Personas Con Necesidades Especiales
zambranquiro26 de Febrero de 2015
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Personas con Necesidades Especiales
Al conceptualizar la integración social como un proceso que se inicia a edades tempranas y que continúa a lo largo de la vida, el individuo con necesidades especiales como centro de dicho proceso, es concebido como una persona, un ente único, en permanente desarrollo, único en sus características y necesidades.
Las personas con necesidades especiales son aquellas cuyas características físicas, intelectuales y sensoriales requieren, de planes y programas complementarios o sustitutivos, transitorios y/o y permanentes para favorecer su integración.
Estas personas como cualquier ser humano, son capaces de autodesarrollarse, de interactuar, en todas las instancias que configuran la vida: familia, escuela y comunidad.
Estas potencialidades que tiene toda persona, son susceptibles de evolucionar, cuando es respetado como tal, cuando se le brinda la oportunidad de desarrollar sus capacidades, y de interactuar armónicamente en el medio donde se desenvuelve respetando su diferencia. Este hecho diferencial en los individuos proporciona un fundamento "El derecho a ser diferente, a ser reconocido, respetando las peculiaridades de su propia identidad".
La persona con necesidades especiales al igual que otras , tiene el derecho de pertenecer a una familia, equilibrada y estimulante, donde el afecto, el reconocimiento, valoración de las capacidades y el respecto a su individualidad contribuyan al desarrollo armónico de la personalidad; como individuo y miembro de un colectivo tiene derecho a la educación en igualdad de condiciones como los demás ciudadanos. Es preciso señalar que esta igualdad no significa en ningún caso reclamar la uniformidad, sino que supone educar en el respeto por las diferencias individuales de cada persona.
En este sentido, se atienden las necesidades educativas especiales de estos educandos a través de adaptaciones curriculares en cuanto a estrategias, metodologías, equipos, etc. y personal de apoyo especializado.
De esta forma la persona con necesidades especiales tiene derecho a recibir una educación en todo el continuo de su vida de acuerdo a las características propias del desarrollo.
El niño en la edad preescolar establece vínculos interpersonales, se relaciona con los otros, particularmente con la madre y con los pares, adquiriendo conciencia de su propia persona y aprendiendo a verse como parte de un grupo con el cual interactúa. Así mismo, tiene conciencia de sus propias necesidades, existe un deseo de saber explorar, descubrir sobre todo si se les presentan los objetos adecuadamente, por lo tanto necesitan estímulos significantes para mantener un equilibrio frente a la necesidad sentida. El niño necesita un punto de referencia, el mundo perceptivo.
Ahora bien, en el caso de niños que presentan necesidades especiales de orden sensorial, físicas e intelectuales, las experiencias de estos primeros años requieren de un medio ambiente, con mayor diversidad y riqueza con estímulos visuales, sonoros, táctiles, olfativos, gustativos necesarios para el desarrollo cognoscitivo, socioemocional, motor y del lenguaje.
Se destaca aquí la importancia del núcleo familiar, por cuanto esta es la base desde la cual el niño comienza el desarrollo de su vida psíquica y social; la comprensión, la aceptación y el amor son factores decisivos para la formación de su personalidad y posterior desarrollo como individuo. Ante esta responsabilidad cabe a la familia la tarea de proporcionar al niño todos los medios necesarios para que incremente en mayor grado posible todas su capacidades y posibilidades.
En esta edad, una buena valoración de si mismo por parte de los demás y los refuerzos sociales gratificantes, contribuyen a elevar el nivel de autoestima.
Por lo tanto es imprescindible en los primeros 5 años, y sobre todo en esta población tener en cuenta que esta requerirá siempre de refuerzos afectivos y sociales de reconocimiento y valoración objetiva de sus propias capacidades, éxitos y fracasos, para consolidar su personalidad.
En la edad escolar el niño, esta tratando de afirmarse como persona y esta lucha constante entre sus experiencias, emociones, inseguridad e impulsos le produce cambios de carácter y humor. A esta actuación hay que agregar el ingreso a la escuela; nuevos compañeros, experiencias diferentes que habrá de asimilar en medio de una creciente exigencia intelectual, asumiendo nuevos roles, y una mayor disciplina. Así mismo, comienza a integrarse en pequeños grupos compartiendo elementos entre ellos, y a menudo se juegan posiciones individuales y de supremacía y ninguno quiere perder. Esta etapa va pasando y el niño se ira adaptando, comprendiendo, sociabilizandose e integrándose paulatinamente hasta completar este periodo tan decisivo de su vida.
