Literatura
Enviado por IraniaS • 14 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 470 Palabras (2 Páginas) • 284 Visitas
El joven leñador
Un joven leñador llego a un equipo de trabajo que estaban talando en una montaña, con el objeto de obtener trabajo. Lo consiguió y durante su primer día de trabajo como denuedo y como resultado, talo muchos árboles. El segundo día, trabajo tanto como el primero, sin embargo su producción, fue mejor fue menor que la del primer día. Durante el tercer día, se propuso mejorar su producción, del día anterior.
Golpeo con furia el hacha contra los arboles pero sus resultados fueron peores que los días anteriores. Y así ocurrió a lo largo de toda la semana, su producción decrecía cada día que pasaba. Entonces el capataz, al ver que los resultados del joven leñador día a día empeoraban, le preguntó: ¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha? “El joven leñador respondió: “no he tenido tiempo de hacerlo, he estado demasiado ocupado, cortando arboles”. Como ve el joven leñador en su plan de acción no hizo el uso adecuado de su hacha, la herramienta que tenía a su disposición para ser productivo.
Autor desconocido.
Afilemos el Hacha
El concepto de afilar el hacha es tan importante como el despertar el espíritu empresarial que todos poseemos dentro de nosotros. Quizás la siguiente historia te va ayudar a entender relevancia:
Dos hombres determinan hacer una competencia en la cual deben lograr derribar un árbol en el menor tiempo posible. Ante un grupo de espectadores ambos se lanzan a las obras llenas de energía y convencidas de que el premio pronto estará en sus manos.
Al levantar sus hachas, vuelan las astillas y los asistentes miran con asombro como el corte en ambos árboles se va profundizando con cada hachazo que ellos realizaban. De repente uno de los competidores se detiene. El público queda sorprendido al observar que saca una lima de su bolsillo y comienza afilar su hacha con todo calma.
Al ver esto su oponente se muestra muy feliz y sigue golpeando con mayor fuerza su árbol. Y muy pronto el corte que está haciendo llega a ser tan grande que su victoria parece ser evidente.
Hasta el momento en el cual el hombre que afilo su hacha vuelve al trabajo. Y en un, dos, tres, o sea con solo un parte de golpes acertados su árbol comienza a crujir y, ante la sorpresa de todos los espectadores, se derrumba a los pies del hombre sabio ganando la competencia en ese instante, quien supo lo importante que era contar con una herramienta en óptimas condiciones.
Autor desconocido
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