Modelo Pedagógico. Capitulo Primero

CAPÍTULO PRIMERO

LA FAMILIA, LA SOCIEDAD, EL ESTADO Y LOS MEDIOS DE

COMUNICACIÓN

El hombre nace en el seno de la familia y la sociedad lo absorbe. El Estado se encarga de regirlo y los medios de comunicación social le trazan gran parte de los prototipos que intervienen en su comportamiento.

Sin embargo, cada una de estas instancias marca una incidencia en el individuo y juega un papel preponderante en su crecimiento, en su formación, en la educación y en todos los campos que conforman su entorno social.

Sobre la familia recae, quizá, la mayor responsabilidad, porque allí gravitan los primeros agentes influyentes, antes de que el niño aprenda a explorar los contextos de la sociedad. El hogar es el trampolín donde se adquieren un conjunto de habilidades y virtudes que sirven como soporte, antes de sumergirse en el complejo universo de la sociedad. Ese es el espacio y la oportunidad que tiene el hombre durante el tránsito hacia la sociedad, para consolidar una conducta fuerte, rica, solidaria, humanista y con principios, con el fin de que no se corrompa, como advierte Rousseau, sino que se complemente, se perfeccione y se alimente con los roles que deben aflorar, toda vez que individuos de diferente género y familia se agrupan para sumar sus probidades, renovando el tejido social.

Sociedad y familia, familia y sociedad, se complementan, están inmersas y tienen en común al individuo. Una definición de sociedad coherente escogida para esta investigación ha sido trabajada con acierto por Fichter: “Conjunto de individuos que comparten fines, conductas y cultura, interactuando entre sí”. Esa es la sociedad, con un protagonismo muy puntual frente al individuo.

La sociedad existe para el individuo, y las personas también desempeñan en ella ciertas actividades con vistas al bien común. De este recíproco influjo surge la satisfacción de las necesidades sociales de las personas, según Rafael Santacruz en su investigación sobre este complejo tema .

Esta definición facilita algunas reflexiones sobre el aporte del entorno humano en la planificación de una pedagogía que haga converger a la familia, el Estado, los medios y a la misma sociedad en el propósito de facilitar la formación del niño, el joven y el adolescente. Es pertinente evaluar la frase “satisfacción de las necesidades mutuas de las personas”, que es, en esencia, lo que una sociedad debe garantizar a los individuos. En el siglo de la posmodernidad, de la tecnología y la globalización, la fuerza de la sociedad se debe imponer con sus valores y fortalezas para enfrentar los riesgos que surgen de sectores confusos enquistados en la misma sociedad. El niño y el adolescente, además del acompañamiento que le debe hacer su familia, tiene que contar para su formación, con la preservación de sus derechos y otras necesidades, con los grupos que existan o que se constituyan con este fin, pero es importante que la sociedad tome parte decisiva en las pedagogías y en todas las alternativas de educación existentes.

El Estado y la familia se deben complementar para garantizar los derechos de los niños. El Estado tiene la obligación de velar por los derechos fundamentales del niño, no solamente preservarlos, sino promoverlos, respetarlos y hacerlos respetar. Adicionalmente, le corresponde al Estado ratificar que los niños tengan acceso a la educación, a la salud, al buen trato, a una alimentación digna y a todos los otros derechos contemplados en la Carta de los Derechos Universales.

Los medios de comunicación social ostentan deberes precisos y muy importantes en lo que tiene que ver con la formación, educación, recreación y vigilancia de los derechos de los niños. Se puede afirmar que los medios cumplen el papel de jueces en lo relacionado con los derechos y obligaciones que la sociedad tiene con el niño, el joven y el adolescente.

Pero al niño no solamente hay que protegerlo. Los medios de comunicación tienen otros protagonismos en la formación, en la educación y en el diseño de alternativas para garantizar el futuro de un país. En Colombia, cuando no son víctimas, los niños y las niñas se acercan a la categoría de seres invisibles para los medios de comunicación. Y este hecho es el que se convierte en un reclamo y en un reto para medios y periodistas .

Le corresponde a los medios de comunicación no solamente emitir noticias sobre niños, niñas y jóvenes cuando son víctimas o están involucrados en un delito. A toda hora las programadoras en radio, televisión y prensa escrita, dado el alto nivel de riesgo en que se encuentra este sector de la población, deben pensar y actuar en su educación, crecimiento, recreación y, sobre todo, en la generación de ambientes sanos y en el diseño de estrategias que abran rutas seguras que garanticen el evolución armónica de las distintas generaciones.

Ésta es en esencia, la alianza que deben pactar la familia, la sociedad, el Estado y los medios de comunicación en favor de la niñez, la adolescencia y la juventud, si se quiere desde ya fortalecer y garantizar el horizonte del país.

Medios de comunicación, alternativas del niño para descubrir su universo

Tocar y sentir son dos rutas sensitivas de alta precisión, pero algunos investigadores advierten que las cargas emotivas, alcanzadas a través de los impactos auditivos y visuales, penetran el cuerpo humano con mayor exactitud. Históricamente se cree que los ejes primarios que utiliza el niño para descubrir han sido el tacto y la sensación de tocar, porque lo otros sentidos todavía no logran en esta etapa el desarrollo requerido como medios de interpretación.

Ésta es apenas una mención científica que da pie para explicar por qué los ojos y los oídos son tan importantes para ir perfeccionando habilidades en los primeros meses de existencia. Significa que las niñas y los niños, en el siglo de la tecnología, desarrollan con más prontitud estos sentidos porque desde el mismo instante de la gestación encuentran razones externas para anticipar su desarrollo.

Los medios electrónicos de comunicación han logrado penetrar con tanta fuerza al ser humano que ya no le dejan espacio ni siquiera para nacer. El primer contacto del recién nacido en el siglo de la globalización, fácilmente puede ser con una imagen de televisión o un sonido radial, porque ni la televisión, ni la radio, están distantes del hombre en cualquier circunstancia. Más aún, los japoneses lograron probar que los fetos de cuatro semanas ya tienen actividad cerebral y responden a estímulos externos; además, la ciencia médica ha reconocido que los fetos también

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