La Era de las Comunicaciones Inalámbricas

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“Tecnología

de la Comunicación Inalámbrica versus BuenosModales

”

Ciertamente la tecnología de la comunicación inalámbrica llegó para quedarse y concerteza nos esperan grandes sorpresas en un futuro no muy lejano. Sin embargo, una delas mayores sorpresas que este avance vertiginoso nos ha dado, sobre todo para lasgeneraciones que antecedemos a

la era de las comunicaciones inalámbricas, es ver cómo se están desvirtuando los sistemas de valores éticos y morales en las relaciones interpersonales y en el ámbito de las relaciones sociales, basadas en determinados principios de respeto por los demás.

Me refiero específicamente alcomportamiento de muchas personas que en reuniones de trabajo, aulas de clase, cultosreligiosos, donde tradicionalmente hay un respeto por la persona que se dirige al grupo,parece que los buenos modales salen sobrando.Quienes tenemos acceso a las redes sociales y al uso del internet en general nos hemosenterado sobre lo sucedido recientemente en una aula de una escuela en Japón, dondeuna maestra se encontraba muy empeñada en dar su clase, mientras un alumno queestaba en primera fila muy campantemente estaba atendiendo su llamada por celular,como si estuviese al aire libre en un parque público. Repentinamente la profesora se leacerca, arrebata el celular del muchacho y lo tira al suelo estrepitosamente y lo destruye,ante la mirada atónita de sus compañeros. Esto fue grabado por otro estudiante quienquizás realmente estaba interesado por lo que la profesora estaba diciendo. Este video harecorrido todo el ciberespacio y ha causado mucho revuelo, puesto que pone en discusióndiversos aspectos, tales como: la reacción de la maestra, la legalidad de la acción, losDerechos Humanos del muchachito y bla bla bla. Pocos han puesto en la discusión el temade la muy mala educación de este alumno, quien como muchos alrededor del mundo, noles importan para nada la autoridad de quien está al frente tratando de sacarle de laoscuridad de la ignorancia.Quizás soy muy tradicional, y, para decir verdad, lo soy y me siento orgulloso, pues creoque he sabido sobrevivir y vivir exitosamente a lo largo de una transición de épocas tan

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distintas entre el siglo pasado y el actual, cuando los cambios que vive la humanidad sontan rápidos y profundos que muchos no toman conciencia de los mismos. Una y otra vezme pregunto por qué se han relativizado las normas mínimas de la convivencia, basadas

en el respeto por los demás. La máxima de Benito Juárez, prócer mexicano: “El respeto alderecho ajeno es la paz” parece tener oídos sordos en muchas personas,

y no solamente jóvenes, sino adultos también. Ejemplos de estos hay por miles, pero enfoquemos algunosque nos muestran lo irrespetuoso que es cuando un pastor o sacerdote está predicando suhomilía y un padre de familia, junto a sus hijos y esposa está contestando

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