SOBRE FUNES EL MEMORIOSO
Enviado por Lorenaangarita • 6 de Junio de 2019 • Documentos de Investigación • 982 Palabras (4 Páginas) • 224 Visitas
SOBRE FUNES EL MEMORIOSO
El hombre inteligente, como también el artista, es capaz de tratar sólo un número determinado de temas. Cada inteligencia tiene su repertorio. Sin embargo, cada cual propone con las ideas propias y elaboradas muchas otras que, en verdad, sólo repite; como un tonto dotado de excelente memoria.
Nicolás Gómez Dávila
"La buena memoria es a veces un obstáculo al buen pensamiento"
Friedrich Nietzche
Las limitaciones, como frutos de la ‘imperfección’, caracterizan al ser humano. Hay dos estimaciones frente a éstas: la primera es considerarlas beneficiosas, puesto que podrían ahorrarle a los hombres los ‘suplicios’ ocasionados por un incorrecto control del poder ilimitado; la segunda aproximación, quizá más escueta, es evaluarlas precisamente como obstáculos que deberían ser, naturalmente, vencidos. ¿Qué pasaría si un hombre pudiera trascender sus limitaciones intelectuales (o al menos de una parte de ellas)? ¿Representaría para éste una condena? ¿O sería, en cambio, la puerta a una fausta evolución?
En la ‘larga metáfora del insomnio’, como Jorge Luis Borges refiere a su relato corto titulado “Funes el memorioso”, este último personifica un hombre cuyas facultades memorísticas son infalibles, a diferencia de la mayoría de personas. El testimonio, según manifiesta el narrador (un literato argentino que podría ser identificado como el mismo Borges), hace parte de una recopilación de escritos sobre Funes.
“Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano…”
Funes, un joven uruguayo de apenas 19 años, cuya memoria siempre había dado muestras sutiles de una destreza especial (sabía siempre la hora exacta, recordaba con facilidad nombres propios…), sufre un accidente que lo deja parapléjico. No obstante, como efecto secundario empieza a padecer hipermnesia, lo que le permite rememorar con suma minuciosidad cada fragmento de su pasado.
“Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. El hecho apenas le interesó. Razonó (sintió) que la inmovilidad era un precio mínimo”.
Desde un inicio, las implicaciones de lo que convendremos en llamar la ‘capacidad’ de Funes son enfáticamente mostradas como trágicas o infortunadas por el narrador, lo cual es ejemplificado en el pasaje anterior, cuando califica la situación como ‘intolerable’. También, se recrimina a Funes por su ‘soberbia’ al considerar benéfico el accidente.
Dos veces lo vi atrás de la reja, que burdamente recalcaba su condición de eterno prisionero: una, inmóvil, con los ojos cerrados; otra, inmóvil también, absorto en la contemplación de un oloroso gajo de santonina.
Asimismo, el relator hace una aclaración que se prolongará durante toda la narración: Funes no ‘razona’ propiamente, sólo siente, percibe, recuerda. El literato señala que recordarlo todo de una manera tan escrupulosamente precisa hace que no pueda pensar realmente, idea rebatible, en la opinión de la suscrita.
“Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había detalles, casi inmediatos”
En este punto, resulta prudente separar los dos posibles sentidos de la crítica del narrador a la inteligencia de Funes. El primero, y quizá el más evidente, es que Funes es incapaz de pensar: esto es, sucintamente, no concibe ideas, sólo las almacena (“mi memoria es un vaciadero de basuras”). El segundo, valoración más aterrizada, es reprochar que la capacidad de Funes es desperdiciada en empresas fútiles e infructuosas.
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