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Se Inicia Con La Hazaña!


Enviado por   •  1 de Marzo de 2014  •  4.513 Palabras (19 Páginas)  •  278 Visitas

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Se inicia con las hazañas de Sigfrido (Siegfried), héroe que conquistó el tesoro de los Nibelungos, y que al bañarse en la sangre de un dragón al que había matado consiguió la invulnerabilidad de todo su cuerpo, menos en una parte de la espalda en que una hoja caída de un árbol había impedido que la sangre le tocara la piel.

Llega Sigfrido a Worms, corte de los burgundios, y pide al rey Gunter la mano de su hermana, la hermosa Krimilda (Kriemhild). Gunter accede a condición de que Sigfrido lo ayude a conquistar a Brunilda (Brunhild), reina de Islandia, que sometia a sus pretendientes a rudas pruebas de fuerza física. Llegados a Islandia, Sigfrido reviste una túnica que lo hace invisible, merced a lo cual puede ayudar a Gunter en la prueba, que lleva a cabo victoriosamente, con lo que conquista la mano de Brunilda

En Worms se celebran simultáneamente las bodas de Sigfrido con Krimilda y de Gunter con Brunilda. Tiempo después, debido a una indiscreción de Krimilda, Brunilda se entera de que Gunter la superó en las pruebas y la conquistó gracias a la ayuda de Sigfrido invisible, y decide vengar el engaño. Encuentra un valedor en el fiero guerrero burgundio Hagen, el mal, con engaños y falsos pretextos, logra que Krimilda le detalle y precise cuál es el único lugar vulnerable del cuerpo de su marido Sigfrido. Hagen y Sigfrido salen de caza, y en el momento en que éste ha dejado la lanza en manos de aquél, a fin de inclinarse para beber en una fuente, el traidor atraviesa con su propia lanza el cuerpo del héroe por el único punto vulnerable, y éste muere después de confiar a Gunter el cuidado de Krimilda.

Krimilda, deseosa de venganza, acepta la proposición de matrimonio que recibe de Atila, y se traslada a la corte de los hunos, donde vive doce años. Transcurridos éstos, llegan a la corte de Átila, para celebrar unos festejos, el rey Gunter, Hagen y un gran séquito de burgundios. Krimilda encuentra entonces la ocasión para realizar sus planes, y consigue que los hunos, tras un banquete, ataquen a los burgundios, lo que produce una sangrienta refriega en que mueren infinidad de guerreros de ambos bandos, y ella, finalmente, decapita a su propio hermano Gunter y al feroz Hagen, que se había negado a revelar dónde había escondido el tesoro de los Nibelungos después de la muerte de Sigfrido. En la pelea con los burgundios y en el apresamiento de Gunter y Hagen Krimilda es ayudada por el rey godo Teodorico, que vivía desterrado en la corte de Átila.

El cantar de Roldán

[Poema épico: Texto completo] Anónimo francés (c. 1100) |

IEl rey Carlos, nuestro emperador, el Grande, siete años enteros permaneció en España: hasta el mar conquistó la altiva tierra. Ni un solo castillo le resiste ya, ni queda por forzar muralla, ni ciudad, salvo Zaragoza, que está en una montaña. La tiene el rey Marsil, que a Dios no quiere. Sirve a Mahoma y le reza a Apolo. No podrá remediarlo: lo alcanzará el infortunio. II El rey Marsil se encuentra en Zaragoza. Se ha ido hacia un vergel, bajo la sombra. En una terraza de mármoles azules se reclina; son más de veinte mil en torno a él. Llama a sus condes y a sus duques: -Oíd, señores, qué azote nos abruma. El emperador Carlos, de Francia, la dulce, a nuestro país viene, a confundirnos. No tengo ejército que pueda darle batalla; para vencer a su gente, no es de talla la mía. Aconsejadme, pues, hombres juiciosos, ¡guardadme de la muerte y la deshonra! No hay infiel que conteste una palabra, salvo Blancandrín, del castillo de Vallehondo. III Entre los infieles, Blancandrín es juicioso: por su valor, buen caballero; por su nobleza, buen consejero de su señor. Le dice al rey: -¡Nada temáis! Enviad a Carlos, orgulloso y altivo, palabras de servicio fiel y de gran amistad. Le daréis osos, y leones y perros, setecientos camellos y mil azores mudados, cuatrocientas mulas, cargadas de oro y plata y cincuenta carros, con los que podrá formar un cortejo: con largueza pagará así a sus mercenarios. Mandadle decir que combatió bastante en esta tierra; que a Aquisgrán, en Francia, debería volverse, que allí lo seguiréis, en la fiesta de San Miguel, que recibiréis la ley de los cristianos; que os convertiréis en su vasallo, para honra y para bien. ¿Quiere rehenes?, pues bien, mandémosle diez o veinte, para darle confianza. Enviemos a los hijos de nuestras esposas: así perezca, yo le entregaré el mío. Más vale que caigan sus cabezas y no perdamos nosotros libertad y señorío, hasta vernos reducidos a mendigar. IV Prosigue Blancandrín: -Por esta diestra mía, y por la barba que flota al viento sobre mi pecho, al momento veréis deshacerse el ejército del adversario. Los francos regresarán a Francia: es su país. Cuando cada uno de ellos se encuentre nuevamente en su más caro feudo, y Carlos en Aquisgrán, su capilla, tendrá, para San Miguel, una gran corte. Llegará la fiesta, vencerá el plazo: el rey no tendrá de nosotros palabra ni noticia. Es orgulloso, y cruel su corazón: mandará cortar las cabezas de nuestros rehenes. ¡Más vale que así mueran ellos antes de perder nosotros la bella y clara España, y padecer los quebrantos de la desdicha! Los infieles dicen: -Quizá tenga razón. V El rey Marsil ha escuchado a sus consejeros. Llama a Clarín de Balaguer, Estamarín y su par Eudropín, y a Priamón y Guarlan el Barbudo, y a Machiner y su tío Maheu, y a Jouner y a Malbián de Ultramar, y a Blancandrín, para hablar en su nombre. Entre los más felones, toma a diez aparte y les dice: -Señores barones, iréis hacia Carlos. Está ante la ciudad de Cordres, a la que ha puesto sitio. Llevaréis en las manos ramas de olivo, en señal de paz y humildad. Si gracias a vuestra habilidad, podéis llegar a un acuerdo con él, os daré oro y plata a profusión, tierras y feudos a la medida de vuestros deseos. -¡Nos colmáis con ello! -dicen los infieles. VI El rey Marsil ha escuchado a sus consejeros. Dice a sus hombres: -Señores, partiréis. Llevaréis en las manos ramas de olivo, y le diréis al rey Carlomagno que por su Dios tenga clemencia; que no verá pasar este primer mes sin que yo esté junto a él con mil de mis fieles; que recibiré la ley cristiana y me convertiré en su deudor con todo amor y toda fe. ¿Quiere rehenes? Pues, en verdad, los tendrá. -Con ello obtendréis un buen acuerdo -dice Blancandrín. VII Marsil manda traer diez mulas blancas, que le había enviado el rey de Adalia. Son de oro sus frenos; las sillas tienen incrustaciones de plata. Los mensajeros montan; llevan en las manos ramas de olivo. Van hacia Carlos, que en Francia tiene su feudo. No podrá remediarlo Carlos: lo engañarán. VIII El emperador se muestra alegre; está de buen humor, pues ya conquistó Cordres. Ha destruido sus murallas y ha abatido las torres con sus catapultas. Sus caballeros han hallado gran botín: oro, plata y preciosas armaduras.

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