Mitos Importantes
Enviado por AvrilSinimeg • 4 de Mayo de 2013 • 7.748 Palabras (31 Páginas) • 459 Visitas
La tejedora
Es una vieja costumbre popular que todas las mujeres recién paridas duerman con una tijera bajo su almohada. Una joven que estaba a punto de dar a luz le pareció extraño ese hecho y fue en busca de explicaciones.
Según le explicaron los más viejos, eso se debía a que en ese pueblo había una bruja que nunca pudo tener un hijo y por eso se robaba a los recién nacidos para educarlos como uno propio, "esa tijera es para evitar que ella se los lleve" dijo uno de los viejos del pueblo. La mujer al no entender cómo funcionaba la tijera. Semanas después dio a luz su hijo, una noche mientras trataba de dormir se dio cuenta que una especie de hijo bajaba del techo, la mujer jalo el hilo
para quitarlo pensando que era algo normal, pero a los pocos segundos de haberlo quitado volvió a salir pero esta vez un poco más largo, la mujer pensó que estaba viendo mal debido al estrés de los días anteriores, pero ese hilo se hacía cada vez mas y mas larga e iba en dirección a su hijo. La mujer recordó las palabras de los viejos y fue en busca de una tijera para cortar el hilo, inesperadamente cuando el hilo fue cortado con las tijeras este no volvió a salir.
Al día siguiente comento lo sucedido a lo que le dijeron que ese hilo que se hacia cada vez más largo era en realidad la bruja que trataba de robarse a su hijo y que al ser cortado con las tijeras era un ritual para evitar que volviese a aparecer en las casas
Este mito me dio gran curiosidad porque demuestra porque ahí que realizar algunas a veces y quien sabe tal vez sean reales.
La dama de negro
En un pequeño pueblo había una muchacha cuyos padres murieron en un accidente y la dejaron a ella con sus hermanos, la muchacha al no tener alguien que la guiara empezó a recorrer los malos caminos de la vida y descuidaba a sus hermanos. Un día, una amiga suya llegó a contarle que habían visto a su madre vestida de negro cerca del pueblo. La muchacha no creyó lo que su amiga le dijo, “mi mama está muerta y enterrada, no hagas bromas como esas” –le contestó-. Sin embargo, su amiga no había sido la única en ver a esa mujer, muchas habitantes del pueblo se encontraron con la dama de negro; sucia, enlodada y con el pelo enmarañado. Le preguntaban quién era o a quién buscaba, pero como la mujer de negro no contestaba todos pensaron que era muda.
Seguían viendo a la mujer deambulando de arriba para abajo y la gente empezó a creer que era un alma en pena. La amiga de la muchacha fue a hablar con ella:
“Es tu mamá, estoy segura” –dijo la amiga-.
“Pero si está muerta” – respondía la muchacha-.
“Es ella, seguro anda penando... ¿has cuidado bien a tus hermanos?” –Inquirió con algo de timidez-. A la muchacha no le agradó la pregunta, y poniéndose nerviosa se fue. Al día siguiente una señora se encontró con la muchacha la cual traía una traía un aspecto deplorable.
“¡A ver si vas dejando a ese hombre casado!” –dijo la señora. “Ve a cuidar a tus hermanos y deja descansar el alma de tu madre”. La muchacha se estremeció, ya que efectivamente era la amante de un señor casado y se pasaba con él toda la noche, de modo que en las mañanas no se encontraba en condiciones de atender a sus hermanos ni de salir a trabajar.
Al ver la que todo el mundo decía que había visto a su madre caminar por el pueblo se decidió a ir a comprobar si era cierto lo que todo el mundo decía. Al llegar, encontró a la mujer de negro, se acercó e inmediatamente la reconoció; era su madre. La mujer se puso a llorar; no le dirigió palabra alguna, pero la muchacha sentía que su madre lo sabía todo, siempre había sido así, adivinaba sus emociones y sus pensamientos. La mujer de negro calmó su llanto y se perdió en el fondo del camino. La muchacha sintió el vacío que dejó su madre y advirtió la súplica que su llanto llevaba.
Con la intención de librarse de la culpa, fue a buscar a su amante y le dijo que no volvería a verlo más, luego fue a su casa y prometió a sus hermanos que nunca los dejaría solos.
Ese fue el último día que la mujer de negro se apareció en ese pequeño pueblo
Esta historia habla de la desobediencia que tuvo la hija hacia sus padres y al ver otra vez a su madre nunca más lo vuelve a hacer.
El Colibrí Maya
Los mayas, más viejos y sabios, cuentan que los dioses crearon todas las cosas de la Tierra. Y a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Pero, cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar los deseos y los pensamientos de un lado a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era una flecha muy chiquita. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la flechita salió volando. Ya no era una flechita, porque estaba viva.
Los dioses, habían hecho un colibrí.
Era tan frágil y tan ligero el colibrí que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover uno solo de sus pétalos. Sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar al pájaro precioso para adornarse con sus plumitas.
Los dioses se enojaron y ordenaron: “si alguien lo atrapa, el colibrí morirá”.
Por eso, nunca nadie ha visto un colibrí en una jaula ni en la mano de un hombre.
Así, el misterioso y delicado pajarillo puedo hacer tranquilo su trabajo: llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres. Si te desean un bien, él te trae el deseo; si te desean un mal, él también te lo trae.
Si un colibrí vuela alrededor de tu cabeza, no lo toques. El tomará tu deseo y lo llevará a los otros; piensa bien y desea cosas buenas para todos. Por algo pasa el colibrí por tu camino; puede ser por bien…o puede ser por mal
Este mito nos describe la utilidad que tienen los colibrís y porque jamás los hemos visto enjaulados.
La manzana de la discordia
Hace muchos, muchísimos años, varios Siglos, para ser más precisos, la Nereida Tetis decidió casarse con Peleo, uno de los mortales más nobles. Todos los dioses asistieron a boda. Todos menos Eris, la diosa de la discordia que no fue invitada. También concurrió Paris, un pastor troyano.
Eris, herida por no haber recibido invitación, mandó al banquete una reluciente manzana y un sobre en el que indicaba que la misma era “Para la doncella más bella de la fiesta”.
Como era de suponer, todas las diosas se disputaban la manzana. Hera, Atenea y Afrodita, eran las candidatas más firmes. Para evitar
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