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Lombroso, Cesare (1835-1909).


Enviado por   •  9 de Febrero de 2013  •  Informe  •  1.711 Palabras (7 Páginas)  •  482 Visitas

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Lombroso, Cesare (1835-1909).

Criminólogo y antropólogo italiano, nacido en Verona el 6 de noviembre de 1835 y fallecido en 1927, que propuso una teoría de la causalidad criminal según la cual los criminales presentan unas características físicas identificables.

Vida

Descendiente de una familia de judíos españoles, sus padres fueron Aarón Lombroso y Séfora Leví. Comenzó sus estudios de medicina en Pavía y los continuó en Padua y en Viena. Antes de doctorarse se enroló como médico en el ejército piamontés, participando en varias campañas contra Austria. En 1858 obtuvo el grado de doctor en Medicina en la universidad de Pavía con una tesis sobre el cretinismo. Cinco años más tarde comenzó a impartir clínica psiquiátrica en esa institución. En 1870 contrajo matrimonio con Nina Debenedetti, con la que tuvo cinco hijos, y un año después fue nombrado director del manicomio de Pesaro. En 1871 se reintegró a su trabajo docente en Pavía.

En 1880 fundó junto con Ferri y Garófalo el Archivio de Psichiatria, Antropologia criminale e Scienze penali. En 1875 había publicado su famoso libro L'Uomo delinquente. Tras esta obra, la citada revista y el Primer Congreso de Antropología Criminal celebrado en Roma en 1885, la antropología criminal comenzó a extenderse rápidamente por el mundo, con un gran número de trabajos y congresos (París, 1889; Bruselas, 1892; Ginebra, 1896; Amsterdam, 1901; Turín, 1906; Colonia, 1911), que difundieron sus obras y las de otros antropólogos positivistas italianos, como los ya mencionados.

Obtuvo la cátedra de psiquiatría de Turín en 1891 y dos años más tarde ingresó en el Partido Socialista, al que renunció poco tiempo después. Tres años antes de morir recibió un homenaje de sus discípulos, con la publicación del libro L'Opera di Cesare Lombroso nella ciencia e nella sue applicazioni (1906).

Teoría científica

Según la teoría de Lombroso existe una continuidad del delito que va desde las plantas hasta el hombre, pasando por los pueblos salvajes, en muchos de cuyos grupos estos delitos son perfectamente normales y hasta celebrados o reconocidos. De la misma forma sucede en los niños, donde, como en los animales y los salvajes, hay una multitud de actos que serían criminales en los adultos, pero que en ellos son normales. En los niños se forma la conciencia moral sobre todo por la fuerza del ejemplo y la madurez de los órganos; de fallar ambos se produce el estado de infancia moral prolongada de los delincuentes natos y de los locos morales.

Para fundamentar sus opiniones, Lambroso insistió en la presencia de determinados caracteres antropológicos físicos degenerativos o atávicos presentes en los criminales natos (ya evidentes desde la niñez), tales como las orejas en asa, la frente pequeña, mandíbula grande, pómulos salientes, formas craneales anormales, asimetría facial y, en especial, la fosita occipital que encontró Lombroso estudiando un famoso delincuente y que según él le sirvió para detectar al tipo criminal, aunque tuvo que reconocer que tal carácter no se hallaba presente en todos. Estos caracteres anatómicos se acompañaban de otros fisiológicos como la hipoestesia, la analgesia o la sensibilidad meteórica (ambiental), que en su conjunto constituían una desviación del tipo normal, transmisible a los descendientes bajo la forma de tabes hereditaria que conducían gradualmente con fenómenos de involución, a la extinción del individuo y de la especie. Entre las enfermedades que provocaban este retroceso en sus antepasados más remotos, y como la principal causa de la criminalidad, se encontraba la epilepsia -lo cual ya había sido señalado por Galton y otros- sobre todo la originada durante el desarrollo fetal.

Lombroso añadió un buen número de factores en la etiología del delito, como el clima y otros agentes ambientales, la herencia (relacionada con el alcoholismo, las enfermedades mentales, la epilepsia y la prostitución, que a su juicio se evidenciaba en las familias de delincuentes), la edad de los padres, las razas, tribus y poblaciones, y los factores sociales (grado de civilización, condiciones económicas, densidad, emigración, educación). Estos aspectos debieron alertar a Lombroso y a toda la escuela positivista de derecho penal que estos últimos factores eran más importantes, pero eso significaba renunciar a sus teorías sobre la relevancia de la antropología en la criminalidad, y por eso insistió en defender las cuestiones anatómicas y fisiológicas del criminal al propio tiempo que las extrínsecas. Más tarde, algunos de sus colaboradores, como Ferri, con los estudios marxistas, hizo mayor énfasis en los factores sociales.

Fueron precisamente los aspectos sobre el criminal nato en las teorías de Lombroso y sus seguidores los que suscitaron el mayor número de críticas. La idea del criminal nato obligaba a admitir que un individuo por tener determinados rasgos antropológicos físicos y fisiológicos (incluyendo ciertas enfermedades como la epilepsia), era un degenerado moral o un hombre criminal; conferirle mayor importancia a esos rasgos sobre las condiciones sociales en que se desarrollaba el individuo constituía una nueva forma de marginación. A pesar de ello, la escuela lombrosiana continuó su influencia hasta bien entrado el siglo XX, estrechamente vinculada con las teorías degeneracionistas de los médicos franceses Morel y Magnan y con las corrientes eugénicas, que pretendían el logro de una población biológicamente superior mediante la regulación de los matrimonios y el control de la inmigración, de los enfermos

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