LECTURA PROFUNDA
Enviado por profrlscg • 13 de Enero de 2013 • 1.718 Palabras (7 Páginas) • 11.224 Visitas
La lectura profunda
1.1 La base de todo estudio
La lectura profunda permite analizar el contenido de un texto, es decir:
encontrar las grandes partes, la estructura;
localizar los elementos de información;
encontrar las relaciones que existen entre los elementos;
distinguir la importancia relativa de éstos; descubrir su encadenamiento.
La lectura profunda permite pues “comprender” en el sentido etimológico del término: “tomar junto”, descubrir los lazos que unen a diferentes ideas, para “tomar consigo”, es decir, asimilar.
1.2 Itinerario en ocho etapas
¿Cómo llevar a cabo una lectura profunda? Pueden inspirarse en el itinerario que propongo, pues ya ha demostrado su eficacia.
1ª etapa: sobrevolar
Aventurarse en un país desconocido sin tener puntos de referencia es peligroso. Lo mismo ocurre en el estudio de un texto. Si empiezan a leer la primera palabra sin haber señalizado el camino, corren el riesgo de perderse. Es mucho más prudente tener, desde el principio, una vista de conjunto del apunte o del capítulo, explorando:
los títulos, los subtítulos;
la numeración;
las ilustraciones;
las palabras destacadas por la tipografía.
Esta percepción global, es como si observáramos desde un avión, moviliza esencialmente el cerebro derecho. Es muy tranquilizadora porque da la sensación —totalmente justificada— de dominar la situación.
2ª etapa: preguntar
Este vuelo de pájaro permitió captar algunas informaciones. Antes de continuar, expongan sus expectativas: ¿qué quieren saber?, ¿qué informaciones va a brindarnos este texto? E incluso, quién, cuándo, dónde, qué, cómo, cuánto, por qué, para qué, qué pruebas, qué consecuencias, qué soluciones. Hagan una lista con sus preguntas. Este paso es esencial por dos razones.
Antes que nada, este tipo de cuestionario contribuye a crear una actitud mental activa. Despierta la curiosidad: entran en el texto, concentrados y motivados, porque buscan respuestas.
Además, si deben realizar un texto personal a partir de algunas lecturas (monografías, ponencia...), la mente está preparada para filtrar la información, y guardará únicamente la que tenga interés para el proyecto en el que trabajan. Sin preguntas precisas, todo parece tener la misma importancia: en ese caso, ¿por qué no copiar o fotocopiar? Aristóteles ya lo señaló: “Saber hacer preguntas es saber a medias”.
3ª etapa: leer
Lean siempre los textos con la intención de descubrir su contenido. En un primer momento, la mejor táctica consiste en seguir la lectura hasta el final, sin detenerse en palabras o aspectos oscuros. Es raro que éstos dificulten la comprensión de la totalidad del texto. Seguir adelante presenta diversas ventajas. En efecto, ¿qué sucede en este caso?
El cerebro puede funcionar según su mecanismo normal, que consiste en completar lo que falta. Todos recordarán alguna situación de examen en la cual era imposible responder a una pregunta en una primera lectura; la solución sólo apareció al releer la misma pregunta un poco después.
Dejando momentáneamente de lado las dificultades, las abordarán luego, cuando tengan a su disposición más información y datos acerca del contexto. En ese momento, dispondrán de más armas para resolver la situación.
La tensión disminuye porque siguen avanzando.
Al terminar la lectura, podrán recurrir al diccionario para buscar el significado de las palabras desconocidas.
4ª etapa: encontrar las grandes partes
La foto panorámica que tomamos en la primera etapa nos ayudó a encontrar las grandes partes del texto. En efecto, al sobrevolar, ciertos elementos aparecen claramente: títulos, subtítulos, numeración, palabras que la tipografía destaca...
También la división en párrafos es una guía preciosa, en particular para los textos cortos que no contiene los elementos mencionados más arriba. Un párrafo bien construido se erige alrededor de una idea principal, fácil de encontrar, ya que se sitúa al principio o al final de él. Antes o después de esta idea principal hay ideas complementarias cuya función es, según el caso, desarrollar la idea principal, precisarla, ilustrarla con ejemplos, hechos, justificarla con pruebas y argumentos.
5ª etapa: detectar las palabras clave
• ¿Qué se entiende por palabra clave?
Son las palabras indispensables para comprender y retener el mensaje, palabras que contienen el sentido primordial. Poseen informaciones fundamentales y se presentan, cuando volvemos a ellas, llenas de significación.
• ¿Cómo reconocer las palabras clave?
Quizás, antes que nada, por su “aspecto”: las palabras en negrita, por ejemplo, son siempre palabras esenciales, es decir, palabras clave. Pero otras palabras señaladas por la tipografía también los son. Para comprender el principio de descubrimiento de las palabras clave, imaginen que deben escribir un telegrama que se cobra por palabra en el cual deben transmitir los datos contenidos en esta frase: “Llegaremos el domingo a las 9 hrs. al Aeropuerto Internacional de Guadalajara”.
¿Qué escribirán? Seguramente: “domingo 9 hrs. llegaremos Aeropuerto Guadalajara”.
Eliminaron las palabras “vacías”, necesarias únicamente para respetar la sintaxis, y conservaron las palabras “llenas”, las palabras significantes. En efecto, en un texto, todas las palabras no tienen en mismo valor: algunas encierran poca información; otras, por el contrario, contienen mucha. Las palabras clave forman parte de esta segunda categoría. Estos términos, semánticamente fuertes, por lo general son sustantivos, verbos o adjetivos. También es posible comenzar por la estructura básica, es decir, el dúo tema + predicado. El tema, del griego thema, “asunto planteado”, es lo que el autor coloca en su afirmación: el sujeto. El predicado, del latín predicatum, “cosa enunciada”, es lo que el autor afirma: el juicio que pronuncia a partir del tema. Ejemplo: “La Guayana tiene bosques vastos”. El tema,
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