La Lectura

¿Qué modifican las aportaciones de la lectura en tu forma de entender y realizar la actividad docente?

La lectura es, en la actualidad, una habilidad o competencia muy difícil de promover y potenciar en los niños debido a la avasallante y atractiva cantidad de distractores que los rodean, entre ellos los juegos de computadora y la televisión.

La escuela es la encargada de enseñar a leer con el objetivo de emplear la lectura para el aprendizaje. Además es el lugar donde se imparten los conocimientos. Por lo tanto, el niño relaciona la lectura escolar con la obligatoriedad. Es muy difícil que la obligatoriedad lleve a la adquisición del hábito de la lectura.

Al abordar el tema de la lectura, los docentes nos encontramos con una realidad bastante evidente: dificultades en la comprensión del alumnado; falta de hábito lector; la no disposición de un tiempo determinado para la lectura; la carencia de un lugar adecuado; la ausencia de un programa de animación a la lectura; la poca implicación del profesorado.

La Lectura sin embargo llevada como tal le proporciona a los alumnos una serie de características que le servirán no solamente para usar en la escuela si no también para su vida personal, como son:

• Fortalece el proceso de formación de lector y escritor del alumno desde el ámbito familiar. Con la participación de los padres, madres y demás familiares como mediadores de la lectura y escritura.

• Le fomenta el gusto por la lectura, despertando la necesidad de leer desde las edades más tempranas.

• Hace que utilice el alumno la lectura como fuente de disfrute e información a la vez que de enriquecimiento personal.

• Le fomenta en el alumno, a través de la lectura una actitud reflexiva y crítica. De ser lectores pasivos a ser lectores activos.

• Le desarrolla las habilidades lectoras propias de cada etapa para conseguir la suficiente fluidez en cada nivel.

• Le desarrolla en el alumno estrategias para leer con fluidez y entonación adecuadas.

• Le hacen que el alumno comprenda distintos tipos de textos adaptados a su edad, utilizando estrategias de comprensión lectora para obtener información sobre ellos.

• Le hace que estimule su habilidad visual.

• Hace que el alumno amplié su vocabulario y conozca la ortografía correcta.

• Hace que el alumno lea y resuma de forma oral y escrita a lo largo de cada ciclo, por indicación del maestro o por iniciativa propia.

• El habito de usar la biblioteca como medio de búsqueda de información, aprendizaje y fuente de placer.

• Que el alumno se exprese oralmente de forma adecuada, teniendo en cuenta la entonación, pronunciación y uso adecuado del vocabulario, además que le permita comunicar sus experiencias y emociones.

• Incorporar el soporte informático como recurso para favorecer el hábito lector.

• Seguridad en sí mismo al hacer cualquier actividad.

• Que conozcan lugares desconocidos para ellos.

• Que el cerebro se conecte con las demás partes del cuerpo.

• El niño que sabe leer es para el motivación para seguir adelante.

• El deseo de asistir a la escuela.

• La lectura le proporciona éxito en la escuela y en su vida personal.

Sin embargo, es evidente que la escuela ha fallado en esta tarea. Muchos estudiantes saben leer y entender literalmente el texto escrito, pero se les dificulta ir más allá de lo textual para realizar una comprensión y valoración de lo leído, mucho más difícil les resulta, por lo tanto, relacionar lo leído con sus conocimientos previos o con su vida diaria.

Ahora que tanto se habla de calidad de la enseñanza y se perfilan nuevas líneas programáticas, sería bueno que los responsables de fijarlas comprendieran que el arte de leer no es un capítulo más de la educación y menos aún, de la enseñanza, sino la base de ambas. Un alumno que no sabe leer ni escribir tiende al fracaso en la escuela y en su vida personal.

1. ¿Qué aportaciones del texto no responden a las características y necesidades de tu práctica docente?

Los libros de texto son prioritarios para el logro de los fines de un número significativo de instituciones escolares que atienden la enseñanza, porque generalmente son el recurso didáctico en que más se apoya el desarrollo del trabajo de los profesores y estudiantes.

El libro de texto es una de las posibles formas que pueden adoptar los materiales curriculares para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de un documento impreso concebido para que el docente desarrolle su programa: habitualmente, diseña y organiza de manera precisa la práctica didáctica, esto es, la selección, la secuencia y organización temporal de los contenidos, la elección de los textos de apoyo, el diseño de las actividades y de los ejercicios de evaluación.

Mas su forma en que los textos están redactados proporciona al aprendizaje una serie de anomalías que no son propicias para la adquisición del conocimiento por parte de los alumnos, así como no aptas como apoyo del docente en su instrucción. Algunas de estas son las siguientes:

• Textos con letras muy pequeñas. El niño no alcanza a verla y por lo tanto no comprende lo que dice.

• Textos con contenidos muy amplios. El niño no le gusta leer mucho, por lo tanto al solo ver que tan largo es el texto desde ahí empieza su rechazo a leer.

• Textos con lenguaje muy complicados, no adaptado a la edad del niño.

• Textos mal redactados que no llevan una secuencia progresiva para la actividad. El niño se confunde y cree que es el que no entiende.

• Textos que no van acompañado de imágenes.

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