Los Tres Hermanos: La Motivacion
Enviado por mariilokiz • 9 de Mayo de 2013 • 656 Palabras (3 Páginas) • 401 Visitas
Los tres hermanos
Había una vez tres hermanos que se dedicaban a vagabundear de una ciudad a otra, vivían de lo que la gente les daba y dormían donde la noche los encontraba. Hacía mucho tiempo que llevaban esta vida insegura y errante, y ya estaban cansados de ella.
Una noche, cuando cenaban alrededor de una hoguera en las afueras de un pueblo, se les acercó un anciano y les pidió permiso para sentarse con ellos y compartir su cena. Accedieron de buen grado, y el hombre les preguntó quiénes eran y a qué se dedicaban. Cuando supo que eran mendigos y que estaban cansados de esa vida, les dijo:
- Precisamente, yo estaba buscando a alguien como ustedes. Tengo un campo aquí cerca. Lo heredé de mi padre, que antes de morir me dijo que guardaba un tesoro. En mi juventud me dediqué a viajar y a divertirme y ahora, aunque quisiera, no podría dedicarme a buscar el tesoro porque soy demasiado viejo y no tengo la fuerza suficiente para cavar el campo. No tengo hijos ni parientes cercanos. Pronto moriré y el tesoro quedará escondido para siempre. Si quieren, ustedes que son jóvenes pueden aprovechar esta oportunidad. Les regalo el campo, con la condición de que empiecen a buscar el tesoro inmediatamente y me den una parte.
Los tres hermanos, locos de alegría, aceptaron sin dudar el regalo del viejo y le prometieron cavar sin descanso. A la mañana siguiente, el anciano los llevó hasta el campo y, deseándoles suerte, se marchó. Era un campo bastante grande. La tierra estaba dura y con todo el aspecto de no haber sido tocada jamás. Las malas hierbas y los cardos cubrían todo. No era una tarea fácil.
Aunque no habían trabajado nunca, los hermanos empezaron a cavar con entusiasmo. Antes de eso, tuvieron que quemar la maleza y arrancar las raíces. Esta tarea les llevó un mes.
Al cabo de otro mes, apenas habían excavado la décima parte del campo. El entusiasmo del hermano mayor comenzó a decaer a medida que pasaba el tiempo. Tenía calambres en las manos y los pies destrozados, y el tesoro ya le estaba pareciendo un sueño inalcanzable. Un día, tiró la pala y les dijo a los otros dos:
- ¡Me voy! No hay tesoro en el mundo que me haga levantar a la madrugada para dedicarme a un trabajo tan duro por una recompensa incierta. Si alguna vez encontráis un tesoro, cosa que dudo, renuncio a él. ¡Adiós!
Y se fue, mientras los otros seguían cavando. Pasaron el verano y el otoño. El campo estaba cavado en sus dos terceras partes y el tesoro todavía no había aparecido. Entonces, el segundo hermano le dijo al más joven:
- Creo que el viejo nos ha engañado. Ya cavamos casi todo el campo y el tesoro no aparece. Ahora llega el invierno. Hará mucho frío y nevará. Voy a irme a un país cálido y a olvidarme de todo este asunto. ¿Vendrás conmigo?
- No, hermano —contestó
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