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Las Mil Y Una Noche


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2012  •  1.482 Palabras (6 Páginas)  •  600 Visitas

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¡Si confiáramos a un intérprete que respondiese en nuestro nombre, este intérprete no sabríatraducir todas las quejas de un corazón enamorado!¡Y si sufrimos con paciencia y en silencio la ausencia del amado, pronto nos pondrá el dolor alas puertas de la muerte!¡Oh dolor! ¡Para nosotros sólo hay penas y duelo: las lágrimas resbalan por las mejillas! Y tú, querido ausente, que has huído de las miradas de mis ojos cortando los lazos que teunían a mis entrañas.Di, ¿conservas algún recuerdo de nuestro amor pasado, una huella pequeña que dure a pesar del tiempo?¿O has olvidado, con la ausencia, el amor que agotó mi espíritu y me puso en tal estado deaniquilamiento y postración?¡Si mi sino es vivir desterrada, algún día pediré cuentas de estos sufrimientos a Alah, nuestroSeñor!

Al oír este canto tan triste, la mayor de las doncellas se desgarró las vestiduras, y cayó desmayada.Y la proveedora se levantó y le puso un vestido nuevo, después de haber cuidado de rociarle la cara conagua para que volviese de su desmayo. Entonces, algo repuesta, se sentó la joven en el lecho, y dijo asu hermana: "Te ruego que cantes más para que podamos pagar nuestras deudas. ¡Aunque sólo seauna vez!" Y la proveedora templó de nuevo el laúd y cantó las siguientes estrofas:

¿Hasta cuando durarán esta separación y este abandono tan cruel? ¿No sabes que a mis ojosya no les quedan lágrimas? .¡Me abandonas! ¿Pero no crees que rompes así la antigua amistad? ¡Oh! ¡si tu objeto eradespertar mis celos, lo has logrado!¡Si el maldito Destino siempre ayudase a los hombres amorosos, las pobres mujeres notendrían tiempo para dirigir reconvenciones a los amantes infieles!¿A quién me quejaré para desahogar un poco mis desdichas, las desdichas causadas por tumano, asesino de mi corazón.. .? ¡Ay de mí! ¿Qué recurso le queda al que perdió la garantíade su crédito? ¿Cómo cobrar la deuda?¡Y la tristeza de mi corazón dolorido crece con la locura de mi deseo hacia ti! ¡Te busco!¡Tengo tus promesas! Pero tú, ¿dónde estás?¡Oh hermanos! ¡os lego la obligación de vengarme del infiel! ¡Que sufra padecimientos comolos míos! ¡Que apenas vaya a cerrar los ojos para el sueño, se los abra en seguida el insomniolargamente!¡Por tu amor he sufrido las peores humillaciones! ¡Deseo, pues, que otro en mi lugar goce lasmayores satisfacciones a costa tuya

!

¡Hasta hoy me ha tocado padecer por su amor! ¡Pero a él, que de mí se burla, le tocará sufrir mañana!

Al oír esto cayó desmayada otra vez la más joven de las hermanas, y su cuerpo apareció señaladopor el látigo.Entonces dijeron los tres saalik: "Más nos habría valido no entrar en esta casa, aunque hubiéramospasado la noche sobre un montón de escombros, porque este espectáculo nos apena de tal modo, queacabará por destruirnos la espina dorsal". Entonces el califa, volviéndose hacia ellos, les dijo: "¿Y por qué es eso?" Y contestaron: "Porque nos ha emocionado mucho lo que acaba de ocurrir". Y el califa lespreguntó: "¿De modo, que no sois de casa?" Y contestaron: "Nada de eso. El que parece serlo es ese

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que está a tu lado". Entonces exclamó el mandadero: "¡Por Àlah! Esta noche he entrado en esta casa por primera vez, y mejor habría sido dormir sobre un montón de piedras".Entonces dijeron: "Somos siete hombres, y ellas sólo son tres mujeres. Preguntemos la explicaciónde lo ocurrido, y si no quieren contestarnos de grado, que lo hagan a la fuerza". Y todos se concertaronpara obrar de ese modo, menos el visir, que les dijo: "¿Creéis que vuestro propósito es justo y honrado?Pensad que somos sus huéspedes, nos han impuesto condiciones y debemos cumplirlas. Además, heaquí que se acaba la noche, y pronto irá cada uno a buscar su suerte por el camino de Alah". Despuésguiñó el ojo al califa, y llevándole aparte, le dijo: "Sólo nos queda que permanecer aquí una hora. Teprometo que mañana pondré entre tus manos a estas jóvenes, y entonces les podrás preguntar suhistoria".Pero el califa rehusó y dijo: "No tengo paciencia para aguardar a mañana". Y siguieron hablandotodos, hasta que acabaron por preguntarse: "¿Cuál de nosotros les dirigirá la pregunta?" Y algunosopinaran que eso le correspondía al mandadero.A todo esto, las jóvenes les preguntaron: "¿De qué habláis, buena gente?" Entonces el mandaderose levantó, se puso delante de la mayor de las tres hermanas, y le dijo: "¡Oh soberana mía! En nombrede Alah te pido y te conjuro, de parte de todos los convidados, que nos cuentes la historia

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