Hipotesis

La guerra florida de los aztecas

Los sacrificios de macehuales en el mundo mexica se explican analizando la sofisticada

cultura religiosa que daba sustento a la guerra y a la sumisión de otros puebl os. Pero se trataba de una concepción tan compleja del

dominio político, que revelaría su debilidad interna frente al pragmatismo militar español

Una idea importante sobre Mesoamérica, conocida en la historiografía sobre los mexicas, es que existe una lucha entre la luz y las tinieblas, lo que es parte del pensamiento religioso antiguo. Esto es algo que hoy la antropología mexicana sigue discutiendo.

Huitzilopochtli, dios solar de la guerra, es consecuencia directa de la deidad tutelar de los peregrinos nahuas llamada Mecitin, “liebre del maguey”, deidad vegetal (como las más antiguas del mundo, según Frazer)1, que guió a las tribus nahuas del norte hasta su asentamiento final en el Valle de México.

Pero Mecitin no era un dios pugnaz, ni con una clara relación cósmica, antes bien era de la vegetación y de la ebriedad, como el Dionisos griego. Huitzilopochtli, en cambio, personifica una concepción cósmica y es a la vez una deidad de la guerra. Recordemos: nace de Coatlicue, que barriendo el templo queda encinta por una bola de plumas que ella misma guarda en su seno. Sus primeros hijos fueron Coyolxauhqui, la luna, y los centzonhuitznahua o innumerables surianos, esto es, las estrellas. Estos celosos hijos se percatan del embarazo de su madre y deciden eliminarla.

¿Cuál habría de ser la razón fundadora de este mito que empuja a los hijos de Coatlicue hacia una reacción tal? ¿Protegían la legitimidad de la progenie? ¿Legitimidad necesaria a la herencia de bienes y cargos?

El caso es que Coatlicue se salva gracias al hijo que trae en las entrañas (Huitzilopochtli), quien al nacer decapita a su hermana Coyolxauhqui y hace huir a los centzonhuitznahua. La pugna, así, queda establecida: la emergencia del sol al alba, emergencia de la tierra que es Coatlicue, desaparece a la luna y a las estrellas. Luz vs. oscuridad. Este es el principio central de la religiosidad del altiplano: el mundo como consecuencia de una lucha.

Esta idea era tan cara a los mexicas que en el Templo Mayor estaba representada simbólicamente: al pie de la pirámide donde imperaba Huitzilopochtli, el salvador de su madre la tierra, se encontró la escultura de Coyolxauhqui decapitada y desmembrada como simulación de su caída: la luz (el sol) vencía de nuevo a las tinieblas (la luna, la noche)

http://www.relatosehistorias.com.mx/ensayos_relatos21.html

visión de vencidos:

La conquista violenta significó para los indígenas un gran sufrimiento espiritual. Su mundo y sus tradiciones se desmoronaron. Algunos historiadores denominaron a este impacto en la mentalidad de los pueblos americanos como el traumatismo de la conquista.

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