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Naturalmente, el estudio de la didáctica debe referirse dentro del campo de las ciencias de la educación y para comprender la compleja problemática atendida por esta disciplina, debemos tener en cuenta la existencia de una inexorable interrelación entre la teoría y la práctica. Este aspecto lo hemos podido ver muy bien en clase, ya que desde el primero momento estaba previsto leer todos los capítulos del libro, pero conforme se ha ido llevando la programación a la práctica, el profesor se ha dado cuenta de cual era la verdadera realidad y ha dado por hecho que no daba tiempo de leer todo el libro, por lo tanto ha reducido el contenido propuesto en un primer momento.

Como futuros docentes, tenemos que saber que la sociedad ha cambiado, está cambiando y seguirá cambiando, por lo tanto también lo hace la forma en la que un maestro/a debe enfrentarse a un aula, aunque por desgracia muchos de ellos aun no lo saben. Como es de saber, el papel del maestro/a ha cambiado mucho a lo largo de la historia, y no cabe la menor duda que seguirá cambiando. Por todo esto surge la necesidad de crear una nueva didáctica, la cual nos ayude a enfrentarnos a esos cambios. Pero no podemos olvidar que para la creación de esa nueva didáctica es necesario tener una mínima idea sobre el futuro educativo que nos espera a los formadores del siglo XXI.

Nadie duda de la importancia de la formación continua en cualquier ámbito profesional. Reciclarse y mantenerse actualizado es fundamental y especialmente en el mundo educativo, cuyos profesionales, además de estar al día en cuanto a conocimientos, debemos hacer frente a situaciones que demandan atención, concentración etc. La vocación y la formación continua son dos requisitos imprescindibles para ser un buen maestro. Sin embargo, muchos de los maestros no ejercen por vocación, sino por otras necesidades, como las económicas. Así pues, debido a la falta de buenos docentes, preparados y con vocación, las instituciones educativas escogen a otros candidatos, y eso desemboca en fracaso y desilusión. No es el caso de este profesor ni de esta asignatura, pero hoy más que nunca, nosotros/as estudiantes de magisterio somos cómplices de esta realidad. Es curioso que siendo la educación el motor de la sociedad, no se exija una actividad profesional en la docencia.

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