Escuela, familia y sociedad
aerdna_89Resumen17 de Octubre de 2016
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Actividades[pic 1]
Lectura: Mi hijo va a actividades extraescolares
Las actividades extraescolares hace que muchos padres se plateen su importancia, si son recomendables, y si lo son, en qué medida, cuantos días por semana…
Desde pequeños los niños asisten a la escuela, donde van a ser educados, no solo intelectualmente, sino también e igual de importante, en valores, mediante la socialización del alumno con sus iguales y maestros, acto que realizan a un mismo tiempo, sin ser conscientes de ello. El mejor momento de relación con sus iguales es el tiempo de recreo, donde los niños están en libertad e interactúan entre ellos.
Las actividades extraescolares suponen un complemento perfecto para fomentar la socialización del niño, la interacción con sus compañeros en un ambiente divertido, distendido y con libertad de ser él mismo.
Resulta evidente que deben de ser un complemento a las clases escolares ordinarias y en ningún momento suponer una dificultad añadida como que les cansen en exceso y luego no puedan realizar sus tareas en casa. En esto influye cuántas extraescolares realiza el niño: Los hay que realizan una un día a la semana y los hay que realizan varias varios días a la semana. Si nos preguntamos quién lo está haciendo bien; depende del niño y de su capacidad. Cada niño es único y los padres deben darse cuenta si es una cantidad adecuada o no.
Cierto es y no podemos negar que las actividades extraescolares colaboran en el desarrollo del niño, pero no en todos los casos que un niño participa en una de estas actividades es porque los padres quieren complementar su desarrollo, en ocasiones es una forma de “aparcar” a sus hijos durante más horas al día.
Hace unos años, no había tantas actividades extraescolares, esto coincide con que solía trabajar solo un progenitor. Hoy en día se da un fenómeno conocido por los docentes que es apuntar al hijo a extraescolares para que estén ocupados (cuidados) hasta que los padres vengan de trabajar. Diaz-Sibaja apunta que existen varios criterios para elegir o no, como son si le gusta al niño, si no está sobrecargado, si es adecuado, pero lo que no debiera ser un criterio es si les viene perfecto a la agenda de los padres tener al hijo ocupado esas horas. Si esa actividad cumple lo anteriormente dicho, entonces bien, pero si no lo cumple debieran buscar una persona que cuide al hijo o un familiar, porque una actividad impuesta al niño puede provocarle más perjuicios que beneficios. Irá obligado y no participará, no socializará, le causará estrés y al salir estará de todo menos contento.
En el artículo no se nombra el que creo es el mayor beneficio de las clases extraescolares: Cuidar las compañías con las que se relaciona tu hijo.
En los primeros ciclos de primaria un niño no está nunca solo y no es tanto problema, pero ya llegando a los últimos o en la secundaria, un niño a veces si no tiene nada que hacer estará con otros amigos que tampoco tienen nada que hacer. Que esté con unas compañías adecuadas es fundamental para que digamos encauce su vida correctamente.
Existen en muchas ciudades planes lúdicos para ocupar a los jóvenes los fines de semana y que no estén bebiendo alcohol por ejemplo. Del mismo modo un niño puede crecer realizando algún tipo de deporte como actividad extraescolar, deporte que es probable continúe realizando posteriormente. Esto tiene un enorme beneficio porque añadimos a los que de por sí ya tiene la actividad extraescolar, los de fomentarle la cultura del deporte y además dificultamos que pueda estar las “horas muertas” en la calle con compañías no demasiado adecuadas.
Como caso personal, cuando cursaba educación primaria tenía horario partido, salía a las 12.30h y regresaba a las 15h. En ese intervalo la mayoría de mis compañeros iban a casa comían, veían la tele y volvían. Yo me quedaba en el comedor; los lunes y miércoles antes de comer tenia clase de guitarra y los martes y jueves iba a informática, nada más terminar dichas actividades tenía que entrar al comedor y al salir solo me quedaba un cuarto de hora antes de regresar a mis clases.
A las 5 de la tarde salía del cole y la señora que me cuidaba me recogía, me daba la merienda y volvía a llevarme a mas clases extraescolares, los lunes y miércoles a la escuela de música y los martes y jueves a baile, mientras que los viernes tenia clase de manualidades, y los sabados y domingos iba a clases de tenis.
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