La "Heducación" en México

La “Heducación” en México

La escuela, ese lugar mágico donde aprendimos las capitales de los países, quien descubrió América y los planetas del sistema solar. Un lugar que amabas porque estaba lleno de tus amigos pero quisiste llegar a quemar por que siendo adolescente el “sistema te oprimía”.

Hablemos de La Mars Aguirre; una adolescente de 16 años que decidió abandonar la preparatoria. “Francamente estoy harta del sistema retrograda en el que hemos estado sumergidos por toda nuestra vida […] Porque gracias al sistema en el que vivimos la sociedad nos ha hecho creer que necesitamos tener cierto grado de estudios para estudiar lo que realmente queremos”^[1]

Probablemente la opinión de un adulto será justificarla diciendo: “pues sí pero, es una adolescente, yo también pensaba lo mismo pero ahora ya no”. Entiendo, es fácil justificarla porque es joven. Pero ¿y si te digo que tiene TODA la razón? Lo que voy a demostrar hoy es que la educación es necesaria pero no la escuela, o por lo menos lo que conocemos como escuela hoy por hoy.

Los adultos defienden a la escuela pero se les olvida la flojera que les daba sentarse en frente del pizarrón aprendiéndose las fechas y tomando dictado. Lo malo no es la escuela, sino, esa metodología que puede no servir para las necesidades actuales. La metodología tradicional ha quedado obsoleta desde el momento en el que se tiene casi toda la información del mundo en el bolsillo del pantalón.

A los adolescentes nos falta mucho por aprender pero quizá la escuela no es el mejor lugar para esto, ya que es sistema actual fue concebido durante LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, hace DOCIENTOS AÑOS, por eso no es extraño que la escuela parezca una fábrica, por que nace de la revolución industrial. Al igual que en una fábrica, suena un timbre, que indica que es hora de trabajar, llega la materia prima (los niños), y los maestros los empiezan a bombardear con información, suena un timbre otra vez, salen a comer, vuelve a sonar otro timbre, y vuelven a trabajar bombardeando a los niños con información, hasta que suena el ultimo timbre y todos se van a casa. El proceso se repite día con día, año con año, y lo que era un niño lleno de vida, imaginación y creatividad termina volviéndose en un autómata que responde a timbres para saber qué hacer.

No todos queremos aprenderlo todo, sino, lo que realmente nos interesa. Y ese es el problema, nunca le preguntamos al niño lo que quiere aprender porque creemos que es idiota. Ese el primer error, deberías dedicarte a lo que quieras. La escuela no es mala, simplemente se hizo a imagen y semejanza de una fábrica, por lo tanto tiende a estandarizar a las personas, pero no todos somos iguales. Entonces, ¿qué herramienta podemos utilizar que personalice los intereses de cada quien? ¡¿Qué tal lo que hemos usado por quince años para personalizar los intereses de cada quien?! El internet.

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