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Los siete saberes necesarios para la educación del futuro


Enviado por   •  4 de Junio de 2015  •  5.269 Palabras (22 Páginas)  •  148 Visitas

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Los siete saberes necesarios para la educación del futuro

Artículos, Educación, Educación Social, Sociología, Sociología de la Educación por rucrespo

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Hace poco más de un año me leí el libro de Edgar Morin: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Es uno de los mejores libros que he leído sobre educación, claro está, centrada ésta primordialmente en toda su dimensión social. Se trata de un libro pequeño, de 159 páginas, pero ni mucho menos es liviano. Es un libro que invita a una reflexión continua página por página. No por ello se trata de un texto complejo. Aunque Edgar Morin ha indagado mucho en la teoría de la complejidad, el autor nos ofrece un texto corto pero denso que invita a reconsiderar la organización del conocimiento y concebir una manera de reunir lo que hasta ahora ha estado separado, reformulando nuestras políticas y programas educativos. Es un libro recomendado tanto para los profesionales en los diferentes ámbitos de la educación, como para todos los que creemos en la importancia suprema de la educación en nuestras sociedades.

El libro fue publicado por primera vez en 1999, en francés, con el título original Les sept savoirs nécessaires à l’education du futur, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), París. Al final de esta entrada incluyo un enlace del libro en PDF.

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Sinopsis

Si queremos que la Tierra pueda satisfacer las necesidades de los seres humanos que la habitan, la sociedad humana debe transformarse. En esta evolución, la educación, en su sentido más amplio, desempeña un papel preponderante. La educación es la “fuerza del futuro”, pues constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio.

Es necesario reconsiderar la organización del conocimiento, y para ello debemos derribar las barreras tradicionales entre las disciplinas y concebir una manera de reunir lo que hasta ahora ha estado separado. Y al realizar estas reformas hay mantener la mirada fija a largo plazo, hacia el mundo de las generaciones futuras, pues tenemos una enorme responsabilidad en relación a ellas.

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Aprovechando que mi estimable compañera de Sociología en la UNED, Irene Pérez (Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Alcalá de Madrid, especializada en Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible), con motivo del Día Internacional del Libro que se celebró el pasado 23 de abril, publicó siete posts en su blog, eSe de Sostenibilidad, correspondientes a los siete saberes necesarios para la educación del futuro de Edgar Morin, he reunido -con su permiso- todos los textos en esta entrada. Así, esta entrada es un resumen muy útil del texto de Morin donde Irene recoge de forma brillante las ideas principales de los siete saberes. Mi más sincera enhorabuena a Irene por este gran trabajo y mis agradecimientos por haberme permitido agregarlo en Cisolog, de manera que esta entrada pueda servir siempre para refrescar de manera bien resumida los siete saberes de Edgar Morin.

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Los siete saberes necesarios para la educación del futuro

de Edgar Morin

Ideas principales, por Irene Pérez

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1. Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

Ideas clave:

La educación permanece ciega tanto al error como a la ilusión ante el conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus dificultades, etc., y no se preocupa por hacer conocer lo que es conocer.

El conocimiento no es una herramienta “lista para usar” que se pueda emplear sin examinar su naturaleza. Hay que dotar a cada mente con instrumentos para la vida y para la lucidez.

Es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento, sus procesos, modalidades, disposiciones… que permitan arriesgar el error o la ilusión

La primera cuestión que nos señala E. Morin es que la educación debe afrontar sus deficiencias desde el error y la ilusión, que no se reconocen en absoluto, siendo necesario mostrar que no hay conocimiento que no esté amenazado por ambos aspectos: el error y la ilusión.

EDUCAR LA MIRADA

Un conocimiento no es el espejo de las cosas o del mundo exterior y los principales errores de percepción que nos llegan lo hacen a través de la mirada, donde además del error de percepción se añade el error intelectual. De este modo, proyectamos nuestros deseos, miedos, frustraciones… que aportan nuestras emociones y se multiplican los riesgos del error.

Se podría pensar que la eliminación del riesgo de error se produciría rechazando cualquier afectividad, sin embargo, el desarrollo de la inteligencia está totalmente unido al desarrollo de la afectividad. Los paradigmas que controlan la ciencia pueden desarrollar ilusiones y ninguna teoría está inmunizada contra el error.

Además nuestra memoria está sujeta a numerosas fuentes de error. Nuestra mente tiende a seleccionar los recuerdos que nos convienen y a rechazar los desfavorables, por ello, nuestra memoria está sujeta también a errores e ilusiones.

Por ello, la educación tiene que dedicarse a identificar los orígenes de los errores, ilusiones y cegueras en un mundo que se cree perfeccionista y está ofuscado.

ERRORES INTELECTUALES Y ERRORES DE LA RAZÓN

Al igual que nuestra memoria, nuestros sistemas de ideas también nos protegen de los errores e ilusiones que están inscriptos en ellos, siendo la racionalidad la que los corrige, de modo que:

La racionalidad es la mejor barandilla para evitar que nos precipitemos al vacío del error y la ilusión. En este sentido, esta racionalidad debe permanecer abierta a la discusión para evitar que se vuelva a encerrar en la doctrina y se convierta en racionalización.

La racionalidad crítica se ejerce sobre errores e ilusiones.

Así pues, la racionalidad no es una cualidad de la cual dispondrían en monopolio la civilización occidental sino que en todas las sociedades hay racionalidad. Por ello, es necesario reconocer en la educación el principio de la incertidumbre racional que establece que la verdadera racionalidad no es solamente teórica ni crítica sino también autocrítica. En definitiva, como seres humanos, como Humanidad, lo que nos señala este principio es que las personas debemos de ser críticos con las ideas pero también con nosotros mismos como individuos, especie

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