Ahora bien, cuando los niños presentan necesidades especiales sensoriales, dificultades de aprendizaje, impedimentos físicos, retardo mental, autismo y talento estos pueden interferir en su adaptación escolar y social. Por ello es sumamente importante comprender la tarea fundamental que deben asumir la familia y los maestros. Los padres más allá de la natural e instintiva preocupación e interés, deben proveerse de los conocimientos esenciales para poder acompañar a su hijo a través de sus experiencias con amor e inteligencia y una clara conciencia de la importancia que tiene, el crear un clima de aceptación, motivación y creencia en las posibilidades y capacidades del niño.
El docente debe establecer una comunicación, intercambiando con el niño afecto, confianza, y amistad, y ubicado en que cada educando posee características propias y distintas necesidades y es por ese motivo que su actuación debe estar en función de esa diversidad. Esto lleva al desarrollo de estrategias, adaptadas a las necesidades del niño, así como también de actividades que complementen el proceso y lo enriquezcan con las vivencias y experiencias necesarias, logrando que la actividad escolar y el proceso de enseñanza aprendizaje se cumplan en forma total, en armonía en un clima de interacción con los demás compañeros.
En la etapa de la adolescencia, la búsqueda de identidad alcanza su punto crítico esto por cuanto se presentan muchos cambios significativos en el desarrollo físico, mental y social. El mundo se va percibiendo de manera diferente a como se había visto antes, de allí que la persona pueda cuestionar las cosas y buscar la comprensión para satisfacer sus necesidades. Se percibe además la necesidad de ajustarse a nuevos roles sociales, particularmente con los pares de la misma edad.
La familia es un cambio más, al cual la persona tiene que hacer frente, se percibe la necesidad de abandonar la protección y seguridad que siempre ha tenido. La búsqueda de identidad y de independencia conduce a la necesidad de intercambiar ideas, experiencias, e interacción con los compañeros del mismo sexo y del opuesto, y a desarrollar destrezas e intereses.
Hacia el final de la adolescencia; puede lograrse un sentido de identidad, un estado emocional placentero y de bienestar psicosocial, y a comprometerse con el sistema de valores. Por otra parte desarrolla confianza en las interacciones sociales, se identifican cualidades, intereses personales y vocacionales.
La trascendencia de ésta etapa es significativa, es en sí una fase de transición de la niñez a la adultez. y en los que va a tener influencia las experiencias educativas y sociales, vividas en los años anteriores, en cuyo caso es necesario brindarle un ambiente donde se sientan seguros, atraídos en los vínculos con los demás, donde sea respetado como persona.
En esta etapa es esencial la aceptación por parte de los compañeros y amigos de la comunidad; de allí la necesidad de establecer actividades que le permitan la interacción con los demás, y sobre todo de actuaciones, que le permitan impulsar su identidad, y capacidad en los roles que les toca desempeñar. Papel fundamental juega la familia como elemento básico, para su autorealización como persona, y para elevar su autoestima.
El desarrollo de la imagen de si mismo, el concepto que de su persona obtenga cobra una importancia fundamental en esta etapa.
La auto-aceptación, por parte de los jóvenes con necesidades especiales, de sus propias posibilidades y limitaciones es paso previo e ineludible para que se produzca un desarrollo positivo tanto funcional como social.
La adultez se concibe como la capacidad de participar en un trabajo productivo, y de asumir responsabilidades inherentes a la vida social, para actuar con independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad, es decir, la persona cumple un rol productivo que la capacita para bastarse a sí mismo y actuar independientemente en sus múltiples manifestaciones de vida.
Así mismo en esta etapa, muestra interés por adquirir y renovar sus conocimientos como fuente de desarrollo permanente y de proyección hacia el futuro para atender las demandas de los cambios que son necesarios para su desenvolvimiento.
Estas variables que caracterizan la adultez permiten a las personas vivir y participar responsablemente en la vida familiar, ser un activo promotor del cambio social, capaz de integrarse en su realidad con fines de transformarla, capaz de autogestionar su propio aprendizaje y ser consciente de su rol cívico, político, etc.
El tener una necesidad especial puede conducir a que las personas permanezcan al margen de la vida social, esto debido, muchas veces a la
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