Lo Mejor Del 23020
Enviado por byKrato • 20 de Abril de 2014 • 2.278 Palabras (10 Páginas) • 142 Visitas
Nombre: Freddy Alejandro Montoya Falcon
Ingeniería de Sistemas
DESARROLLO DEL ESPÍRITU EMPRENDEDOR
CULTIVAR LA CREATIVIDAD APLICADA AL MUNDO DE LOS NEGOCIOS
1. Introducción
La decisión de crear una empresa, independientemente del tamaño o de la actividad que desarrolle, constituye el inicio de un proceso que durará tanto como la propia empresa, pero que se inicia con la existencia de una idea y su posterior transformación en proyecto.
Hay personas que han puesto en marcha ideas de negocio realmente innovadoras y exitosas o ideas que, sin tener un marcado carácter innovador, han sabido dar respuesta a necesidades concretas y también han resultado un éxito.
Para tener una idea no es necesario ser un inventor, ya que la mayoría de las ideas de las que surgen los nuevos negocios no parten directamente de grandes descubrimientos técnicos, sino de la observación de las necesidades que se producen en la sociedad que nos rodea, de observar con atención la vida cotidiana.
No obstante, aunque todos los negocios surgen de una idea, no todas las ideas significan necesariamente negocio. Por tanto, el núcleo de todo negocio es dar con la idea apropiada. Y un negocio puesto en marcha con una idea apropiada tiene muchas posibilidades de sobrevivir y crecer. Sin embargo, la aplicación directa de una idea no tiene por qué derivar en un negocio viable.
Conseguir una buena idea para iniciar un nuevo negocio es posible. Una de las claves fundamentales es
utilizar y desarrollar las aptitudes creativas. Porque todas las personas poseen capacidad creativa y, por tanto, pueden desarrollar esa capacidad.
Uno de los factores más importantes para poder generar ideas, e ideas innovadoras, es desarrollar una mentalidad abierta, que esté siempre a la búsqueda de oportunidades nuevas y que piense de forma creativa sobre las situaciones, las personas y las cosas. La creatividad es un elemento esencial para provocar cambios a nuestro alrededor y conseguir que ocurra algo nuevo y diferente; es descubrir, desvelar lo que está oculto.
Ser una persona creativa consiste en ser capaz de pensar y mirar las cosas desde una perspectiva nueva o diferente.
La realidad es que la persona creativa ve las mismas cosas que el resto de personas y tiene a su disposición la misma información. Pero, con todo ello produce algo distinto porque utiliza otras formas de pensamiento.
El principio básico del pensamiento creativo postula que cualquier valoración de una situación solamente es una de sus muchas posibilidades. Por eso mejorar nuestra capacidad creativa significa aprender a buscar alternativas a las perspectivas habituales de pensamiento que utilizamos.
2. El pensamiento de las personas
Es muy habitual relacionar la creatividad con el arte y pensar que sólo artistas de diferentes disciplinas tienen verdaderamente desarrollada esa facultad.
La realidad es que todas las personas poseen capacidad creativa, aunque no todas sean
capaces de expresarla y plasmarla al exterior. Un artista no posee necesariamente mayor capacidad creadora que las demás personas, pero sí es capaz de manifestarla y transmitirla.
Pero la capacidad de crear está limitada por múltiples condicionantes (determinantes culturales, la costumbre, los procesos de aprendizaje excesivamente esquematizados, las normas y los valores, el lenguaje, etc.), que hacen que se tienda a interpretar el entorno de acuerdo a modelos establecidos, y a hacer lo que siempre se ha hecho o lo que, según esos modelos, está bien y es correcto.
3. Principios del pensamiento
Comprender los principios básicos por los que se rige el proceso de pensamiento es el paso previo para determinar la posición de partida y buscar las formas de desarrollar la capacidad de pensar creativamente.
De manera muy esquemática, las funciones que desarrolla el cerebro humano son:
* Hemisferio o lado izquierdo: da origen a la lógica, el lenguaje, la numeración, el análisis, la información lineal, el pensamiento digital y el pensamiento abstracto.
* Hemisferio o lado derecho: origina el ritmo, la intuición, las imágenes, los colores, las formas y la creatividad en general.
En realidad, todas las personas utilizamos continuamente ambos hemisferios cerebrales, si bien se hace un mayor uso del lado izquierdo debido a lo infravaloradas que en la cultura occidental están las funciones propias del hemisferio derecho.
El pensamiento lógico y racional (lado
izquierdo) permite a las personas ejecutar tareas cotidianas. Si cada vez que una persona tuviera que realizar una tarea habitual comenzara desde el punto inicial, la evolución humana no hubiera sido posible.
Pero la persona tiende también a estancarse en hábitos que le hacen considerar el entorno de una forma determinada y estereotipada, lo que conduce a buscar siempre referencias conocidas y a interpretar la realidad a partir de los mismos esquemas. Como consecuencia se empobrece el abanico de posibilidades de situarse y de intervenir en esa realidad.
La creatividad no es propiedad exclusiva de las personas con un “lado derecho” dominante. Para lograr ideas creativas, lo importante es saber trabajar con los dos hemisferios: con el lado derecho, para conseguir el mayor número de ideas o alternativas posibles, y con el lado izquierdo para seleccionar la más adecuada.
4. Bloqueos a la creatividad
Los bloqueos que limitan la capacidad de pensar creativamente son una realidad. Por eso, para ser una persona creativa es preciso, antes que nada, creer en ello y en uno o una misma, y superar las barreras que coartan la creatividad.
Algunos de estos bloqueos se originan en el entorno social en sus distintos ámbitos porque, habitualmente, el medio social o cultura lleva a pensar de modos estereotipados y normalizados. Por tanto, es importante adquirir el hábito de adoptar una postura crítica, para analizar aquello que nos rodea desde otras perspectivas. Este es un
punto muy importante para poder incidir en el medio a través de ideas que sean posibles negocios.
Además de bloqueos que se originan ya en el ámbito escolar (motivados por sistemas de enseñanza que, por regla general, no fomentan la creatividad y la espontaneidad) existen otros de carácter psicológico, como el temor a no ser una persona creativa, una barrera fundamental que hay que superar.
Pensar que no se es una persona creativa o plantearse que, si existiera otra manera mejor de hacer las cosas ya se hubiera inventado, son reflexiones que forman parte del discurso habitual (hablado en muchas ocasiones, pero también pensado) y que tienen un efecto desastroso a la hora de liberar las facultades creadoras. Los comportamientos pesimistas no dejan lugar
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