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Reyna Del Sur


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2012  •  9.958 Palabras (40 Páginas)  •  455 Visitas

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A (Cartagena, 1951)

fue reportero de guerra durante veintiún años.

Sus novelas El húsar (1986), El maestro de

esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El

club Dumas (1993), La sombra del águila

(1993), Territorio Comanche (1994), Un asunto

de honor (1995),La piel del tambor (1995), La

carta esférica (2000), La Reina del Sur (2002),

Cabo Trafalgar (2004) y El pintor de batallas

(2006) están presentes en los estantes de éxitos

de las librerías y confirman una espectacular

carrera literaria más allá de nuestras fronteras,

donde ha recibido importantes galardones literarios. Su obra ha sido traducida a treinta

idiomas.

El éxito de sus novelas sobre las aventuras

del capitán Alatriste, cuya publicación comenzó

en 1996, constituye un acontecimiento literario

sin precedentes en España. Hasta ahora se han

publicado seis títulos: El capitán Alatriste

(1996), Limpieza de sangre (1997), El sol de

Breda (1998), El oro del rey (2000), El caballero

del jubón amarillo (2003) y Corsarios de Levante (2006). También han sido llevadas al

cine con el título Alatriste, película dirigida por

Agustín Díaz Yanes y protagonizada por Viggo

Mortensen.

Arturo Pérez-Reverte es miembro de la Real

Academia Española.

www.capitanalatriste.com

ReinaSur.qxd 19/7/07 14:26 Página 4ARTURO PÉREZ-REVERTE

La Reina del Sur

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Título: La Reina del Sur

© 2002, Arturo Pérez-Reverte

© Santillana Ediciones Generales, S.L.

© De esta edición: septiembre 2007, Punto de Lectura, S.L.

Torrelaguna, 60. 28043 Madrid (España) www.puntodelectura.com

ISBN: 978-84-663-2060-3

Depósito legal: B-35.585-2007

Impreso en España – Printed in Spain

Diseño de portada: Manuel Estrada

Fotografía de portada: Agustín Víctor Casasola

© 68981. SINAFO – Fototeca Nacional de México

Fotografía del autor: © Carmelo Rubio

Diseño de colección: Punto de Lectura

Impreso por Litografía Rosés, S.A.

Todos los derechos reservados. Esta publicación

no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,

ni registrada en o transmitida por, un sistema de

recuperación de información, en ninguna forma

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electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia,

o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito

de la editorial.

ReinaSur.qxd 19/7/07 14:26 Página 6A Élmer Mendoza, Julio Bernal y César Batman

Güemes. Por la amistad. Por el corrido.

ReinaSur.qxd 19/7/07 14:26 Página 7ReinaSur.qxd 19/7/07 14:26 Página 8Sonó el teléfono y supo que la iban a matar. Lo supo

con tanta certeza que se quedó inmóvil, la cuchilla en alto, el

cabello pegado a la cara entre el vapor del agua caliente que

goteaba en los azulejos. Bip-bip. Se quedó muy quieta, conteniendo el aliento como si la inmovilidad o el silencio pudieran cambiar el curso de lo que ya había ocurrido. Bip-bip.

Estaba en la bañera, depilándose la pierna derecha, el agua

jabonosa por la cintura, y su piel desnuda se erizó igual que si

acabara de reventar el grifo del agua fría. Bip-bip. En el esté-

reo del dormitorio, los Tigres del Norte cantaban historias

de Camelia la Tejana. La traición y el contrabando, decían,

son cosas incompartidas. Siempre temió que tales canciones

fueran presagios, y de pronto eran realidad oscura y amenaza. El Güero se había burlado de eso; pero aquel sonido le

daba la razón a ella y se la quitaba al Güero. Le quitaba la razón y varias cosas más. Bip-bip. Soltó la rasuradora, salió despacio de la bañera, y fue dejando rastros de agua hasta el dormitorio. El teléfono estaba sobre la colcha, pequeño, negro y

siniestro. Lo miró sin tocarlo. Bip-bip. Aterrada. Bip-bip. Su

zumbido iba mezclándose con las palabras de la canción, como si formase parte de ella. Porque los contrabandistas, seguían diciendo los Tigres, ésos no perdonan nada. El Güero

había usado las mismas palabras, riendo como solía hacerlo,

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ReinaSur.qxd 19/7/07 14:26 Página 9mientras le acariciaba la nuca y le tiraba el teléfono encima

de la falda. Si alguna vez suena, es que me habré muerto. Entonces, corre. Cuanto puedas, prietita. Corre y no pares, porque ya no estaré allí para ayudarte. Y si llegas viva a donde

sea, échate un tequila en mi memoria. Por los buenos ratos,

mi chula. Por los buenos ratos. Así de irresponsable y valiente era el Güero Dávila. El virtuoso de la Cessna. El rey de la

pista corta, lo llamaban los amigos y también don Epifanio

Vargas: capaz de levantar avionetas en trescientos metros,

con sus pacas de perico y de borrego sin garrapatas, y volar a

ras del agua en noches negras, frontera arriba y frontera abajo, eludiendo los radares de la Federal y a los buitres de la

DEA. Capaz también de vivir en el filo de la navaja, jugando

sus propias cartas a espaldas de los jefes. Y capaz de perder.

El agua que le caía del cuerpo formaba un charco a sus

pies. Seguía sonando el teléfono, y supo que no era necesario

responder a la llamada y confirmar que al Güero se le había

acabado la suerte. Aquello bastaba para seguir sus instrucciones y salir corriendo; pero no es fácil aceptar que un simple

bip-bip cambie de golpe el rumbo de una vida. Así que al fin

agarró el teléfono y oprimió el botón, escuchando.

—«Quebraron al Güero, Teresa.»

No reconoció la voz. El Güero tenía amigos y algunos

eran fieles, obligados por el código de los tiempos en que pasaban mota y paquetes de la fina en llantas de coches por El

Paso, camino de la Unión Americana. Podía ser cualquiera

de ellos: tal vez el Neto Rosas, o Ramiro Vázquez. No reconoció al que llamaba ni pinche falta que le hacía, porque el

mensaje estaba claro. Quebraron al Güero, repitió la voz. Lo

bajaron, y también a su primo. Ahora le toca a la familia del

primo, y a ti. Así que corre cuanto puedas. Corre y no pares

de correr. Luego se cortó la comunicación, y ella miró sus

pies húmedos sobre el suelo y se dio cuenta de que temblaba

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ReinaSur.qxd 19/7/07 14:26 Página 10de frío y de miedo, y pensó que, quien fuera el comunicante,

había

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