Manejo Ecologico
Enviado por danielsantrax • 11 de Diciembre de 2014 • 1.941 Palabras (8 Páginas) • 200 Visitas
Se entiende por laboreo cualquier acción mecánica sobre el suelo, realizada para que éste ofrezca las condiciones ideales para el desarrollo de la vida vegetal. En este sentido, deberá considerarse que estas condiciones deben ser óptimas, primero, para la germinación de las semillas y, después, para el desarrollo de la actividad radical.
En los medios naturales, estas acciones son ejercidas por los agentes climáticos (hielo y deshielo, variaciones de temperatura, cambios de humedad) y biológicos (galerías de animales y raíces, movimientos de partículas por animales), pero, aunque en nuestro suelo se dan también estos procesos y debemos potenciarlos, nosotros podemos acelerarlos o modificarlos a nuestra conveniencia, aunque no debemos olvidar la vocación del conjunto suelo-clima, para adaptar a ella el cultivo y las técnicas culturales.
Objetivos del laboreo
Los fines generales del laboreo pueden resumirse en los siguientes puntos:
1. Preparar el suelo para la siembra.
2. Asegurar una buena fertilidad.
3. Incrementar la resistencia del suelo a los agentes ambientales (mejorar la estabilidad estructural).
Para ello, los objetivos concretos que pueden perseguirse con el laboreo son muy numerosos y variados. De ellos destacamos:
• Favorecer o reducir algunas de las condiciones físicas, químicas o biológicas que se describirán más adelante.
• Incorporar en el suelo enmiendas y abonos.
• Controlar las plantas adventicias.
• Reducir el número y actividad de los patógenos.
• Formar regueras y eras de cultivo.
• Aporcar, recalzar o desaporcar determinadas plantas.
• Extraer del suelo raíces y tubérculos.
Estado óptimo del suelo para el laboreo
El laboreo del suelo tiene siempre un efecto de rotura de los poros y disgregación de agregados, pero el grado en que se producen estos efectos está íntimamente relacionado con el contenido en humedad del suelo.
Cuando se labra con poca humedad se obtiene una estructura cavernosa o terronosa, que suele resultar desfavorable, o se produce un desmenuzamiento excesivo de los agregados y la obturación de muchos poros. Por el contrario, las labores hechas con demasiada humedad suelen amasar y cementar las partículas disgregadas al secarse el suelo, obteniendo también condiciones desfavorables.
Se impone, en consecuencia, caracterizar el estado adecuado de humedad del suelo para poder obtener, mediante el laboreo, la estructura grumosa que es más recomendable. Este estado de humedad se conoce como estado de tempero o sazón.
Sin embargo, aunque el estado de tempero sea el más habitual para el laboreo, existen algunos casos concretos en los que se ha de labrar con contenidos de humedad distintos al del estado de tempero. Así, para obtener tierra fina (por ejemplo al preparar el suelo para la siembra de semillas pequeñas) puede ser necesario labrar con el suelo bastante seco. Para obtener prismas de tierra compactos, que puedan sufrir la meteorización invernal sin grandes riesgos de erosión, puede interesar un estado de humedad superior al del tempero.
Efectos del laboreo en el suelo
El laboreo actúa directamente sobre diversas propiedades físicas del suelo, como la aireación, humedad, estructura y temperatura y, como consecuencia de estas acciones, influye indirectamente sobre las propiedades químicas y biológicas.
Acción sobre las propiedades físicas del suelo
Humedad: saneamiento, en los climas húmedos y suelos encharcados, mediante labores de drenaje, o conservación de la humedad, en los climas secos o estaciones áridas, aumentando la velocidad de infiltración del agua y la capacidad de retención y reduciendo la evaporación al romper la capilaridad.
Aireación: el mullimiento, con el correspondiente aumento de la porosidad, facilita la aireación del suelo y favorece la difusión gaseosa entre la atmósfera edáfica y la exterior.
Temperatura: las labores reducen, en principio, las oscilaciones térmicas del suelo. Sin embargo, la destrucción de las plantas adventicias y la incorporación de los residuos de cosecha pueden tener un efecto inverso.
Estructura: las labores realizadas en condiciones adecuadas deben favorecer, en general, la formación de una estructura grumosa, con agregados de tamaños variables (1 a 5 mm).
Suela de labor: la realización de labores repetidas a la misma profundidad, principalmente con aquellos aperos que o bien disgregan mucho el suelo o bien presionan las capas inmediatamente inferiores a la profundidad de trabajo, conduce a la formación de una capa bastante dura e impermeable, difícil de ser atravesada por las raíces y por debajo de la cual suele faltar el aire y la humedad.
Efectos sobre las propiedades químicas del suelo
Movilización de los elementos nutritivos: la disgregación mecánica de los terrones de suelo, la mayor aireación y las condiciones más favorables de humedad aceleran los procesos de meteorización y mineralización, provocando una mayor liberación de los elementos nutritivos contenidos tanto en la fracción mineral como en la orgánica.
Solubilización de los compuestos minerales: una vez disgregados los terrones y movilizados los elementos minerales, su solubilización se ve, asimismo, favorecida por el laboreo, tanto por la más fácil circulación del agua en el suelo como por el mayor desprendimiento de CO2 que se produce en la rizosfera de los suelos bien labrados.
Oxidación de los elementos minerales y orgánicos: el aumento de la porosidad y de la aireación favorece la oxidación de los elementos minerales y orgánicos que, de esta manera, pueden ver favorecida su asimilación por las plantas (NO3-, SO42-) o reducidos su toxicidad (Mn, B, Zn).
Acción sobre las propiedades biológicas del suelo
Sobre los microorganismos del suelo: la acción sobre las propiedades físicas y químicas enumeradas anteriormente, sí se realiza correctamente, puede favorecer la vida del suelo, lo que se traduce en un mayor número de organismos por unidad de suelo e incremento de su actividad.
También las labores permiten luchar eficazmente contra las adventicias y destruir numerosos parásitos, rompiendo los ciclos de los mismos y exponiendo a la acción de la intemperie larvas, huevos y esporas.
Sobre el desarrollo y actividad radical: la fisuración y la aireación del terreno, si están bien realizadas, favorecen el desarrollo de las raíces y su actividad. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la creación excesiva de macroporos puede dificultar la absorción de agua y elementos nutritivos, que la formación de suela de labor impide el crecimiento de las raíces por debajo de ella y que el laboreo
...