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NOTA SOBRE LOS ROSTROS DE LA PLEBE ROMANA


Enviado por   •  28 de Abril de 2015  •  6.011 Palabras (25 Páginas)  •  237 Visitas

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VELEIA, 2425 953962, 20072008 ISSN 0213  2095

NOTA SOBRE LOS ROSTROS DE LA

PLEBE ROMANA1

Resumen: Frente a la hostilidad de la mayoría de los autores antiguos y la indiferencia de

muchos historiadores modernos, el estudio de la plebe romana durante la República exige

hoy un planteamiento innovador. Junto a los aspectos políticos y sociales más tratados, distintos

autores antiguos (poetas, biógrafos, anticuarios), nuevos acercamientos a la ciudad de

Roma (con la taberna como elemento central de la sociabilidad plebeya) y diferentes temas

(el ocio, la oralidad, la cultura y religiosidad populares) contribuyen a un conocimiento más

completo de una realidad compleja y heterogénea.

Palabras clave: República romana, plebe romana, historia social, cultura popular, taberna.

Abstract: Against the hostility of most of the ancient authors and the lack of interest of

many modern historians, the study of the Roman plebs in Republican Rome demands today

a renewed approach. Besides well-known political and social aspects, diff erent sources (poets,

biographers, antiquarians), new perspectives about the city of Rome (with taberna as central

element in the plebeian social life) and new subjects (spare time, orality, popular culture and

religion) will help us gain new and deeper insight in this complex phenomenon.

Key words: Roman Republic, Roman plebs, social history, popular culture, taberna

. E    

El estudio de los confl ictos sociales es uno de los campos más interesantes de la investigación

histórica. Como es lógico, son aquellos acontecimientos especialmente destacados y en particular

las revoluciones, como culminación de procesos de enfrentamientos sociales (véanse la Revolución

Francesa, la Revolución Rusa o la Revolución romana), los que han despertado un mayor interés en

la comunidad historiográfi ca.

Sin embargo, este campo es también uno de los que presenta mayores difi cultades, ya no sólo por

problemas metodológicos habituales, como la mayor o menor disponibilidad de información, sino

por los prejuicios presentes en la historiografía tradicional respecto al estudio de los grupos sociales

distintos a las elites.

Una mayoría importante de los autores que, a lo largo de la historia, han abordado esos episodios

y problemas parte de una actitud de profunda desconfi anza y recelo, cuando no de abierto rechazo

y condena tajante, hacia los grupos populares. La línea se puede trazar desde Marco Tulio Cicerón

hasta Sir Ronald Syme, con muy ilustres nombres entre ambos.

1 Mi primer contacto con Ignacio Barandiarán tuvo

lugar en la Universidad de Zaragoza, a mediados de los

años setenta, cuando él era Agregado de Historia Antigua

y mi compañera Laura Sancho y yo, estudiantes, intentábamos

dar nuestros primeros pasos en la especialidad de

Historia Antigua. Considero un privilegio poder participar,

al cabo de más de treinta años, en un volumen de

homenaje a su persona y su carrera académica.

Este trabajo se integra en el proyecto de investigación

HUM 2004-02449 (D.G.U.I., M.E.C).

954 ANTONIO DUPLÁ ANSUATEGUI

VELEIA, 2425, 20072008

Si tomamos, por ejemplo, la Revolución Francesa, toda una corriente de interpretación, comenzando

por Edmund Burke2, califi ca a las masas revolucionarias, a los sans-culottes, de chusma, multitud

descontrolada, populacho, «canaille». Por su parte, los historiadores favorables a la Revolución,

a partir de Michelet, hablan de un pueblo en abstracto, al que parecen atribuir una personalidad

propia, pero sin concretar demasiado sus perfi les. Precisamente es a partir de lo insatisfactorio de esos

planteamientos, que el historiador George Rudé se planteó saber algo más concreto sobre esas masas

revolucionarias y, a partir de mediados del siglo pasado, comenzó una línea de investigación que pretendía

iluminar el rostro de esas multitudes, hasta entonces básicamente anónimas. Rudé, nos dice él

mismo, se plantea responder de forma lo más concreta posible a cuestiones como «¿quiénes tomaron

la Bastilla, asaltaron las Tullerías, expulsaron a los dirigentes girondinos de la Convención Nacional

o permanecieron en silencio mientras conducían a Robespierre al cadalso?»3.

Rudé cuestiona la idea, muy extendida entre los historiadores académicos hasta mediados del

siglo , de que las masas no tienen aspiraciones dignas que les sean propias y que son naturalmente

venales. Esas ideas llevaban a analizar cualquier movimiento popular en clave de manipulación desde

arriba, maniobra de los líderes externos, conspiración o, simplemente, como producto de la propia

irracionalidad y violencia innata de las masas4.

Para ello se plantea un análisis más preciso de quiénes habían participado en las jornadas de la

Revolución (Francesa). Ciertamente, cuenta para ello con una información que los historiadores de

la Antigüedad no pueden sino envidiar. Por ejemplo, descubrió en los Archivos Nacionales de París

una lista que proporcionaba los nombres, direcciones, edades, ocupaciones y unidades de milicia

de todos y cada uno de los 600 civiles que se sabía habían participado activamente en el asalto a la

Bastilla en julio de 1789.

En cualquier caso, independientemente de este estudio concreto, fundamental para nuestro conocimiento

de la Revolución Francesa, es obligado destacar la importancia de este punto de infl

exión desde el punto de vista de la historia social y del desarrollo de una historia «desde abajo»5.

Rudé, miembro en su día del Grupo de Historiadores del Partido Comunista Británico, forma con

colegas como Eric Hobsbawm, Christopher Hill, Edward P. @ ompson, Victor Kiernan y otros, lo

que se conoce como «los historiadores marxistas británicos», que constituye uno de los componentes

fundamentales de la renovación historiográfi ca, en clave de historia social, durante la segunda mitad

del siglo pasado.

No es casualidad que, en aquellos fecundos años sesenta y setenta, encontremos una eclosión de

estudios de historia social, en particular de historiografía marxista, también en la relativa al mundo

antiguo. Por otro lado, es entonces cuando aparece una magnífi ca síntesis sobre los confl ictos sociales

en la República romana,

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