de que el alumno, al leer, tuviera alguna emotividad, mucho menos hablar de placer por la lectura hecha e interacción entre el texto y el lector. Pero, es curioso que en muchas de las planificaciones conductistas analizadas en los últimos años, se encuentre expreso como objetivo que el alumno disfrute de la lectura. Y con esto, solo se profundiza el distanciamiento existente entre los alumnos y las manifestaciones de su lengua (en las clases de lengua).
Enfoque comunicacional en la enseñanza de la Lengua.
Ya a partir de la década del sesenta hasta ahora este modelo tradicional fue desplazado por el enfoque comunicacional que poco a poco fue cambiando la manera de enseñar Lengua en el aula. Esto debido a que, como todo modelo pedagógico, se sustentó en teorías del aprendizaje y del aprendizaje lingüístico diferente a las anteriores.
Basándose en el modelo constructivista, la teoría de la lengua que se propone es la que concibe al discurso (texto) como instrumento de comunicación en sus distintas dimensiones. Esto, implica ir mas allá de la estructura formal, clasificación y análisis en la que se basaban las practicas del modelo anterior.
El propósito del aprendizaje lingüístico en la escuela es la adquisición y desarrollo de competencias comunicativas que le brinde al alumno la posibilidad de construir su significado e interaccionar con el mundo que lo rodea de significados. Esta propuesta didáctica pone el énfasis en la distinción de los diversos usos de la lengua y en la necesidad de propiciar en los estudiantes la competencia comunicativa. Carlos Lomas menciona que “El enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua y de la literatura subraya como objetivo esencial de la educación lingüística y literaria la mejora de la competencia comunicativa de los alumnos y de las alumnas, es decir, de su capacidad para comprender y producir enunciados adecuados a intenciones diversas de comunicación en contextos comunicativos heterogéneos” .Así nos encontramos con una percepción de la lengua en la que lo que interesa no es enseñar nociones sino desarrollar la competencia comunicativa de los estudiantes comprendida ésta como un conjunto de procesos y conocimientos de diversa índole.
Como vemos, el enfoque comunicativo acentúa la adquisición de estrategias que permitan la comprensión y producción de textos tanto orales como escritos e incluso iconicoverbales. Pero el desarrollo de estas habilidades deberá ir unida a la reflexión de los diversos usos lingüísticos y comunicativos que permitan la adecuación de sus expresiones en contextos variados.
Daniel Cassany : Oralidad -Habilidades lingüísticas
En este enfoque, las habilidades lingüísticas que se desarrollan en los alumnos son cuatro (dos de producción: escribir y hablar y dos de comprensión: leer y escuchar). Daniel Cassany al referirse a estas grandes habilidades lingüísticas menciona: “El uso de la lengua sólo puede realizarse de cuatro formas distintas, según el papel que tiene el individuo en el proceso de comunicación”
Hablar, escuchar, leer y escribir son las cuatro habilidades que el usuario de una lengua debe dominar para poder comunicarse con eficacia en todas las situaciones posibles. No hay otra manera de utilizar la lengua con finalidades comunicativas. Esas habilidades lingüísticas, también reciben otros nombres según los autores: destrezas, capacidades comunicativas o, también macrohabilidades.
El nombre de macrohabilidades se utiliza especialmente para distinguir las cuatro grandes y básicas habilidades de comunicación de otras destrezas también lingüísticas pero más específicas y de orden inferior, que se denominan microhabilidades.
Cassany plantea que se habla, se escribe, se escucha o se lee en una dimensión textual, con la premisa de trabajo que requiere para su análisis sólo textos completos en situaciones reales de comunicación, con un trabajo con la lengua real y desde luego contextuada y heterogénea, la que se usa en la comunicación familiar, en la escuela o en la calle, con dialectos, registros, o argots además de la expresión estándar.
También, muestra las diferencias que existen entre la comunicación oral y la escrita. En primer lugar, sabemos que el escritor diferencia la escritura de la oralidad en dos dimensiones: la dimensión contextual y la textual. Dentro de la dimensión contextual aparece la primera diferencia: el canal y la cantidad de información, donde el autor establece que la comunicación escrita es posible mediante el canal visual, ya que el mensaje es expuesto a través de un mensaje escrito y no hay ningún contacto visual con el emisor. Sin embargo, la comunicación oral se logra mediante el canal auditivo, ya que las ondas sonoras viajan por el aire hasta llegar al oído de la persona que recibe el mensaje. Por otra parte, dentro de esta dimensión, encontramos también que existe otra diferencia: la fijación y la comprensión. El autor expone: "La comunicación oral es espontanea e inmediata.". Esto significa que aunque el emisor puede corregir o arreglar su error, no puede anular lo dicho. El emisor realiza su mensaje de forma concurrente al momento en que es captado por
...