HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, I
Enviado por Srki • 5 de Febrero de 2013 • 1.969 Palabras (8 Páginas) • 658 Visitas
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CapÍtulo LXXVIII
Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, I
(C) ARTEHISTORIA
Comentario
Cómo Cortés preguntó a Mase-Escaci e a Xicotenga por las cosas de México, y lo que en la relación dijeron
Luego Cortés apartó aquellos caciques, y les preguntó muy por extenso las cosas de México; y Xicotenga, como era más avisado y gran señor, tomó la mano a hablar, y de cuando en cuando le ayudaba Mase-Escaci, que también era gran señor, y dijeron que tenía Montezuma tan grandes poderes de gente de guerra, que cuando quería tomar un gran pueblo o hacer un asalto en una provincia, que ponla en campo cien mil hombres, y que esto que lo tenía bien experimentado por las guerras y enemistades pasadas que con ellos tienen de más de cien anos; y Cortés le dijo: "Pues con tanto guerrero como decís que venían sobre vosotros, ¿cómo nunca os acabaron de vencer?" Y respondieron que, puesto que algunas veces les desbarataban y mataban, y llevaban muchos de sus vasallos para sacrificar, que también de los contrarios quedaban en el campo muchos muertos y otros presos, y que no venían tan encubiertos, que dello no tuviesen noticia, y cuando lo sabían, que se apercibían con todos sus poderes, y con ayuda de los de Guaxocingo se defendían e ofendían; e que, como todas las provincias y pueblos que ha robado Montezuma y puesto debajo de su dominio estaban muy mal con los mexicanos, y traían dellos por fuerza a la guerra, no pelean de buena voluntad; antes de los mismos tenían avisos, y que a esta causa les defendían sus tierras lo mejor que podían, y que donde más mal les había venido a la continua es de una ciudad muy grande que está de allí andadura de un día, que se dice Cholula, que son grandes traidores, y que allí metía Montezuma secretamente sus capitanías; y como estaban cerca, de noche, hacían salto, y más dijo Mase-Escaci, que tenía Montezuma en todas las provincias puestas guarniciones de muchos guerreros, sin los muchos que sacaba de la ciudad, y que todas aquellas provincias le tributan oro y plata, y plumas, y piedras y ropa de mantas y algodón, e indios e indias para sacrificar, y otros para servir; y que es tan gran señor, que todo lo que quiere tiene, y que las casas en que vive tiene llenas de riquezas y piedras chalchihuites, que han robado y tomado por fuerza a quien no se lo da de grado, y que todas las riquezas de la tierra están en su poder; y luego contaron del gran servicio de su casa, que era para nunca acabar si lo hubiese aquí de decir, pues de las muchas mujeres que tenía, y cómo casaba algunas dellas, de todo daban relación; y luego dicen de la gran fortaleza de su ciudad, de la manera que es la laguna, y la hondura del agua, y de las calzadas que hay por donde han de entrar en la ciudad, y las puentes de madera que tienen en cada calzada, y cómo entra y sale por el estrecho de abertura que hay en cada puente, y cómo en alzando cualquier dellas se pueden quedar aislados entre puente y puente sin entrar en su ciudad; y cómo está toda la mayor parte de la ciudad poblada dentro en la laguna, y no se puede pasar de casa en casa si no es por unas puentes elevadizas que tienen hechas, o en canoas, y todas las casas son de azoteas, y en las azoteas tienen hecho como a maneras de mamparos, y pueden pelear desde encima dellas, y la manera como se provee la ciudad de agua dulce desde una fuente que se dice Chapultepeque, que está de la ciudad obra de media legua, y va el agua por unos edficios, y llega en parte que con canoas la llevan a vender por las calles; y luego contaron de la manera de las armas, que eran varas de a dos gajos, que tiraban con tiraderas, que pasan cualesquier armas, y muchos buenos flecheros, y otros con lanzas de pedernales que tienen una braza de cuchilla, hechas de arte que cortan más que navajas, y rodelas y armas de algodón, y muchos honderos con piedras rollizas e otras lanzas muy largas y espadas de a dos manos de navajas, y trajeron pintados en unos paños grandes de henequén las batallas que con ellos habían habido y la manera de pelear. Y como nuestro capitán y todos nosotros estábamos ya informados de todo lo que decían aquellos caciques, estorbó la plática y metiólos en otra más honda, y fue que cómo ellos habían venido a poblar aquella tierra, e de qué partes vinieron, que tan diferentes y enemigos eran de los mexicanos, siendo tan cerca unas tierras de otras; y dijeron que les habían dicho sus antecesores que en los tiempos pasados que había allí entre ellos poblados hombres y mujeres muy altos de cuerpo y de grandes huesos, que porque eran muy malos y de malas maneras, que los mataron peleando con ellos, y otros que, quedaban se murieron; e para que viésemos qué tamaños e altos cuerpos
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