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GUIA DE ESTUDIO


Enviado por   •  10 de Febrero de 2012  •  5.984 Palabras (24 Páginas)  •  497 Visitas

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GUIA DE ESTUDIO 3º “C” PROFRA: AMPARO ALMENDRA ANDRADE

ESPAÑOL

Lee el texto con atención y responde las preguntas correspondientes:

Cleto era un conejo que vivía en el Bosque de la Laguna. Tenía muchos amigos, pero los más importantes eran René Topo, Beto Zorro y Luis Ratón. Todas las mañanas se levantaban muy temprano y salían a cortar fruta de los árboles.

Una mañana que había mucha neblina, oyeron una voz a lo lejos:

—¡Auxiiiiilio, auxiiiilio!

—¿Oyeron eso? —preguntó Cleto.

—Sí, pero no reconozco la voz, ¿quién será? —dijo Beto Zorro, tratando de olfatear a quien gritaba.

Beto Zorro les dijo que el sonido venía de El Gran Roble. Los amigos corrieron hacia allá, queriendo saber quién era para tratar de ayudarlo. Cuando llegaron a El Gran Roble no vieron a nadie y pensaron que habría sido una broma. De pronto, escucharon que desde arriba del árbol alguien decía:

—¡Hey, ustedes!, ayúdenme por favor.

—¿Quién eres, dónde estás? —dijo René Topo.

—Soy Andrés Puercoespín, estaba tratando de subir al árbol y me quedé guindado en las ramas. Ayúdenme, por favor.

Los amigos comenzaron a mover el árbol hasta que Andrés Puercoespín cayó de espalda, enterrándose en el suelo con sus espinas.

Dijo Cleto Conejo:

—Oh, lo sentimos... no queríamos tirart...

—No se preocupen, no se preocupen.

Después de presentarse e invitar a Andrés Puercoespín a pasear, los amigos y Puercoespín se fueron por la calle de piedra.

* Los siguientes personajes son los amigos más importantes de Cleto, menos uno, ¿quién es?

A. ? Andrés Puercoespín.

B. ? Beto Zorro.

C. ? René Topo.

D. ? Luis Ratón.

*¿Qué hizo Cleto con sus amigos después de que Andrés bajó del árbol?

A. ? Se fue a un árbol.

.

B. ? Se quedó a dormir.

C. ? Se quedó platicando.

D. ? Se fue por un camino

RAMPELSTIKIN

Había una vez... ... Un pobre molinero que tenía una bellísima hija. Y sucedió que

en cierta ocasión se encontró con el rey, y, como le gustaba darse importancia sin

medir las consecuencias de sus mentiras, le dijo:

-Mi hija es tan hábil y sabe hilar tan bien, que convierte la hierba seca en oro.

-Eso es admirable, es un arte que me agrada -dijo el rey-. Si realmente tu hija

puede hacer lo que dices, llévala mañana a palacio y la pondremos a prueba.

Y en cuanto llegó la muchacha ante la presencia del rey, éste la condujo a una

habitación que estaba llena de hierba seca, le entregó una rueca y un carrete y le

dijo:

-Ahora ponte a trabajar, y si mañana temprano toda esta hierba seca no ha sido

convertida en oro, morirás. Y dichas estas palabras, cerró él mismo la puerta y la

dejó sola. Allí quedó sentada la pobre hija del molinero, y aunque le iba en ello la

vida, no se le ocurría cómo hilar la hierba seca para convertirla en oro. Cuanto más

tiempo pasaba, más miedo tenía, y por fin no pudo más y se echó a llorar.

De repente, se abrió la puerta y entró un hombrecito.

-¡Buenas tardes, señorita molinera! -le dijo-. ¿Por qué está llorando?

-¡Ay de mí! -respondió la muchacha.- Tengo que hilar toda esta hierba seca de

modo que se convierta en oro, y no sé cómo hacerlo.

-¿Qué me darás -dijo el hombrecito- si lo hago por ti?

-Mi collar -dijo la muchacha. El hombrecito tomó el collar, se sentó frente a la rueca

y... ¡zas, zas, zas! , dio varias vueltas a la rueda y se llenó el carrete. Enseguida

tomó otro y... ¡zas, zas, zas! . con varias vueltas estuvo el segundo lleno. Y así

continuó sin parar hasta la mañana, en que toda la hierba seca quedó hilada y

todos los carreteles llenos de oro.

Al amanecer se presentó el rey. Y cuando vio todo aquel oro. sintió un gran

asombro y se alegró muchísimo: pero su corazón rebosó de codicia. Hizo que

llevasen a la hija del molinero a una habitación mucho mayor que la primera y

también atestada de hierba seca, y le ordenó que la hilase en una noche si en algo

estimaba su vida.

La muchacha no sabía cómo arreglárselas, y ya se había echado a llorar, cuando se

abrió la puerta y apareció el hombrecito. -¿Qué me darás -preguntó- si te convierto

la hierba seca en oro? -Mi sortija -contestó la muchacha. El hombrecito tomó la

sortija, volvió a sentarse a la rueca, y, al llegar la madrugada, toda la hierba seca

estaba convertida en reluciente oro. Se alegró el rey a más no poder cuando lo vio,

pero aún no tenía bastante; y mandó que llevasen a la hija del molinero a una

habitación mucho mayor que las anteriores y también atestada de hierba seca.

-Hilarás todo esto durante la noche -le dijo-, y si logras hacerlo, serás mi esposa.

Tan pronto quedó sola, apareció el hombrecito por tercera vez y le dijo:

-¿Qué me darás si nuevamente esta noche te convierto la hierba seca en oro?

-No me queda nada para darte -contestó la muchacha.

-Prométeme entonces -dijo el hombrecito- que, si llegas a ser reina, me entregarás

tu primer hijo. La muchacha dudó un momento. «¿Quién sabe si llegaré a tener un

hijo algún día, y esta noche debo hilar este heno seco?» se dijo. Y no sabiendo

cómo salir del paso, prometió al hombrecito lo que quería y éste convirtió una vez

más la hierba seca en oro. Cuando el rey llegó por la mañana y lo encontró todo tal

como lo había deseado, se casó enseguida con la muchacha, y así fue como se

convirtió en reina la linda hija del molinero.

Un año más tarde le nació un hermoso niño, sin que se hubiera acordado más del

hombrecito. Pero. de repente, lo vio entrar en su cámara:

-Vine a buscar lo que me prometiste -dijo. La reina se quedó horrorizada, y le

ofreció cuantas riquezas había en el reino con tal de que le dejara al niño. Pero el

hombrecito dijo:

-No. Una criatura viviente es más preciosa para mí que los mayores tesoros de este

mundo. Comenzó entonces la reina a llorar, a rogarle y a lamentarse de tal modo.

que el hombrecito se compadeció de ella.

-Te daré tres días de plazo -le dijo-. Si en ese tiempo consigues adivinar mi

nombre. te quedarás con el niño. La reina se pasó la noche tratando de recordar

todos los nombres que oyera en su vida, y como

...

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