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La Oratoria


Enviado por   •  31 de Agosto de 2013  •  2.823 Palabras (12 Páginas)  •  1.763 Visitas

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LA ORATORIA:

DOMINGO, 17 DE JULIO DE 2011

ODP: Los Elementos Esenciales de la Oratoria

Una de las formas comunicativas del ser humano en la que predomina el uso del lenguaje oral es precisamente la oratoria.

Su sistematización y sublimidad primigenia se cultivó en los ámbitos religiosos: A dios, el que fuera, de acuerdo a las múltiples culturas, había que dirigirse con temor y respeto para alabarle y agradecerle (E), hablarle sobre los problemas humanos de urgencia (R) y pedirle ayuda para afrontarlos (A). Asimismo, todo el mensaje debía ser adornado con bellas expresiones para lograr ser escuchado por el ser supremo, evitar su ira y ser favorecido con su providencia. Más, la oratoria, como todo, ha evolucionado con los sistemas que el ser humano ha ido creando en el tiempo. Actualmente, la oratoria es la disciplina teórica y aplicada que estudia las técnicas y procedimientos para la construcción y pronunciación de discursos emotivos, convincentes, persuasivos y estéticos.

Por un lado, es teórica porque se fundamenta en los aportes de las diversas ciencias en general y, en particular, de las ciencias del lenguaje y de la comunicación. Y por otro lado, es aplicada porque aporta estrategias concretas para comunicarse mejor. Y esto implica analizar y comprender el proceso básico.

El proceso oratorio tiene tres elementos esenciales, es decir, que no podríamos hablar de oratoria si faltará uno de ellos en una situación concreta, por eso son esenciales, le dan unidad e integridad. Estos elementos constituyen la Tríada ODP.

O: El orador es la persona que pronuncia un discurso frente a un público.

D: El discurso oral es el razonamiento que expresa el orador a través de palabras habladas en torno a una situación, tema o problema en un contexto concreto.

P: El público es el conjunto de personas que escuchan al orador.

La oratoria es una herramienta de comunicación y como tal puede ser usada con múltiples propósitos que la pueden enaltecer como envilecer. La oratoria no es responsable en sí de los problemas que generan la mentira y las promesas incumplidas; pero el propósito del acto humano sí, este siempre entrañará una valoración moral.

La oratoria

Por Abel Cortese

La oratoria es el arte de hablar elocuentemente, de persuadir y mover el ánimo mediante la palabra. Timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer. Aquí usamos el término oratoria en su acepción y uso más amplio, no meramente el de hablar ante grandes auditorios, sino estableciéndolo como sinónimo de expresión oral de una persona.

Hay que reconocer que quien dice un discurso asume una gran responsabilidad. Al margen de otros aspectos, conviene tener presente que una perorata de 30 minutos ante 200 personas desperdicia sólo 30 minutos del tiempo del orador; en cambio, arruina 100 horas de sus oyentes –o sea, más de cuatro días–, lo cual debería generar más responsabilidad que la que usualmente se advierte.

Tres clases de discursos

Se considera que hay tres tipos diferentes de discursos, según su finalidad:

1) Discursos destinados a informar.

2) Discursos destinados a la acción.

3) Discursos destinados a entretener.

... y tres clases de oradores

Hay tres clases de oradores: aquellos a quienes se escucha; aquellos a quienes no se puede escuchar; y aquellos a quienes no se puede dejar escuchar.

Las tres partes básicas de un discurso

1) Introducción o Presentación

2) Desarrollo del tema

3) Conclusión (parte en que se "remacha" el objetivo y se lo deja perfectamente fijado).

Dramatizar lo que se comunica

Dramatizar algo es darle acción. Y eso puede hacerse de distintos modos. Se puede dramatizar mediante el uso de un diálogo, imaginario o real (con el público o un interlocutor). También haciendo una cita de alguna figura muy famosa, o efectuando una narración, o dando un ejemplo personal, mostrando un objeto, formulando una pregunta impresionante, o realizando una afirmación sorprendente...

La dramatización, como otros recursos, está dirigida a despertar la curiosidad del público.

Características de la voz

• El tono: suave, duro, dulce, seco, autoritario, etc.

• La altura: grado entre agudo y grave. El primero suele asociarse con un estado de agitación o alteración, el segundo con climas de mesura y afecto.

• El ritmo: la velocidad con la que nos expresamos.

• El volumen: con él demostramos si permanecemos tranquilos y controlados o hemos perdido la serenidad.

• Evitar la monotonía. La inflexión inadecuada al comenzar o terminar una frase.

El modo de hablar

El modo de hablar incluye el tono, la enunciación, la pronunciación, el volumen y la corrección de las palabras que se usan. También influyen el aplomo con el que hablamos, el control que tenemos de nuestros ademanes, y el contacto ocular que mantenemos con los interlocutores o el público.

La preparación

“Todo discurso bien preparado está ya pronunciado en sus nueve décimas partes” (Dale Carnegie)

Si se quiere hablar bien hay que pagar el precio debido. Hay que trabajar, pensar y practicar.

Nadie ha encontrado nunca un sustituto satisfactorio para la inteligencia, ni para la preparación.

“Si tengo que dirigir un discurso de dos horas, empleo diez minutos en su preparación. Si se trata de un discurso de diez minutos, entonces me lleva dos horas...”. Así se expresaba nada menos que Winston Churchill.

Además del qué se dirá, es enorme la importancia del cómo habrá de decirse. Y aquí interviene lo más importante que puede esgrimirse en un diálogo o un discurso: el arte de interesar. En la preparación de una clase o discurso hay que dar mucho más tiempo a buscar medios de suscitar el interés que el que se dio al estudio del tema.

La buena preparación también aumenta la claridad de nuestro pensamiento y de nuestra expresión. Recordemos el viejo aforismo que dice: “Si la fuente nace turbia, no irán claros los arroyos”.

Las pausas

Considere el uso de la pausa como un arma de gran importancia en el arsenal que representa el dominio del ritmo. El espacio entre palabras, frases o pensamientos, no se debe “emborronar” con sonidos tan desagradables como "eee...". Utilizar "eee..." o "mmm...", es humano; pero utilizar la pausa, desnuda de todo sonido, es divino.

El elemento más difícil, de mayor utilidad y menos apreciado en el arte de la oratoria, es el silencio. La pausa correctamente

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