RELATO PEDAGÓGICO

…cada maestro tiene, por fuerza, que ser un misionero que prepare a los futuros ciudadanos. Su fecunda labor no debe circunscribirse a las aulas, tiene que ser, también, un consejero de las familias y de la comunidad, tiene que ser el freno de las autoridades arbitrarias, el apoyo de los débiles y el mensajero auténtico de la patria. La familia y la escuela son los pilares sobre los que se levanta el fuerte edificio de la nación y, en la medida que el maestro cumpla con su misión, en esa misma medida México será un país próspero y justiciero.1

Esta reflexión me permitió comprender la enorme responsabilidad que recae en el maestro, quien debe poner su mejor esfuerzo en preparar y formar a sus alumnos, los futuros ciudadanos de nuestro país. Toda Institución Educativa que actualmente busque lograr un desempeño competitivo en la formación de sus alumnos, deberá también promover y apoyar la formación integral, pertinente y de calidad de sus maestros, porque somos nosotros en gran medida, los encargados de que este objetivo cumpla su propósito.

Los verdaderos agentes de cambio somos los docentes y de aquí la necesidad y relevancia de formarnos apropiadamente, mantenernos actualizados y buscando siempre nuestra superación profesional permanente. Ante esta situación, siempre he tenido la convicción de que el docente debe estar actualizado; y es por ello, que he tratado de hacerlo de manera constante a través de los cursos de actualización de formación continua.

Las matemáticas han sido mi asignatura favorita, y por eso mismo siempre he elegido cursos que tienen que ver con los números. Sin embargo, en esta ocasión, ¡Oh sorpresa! No se ofertan cursos de matemáticas para los maestros de Telesecundaria. Revisando el catálogo, me llama la atención el curso “Proyectos de lengua: una alternativa para la enseñanza del español en la educación básica”, cuatro productos a entregar, ¡magnífico, no estará muy cargado de actividades! Sin embargo en el transcurso del mismo, me dí cuenta, que aunque son cuatro los productos a entregar, son varias las actividades a realizarse. Ni modo, lo hecho, hecho esta. Haciendo memoria, creo que es la primera vez que tomo un curso de español.

Sábado siete de marzo, da inicio el curso de actualización. En un primer momento, el coordinador nos cita en la supervisión escolar. Llegamos uno a uno los maestros; con la novedad de que otro grupo de compañeros ocuparían el espacio para impartir el diplomado de convivencia. El coordinador se observa preocupado. El maestro Nicolás Cabañas, compañero de la zona, muy conocido y apreciado por su responsabilidad y cordialidad, ofrece su casa para que ahí se nos imparta el curso; además no se encuentra tan lejos de donde nos encontrábamos.

Una vez en el lugar, los caseros acondicionaron mesas y sillas para dar comienzo con nuestras actividades. Cuando hay disposición y compromiso, las cosas se dan de la mejor manera. El director de la escuela donde laboro, fue el responsable de impartir el curso; quién en todo momento brindó confianza, se condujo propiciando la interacción, en un ambiente de respeto y colaboración. Nueve maestros conformamos el grupo; la gran mayoría, compañeros de mi zona escolar. Cada uno de ellos enriqueció el curso con sus aportaciones y experiencias pedagógicas personales. ¡Que agasajo cuando se trabaja en grupos así!, compañeros dinámicos, creativos y responsables.

Con el transcurrir de las sesiones, me percato que las actividades que se proponen, son muy enriquecedoras; pues de alguna manera, me han ayudado a desarrollar mis competencias comunicativas (leer, escribir, hablar y escuchar); además, este espacio sabatino, me ha brindado la oportunidad de apropiarme de algunas estrategias interesantes que han enriquecido mi quehacer docente, y en la medida de haberlas aplicado con mis alumnos, he podido comprobar su efectividad, sobre todo al trabajar con proyectos didácticos relacionados con las prácticas sociales del lenguaje.

Sentí un poco de incertidumbre y preocupación cuando escuché decir al coordinador que debíamos realizar y aplicar un proyecto didáctico con nuestros alumnos. Pero ¿Qué era un proyecto didáctico? ¿Cuál era su estructura? ¿Quién y cómo se eligen? ¿Quién y cómo se evalúan? Eran preguntas que me venían a la mente y que de alguna manera me causaban ciertas dudas para su aplicación. Para dar respuesta a estas interrogantes, tuve que leer algunos textos de la antología que nos proporcionaron en el curso, así como información adicional en internet. Aunque en la clase de español he tenido la oportunidad de trabajar por proyectos, jamás había hecho el intento por elaborar uno de manera personal, siempre trabajaba tomando como referente las secuencias didácticas de los libros de español, pero sin considerar las propuestas, gustos o intereses de los alumnos.

Elaborar el primer proyecto, fue un proceso que se me dificultó un poco; sobre todo porque no tenía clara la estructura que éste debía de tener; sin embargo, inicié tomando como punto de partida, un ejemplo de proyecto que se propone en la antología.

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