La Caja Misteriosa
Enviado por banosannel • 14 de Noviembre de 2013 • 2.700 Palabras (11 Páginas) • 408 Visitas
La caja misteriosa
Dante del Castillo
Personajes
Satanás
Pobre Diablo
Celfa
Fileno
Bartolo
Gila
Bato
Espíritu de la Luz
(Una encrucijada de caminos en la primera nochebuena. Al abrirse el telón, Satanás está parado junto a una gran caja oscura, mientras un pobre diablo está muy cerca de una señal de caminos que indica el rumbo hacia Belén. Se escucha música, los dos comienzan a bailar.)
Satanás: (Canta.)
Yo soy el mero rey de las tinieblas
el que todo lo corrompe,
el que busca hacer el mal.
No me conmueve nada
y quemo con el fuego eterno
a quien me quiere y me venera.
Nunca perdono y seré despiadado
hasta el final.
(Al terminar la canción dejan de bailar y Pobre Diablo muy cansado se acuesta muy cerca de la señal de caminos. Mientras Satanás se dirige al público.)
Satanás:
Esta noche, según todas las profecías..., deberá nacer en Belén, Jesús, el redentor del mundo. El Mesías esperado que habrá de combatirme siempre... Yo, para nada creo en esas cosas, sin embargo, he tomado mis precauciones.
Herodes, uno de mis grandes fieles servidores, ya mandó sacrificar a todos los infantes de esta región, y otros de mis esclavos, pequeños demonios y algunas almas en pena, están creando confusión en los caminos, evitando que alguien se aproxime a Belén..., ahora, que si algún peregrino lograra llegar a esa ciudad, nadie la dará alojamiento, porque yo he dejado soltar rumores de que muchos asaltantes se dirigen hacia allá. (Comienzan a reír.) Y por si todo lo que ya les dije fuera poco, (Se acerca a la caja.) en esta caja tengo encerrado algo que es muy valioso. (Ríe a carcajadas. De pronto se calla al oír los ronquidos del Pobre Diablo.) ¡Flojo! ¡Perezoso! ¿Es así como cumples con tu trabajo?
Pobre Diablo: (Con esfuerzo abre los ojos.)
Estoy muy cansado. He cambiado muchas señales de caminos. Sólo me falta ésta.
Satanás:
Pues cámbiala inmediatamente, ¡holgazán! Con esa flojera jamás te ascenderé. Nunca dejarás de ser un pobre diablo.
Pobre Diablo: (Bostezando.)
Déjame descansar otro ratito.
Satanás: Nada, nada, ya descansaste mucho cuando vivías.
Pobre Diablo: (Trata de cargar la señal.) ¡Ay! ¡Ay! ¡Cuánto pesa!
Satanás: Mis cuernos pesan más y los cargo.
Pobre Diablo: (Desfallecido.) ¡Ya no puedo!
Satanás: ¡Claro que puedes! ¿O quieres que ahorita mismo te mande a azotar?
Pobre Diablo:
No, no señor. Trataré de obedecerte. (Con grandes trabajos logra cambiar la dirección de la señal. Después, casi arrastrándose, se dirige a la caja. Se recarga en ella.) Ay! ¡Ay! ¡Qué cansado estoy!
Satanás: (lo aparta con su tridente.) Retírate, no toques esa caja.
Pobre Diablo: Sólo buscaba un lugar donde sentarme.
Satanás: Fuera, fuera de aquí, rufián apestoso.
(Con el mismo tridente lo empuja hacia un lado. El Pobre Diablo se sienta muy triste en el suelo.)
Satanás: (Va hacia él.) Levántate. Jamás deberás tener descanso.
Pobre Diablo:
Mejor hubiera trabajado cuando vivía... así no estuviera pasando esto.
Satanás: (Furioso.)
No me vayas a salir ahora conque eres un alma en pena arrepentida, porque ahorita mismo te mando a que te den tormentos.
Pobre Diablo: No, no, señor. Dime, ¡qué debo hacer?
Satanás: Vas a cuidar mucho esta caja mientras regreso
Pobre Diablo: ¿A dónde vas?
Satanás: Debo supervisar que estén apagados todos los fuegos de hogueras y chimeneas en toda esta comarca.
Pobre Diablo: ¡qué maldoso eres, señor!
Satanás:
No debe quedar ni una sola luz prendida, para que nadie encuentre el camino a Belén.
Pobre Diablo: Dicen que una estrella está guiando a la gente hacia allá.
Satanás: (Señala hacia el cielo) Sí, mírala, era aquella.
Pobre Diablo: (Esforzándose por ver.) ¿Cuál? No la distingo.
Satanás: (Se ríe.)
Ni tú, ni nadie, porque regué neblina por todas partes y, además, porque a esa estrella le falta brillo, por eso es tan importante que me vigiles muy bien esta caja.
Pobre Diablo: ¿Qué contiene?
Satanás: Nada que te interese. Son cosas personales, íntimas.
Pobre Diablo: (No muy conforme.) ¡Ah!
(Entra un grupo de pastores cantando muy animadamente.)
Todos:
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
Celfa: (Se detiene.)
Esperen. Parece que por fin hemos llegado al cruce de caminos.
Bartolo: ¡Dónde estará la señal?
Celfa: Quien sabe, no se ve nada.
Fileno: ¡Rayos! ¡Centellas! ¡Diablos!
Pobre Diablo: Te llaman, señor.
Satanás: Shhh, cállate y empuja a Celfa hasta la señal.
Celfa: ¡Ay, Fileno! No empujes.
Fileno: ¿Yo? Estás loca, ni siquiera me he movido.
Celfa: (Tocando el letrero.) Pues alguien me aventó hasta la señal de caminos.
Bartolo: ¿Para dónde queda Belén?
Celfa: No sé, no distingo nada.
Bartolo: ¿Alguien trae cerillos?
Fileno: Yo. (Enciende uno. Satanás rápidamente se lo apaga.)
¡Ay, qué viento tan ardiente!
Bartolo: Es el viento del desierto.
Fileno: ¿En invierno y de noche?
Bartolo: Es verdad, debería ser frío y no caliente.
Celfa: ¡Qué extraño! ¿De dónde vendría ese viento?
Pobre Diablo: Del infierno, del infierno.
Satanás: Cállate, estúpido.
Celfa: Ay, ¿quién te habló tan feo?
Bartolo: Estoy temblando de la cabeza a los pies.
Fileno: A lo mejor sólo fue el viento.
Celfa: Eso habrá sido.
Bartolo: Enciende otro cerillo.
(Fileno enciende otro cerillo. Pobre Diablo lo apaga muy divertido. Enciende un tercero y Pobre Diablo lo vuelve a apagar.)
Satanás:
(Furioso. Se acerca a Pobre Diablo y de una oreja lo retira de los pastores. En voz baja.) ¡Metiche! ¡Tonto! ¿Quién te dijo que les apagaras los cerillos? ¡No ves que necesito que vean el letrero?
Pobre Diablo: Yo sólo quería quedar bien contigo.
Satanás: Silencio, silencio, nadie te pidió explicaciones.
Fileno: (Fileno enciende el cuarto cerillo y se acerca a la señal de caminos.)
Por fin veremos
...