¿Por Que No Vivimos?
Enviado por luisaganza2 • 5 de Febrero de 2015 • 513 Palabras (3 Páginas) • 147 Visitas
En el mundo actual, aumenta día a día la distanciaentre
los más ricos y los más pobres. Es decir, los hombres
son cada vez más desiguales ante la enfermedad, la
pobreza y la muerte, y sin duda también ante la soledad,
pues los pobres más pobres se ven tentados a buscar la
salvación en la huida, el desarraigo, el vuelo a menudo
solitario hacia las luces candentes y mortíferas del mundo
desarrollado. Sin embargo, es evidente que no podemos
afirmar que todos los más o menos ricos son felices
y que todos los más o menos pobres son infelices, pues
existe cierto componente personal en la aptitud para la
felicidad o la infelicidad que elude tal determinismo. Ahora
bien, cuando la miseria es demasiado grande, la cuestión
de la felicidad puede parecer un lujo. Esta circunstancia
no le resta legitimidad, muy al contrario, pero la sitúa
en su verdadero lugar, que es el de un privilegio o una
esperanza.
Prestemos atención por un instante a la imagen de la
felicidad que propone o tiende a imponer la sociedad a
los individuos que tienen la fortuna de vivir en la parte
más desarrollada del mundo, en la llamada «sociedad de
consumo». Dicha expresión contiene dos implicaciones.
Sugiere que el ideal social es el consumo de todos y para
todos, pero también que todo debe ser consumido, y por
tanto, previamente producido, y no sólo los alimentos y
todos los bienes de subsistencia inmediata, sino también
la información, el ocio, la cultura, el saber, conceptos que
en virtud de tal circunstancia se elevan a la categoría de
«productos de consumo».
Estos productos que uno puede o debe consumir no
son sin más la expresión de una definición mínima y ne-
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gativa de la felicidad (no tener hambre, no estar enfermo),
aunque es indudable que en las partes más desarrolladas
del mundo ha mejorado la atención sanitaria, ha
aumentado la longevidad y se ha reforzado la protección
social; el desarrollo se acompaña también de representaciones
más normativas del individuo y de lo que debería
permitirle alcanzar la plenitud.
El individuo es libre de consumir 10 que quiera, pero
una parte de su elección se limita a la gama de productos
aparentemente diversos que se le ofrecen -aparentemente
diversos porque a menudo su diversidad se reduce
a las imágenes de marca respectivas-, y por otra parte no
tiene la libertad de no consumir, pues la publicidad, las
diversas formas de crédito, la fragilidad y la renovación
rápida de los productos en sí le obligan a ejercer su libertad
de elección. Por otro lado, muchos de los productos
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