Mamita Yunai
Enviado por mzw8398 • 19 de Abril de 2015 • 352 Palabras (2 Páginas) • 459 Visitas
Mamita Yunai II Parte
CAPITULO I
Herminio era un muchacho fuerte y alegre, pelo negro y bigote, según él era su arma para enamorar. Se veían en Andrómeda, lugar solitario terminal del Ferrocarril de La Estrella, no había poza tan profunda que los lograra dominar por eso tal vez se hicieron tan amigos. En Andrómeda había mucho trabajo pues se estaba haciendo una trocha para llevar el tranvía hasta la selva virgen y pantanosa buena para el cultivo de banano. El tútile Bertolazzi, ingeniero de la Compañía dirigía en diferentes idiomas la obra. Herminio y Sibaja trabajaban con el nica cabo Pancho, con calzas de oro en los dientes, joven, sabia escoger a su gente, el único contratista que trabajaba sin reclamos, con él tenían más y mejor comida, un peso cincuenta más el jornal, trato amable y era él que más dólares ganaba y que más pronto terminaba sus trabajos y mejor, era un contratista excepcional. Los levantaba a las 3:30 de la mañana. La Patrona blanca, bajita de ojos claros, parecía que se dedicaba a otra vida, venía de Segovia abandonando su familia de ricos hacendados por seguir al amor de su vida. Trabaja como una mula, cocinando para 20 peones de su hombre. A las 4 debía estar la burra lista, a las doce, el almuerzo, a las seis, la cena y le quedaba para chinear a la chiquita y hacer las conservas y jaleas que ellos le compraban. Un día la patrona se atraso unos minutos con el almuerzo. Cuando almorzaron se retiraron, oyeron los gritos de la mujer en la casa, le costó trabajo quitarle el machete con el que intentaba darle, después de haberla puesto en el suelo a puntapiés.
Pronto iban llegando todos el viejo Jerez, el gato Andrés, El Cholo, Alfonsito, hermano menor de Jerez, y a quien nadie quería por fachento y majadero, los gemelitos, uno alto y flaco y otro gordito y bajito. La pobre Pastora corría con la burra, había pinto, café, banano sancochados, Cuando salían al trabajo con las herramientas a cuestas, apenas si se veían las luces de los otros campamentos. Casi
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