Starbucks
Enviado por Alex_Gutierrez • 1 de Noviembre de 2014 • 7.885 Palabras (32 Páginas) • 247 Visitas
505-S04
REV. 3 FEBRUARY 2 0 0 4
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El caso de LACC número 505-S04 es la versión en español del caso HBS número 9-504-016. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para su
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YOUNGME MOON
JOHN QUELCH
Starbucks: Brindando servicio al cliente
A mediados de 2002, Christine Day, vicepresidente senior de administración de Starbucks en Estados
Unidos, estaba sentada, tomando su segunda taza de «toffee nut latte», en la sala de juntas del séptimo
piso de la sede central de Starbucks en Seattle. Esta bebida casera –un café expreso mantecoso,
condimentado con caramelo y decorado de crema chantilly y una lluvia de caramelo– se había
convertido para Day en una indulgencia habitual en las tardes, desde su reciente lanzamiento.
Mientras esperaba la llegada de sus colegas, Day reflexionó sobre el reciente desempeño de la
compañía. Mientras otros comercios todavía tambaleaban debido a la recesión que siguió al 11 de
septiembre, Starbucks gozaba por undécimo año consecutivo de al menos un 5% de crecimiento en
ventas en comparación con otros locales. Esto había impulsado a su fundador y presidente, Howard
Schultz, a declarar: «Pienso que hemos demostrado ser un producto a prueba de recesión»1.
Sin embargo, Day no se sentía tan confiada, en parte porque el estudio de mercado más reciente de
Starbucks había revelado algunos descubrimientos inesperados. «Siempre nos hemos sentido muy
orgullosos de nuestro servicio al por menor, dijo Day, pero según la información no estamos siempre
colmando las expectativas de nuestros consumidores en el área de satisfacción al cliente.»
Como resultado de estas preocupaciones, Day y sus asociados habían elaborado un plan para invertir
anualmente 40 millones de dólares adicionales en los 4.500 locales de la compañía, lo cual permitiría que
cada local añadiera el equivalente de veinte horas de trabajo a la semana. «La idea es mejorar la
velocidad del servicio y, por consiguiente, aumentar la satisfacción del cliente», dijo Day.
En dos días, Day debía hacer una recomendación final para Schultz y para Orin Smith, el director
general de Starbucks, acerca de si la compañía debía implementar el plan. «La inversión es equivalente
a casi siete centavos del EPS (ganancia por acción)», dijo Day. Preparando su reunión con Schultz y
Smith, Day le había pedido a uno de sus colaboradores que la ayudara a pensar detenidamente en las
implicaciones del plan. Day advirtió:, «La verdadera pregunta es, ¿creemos en lo que nuestros clientes
nos comentan sobre que es la “excelencia”' en el servicio al cliente? ¿Y si lo implementáramos, cuál sería
el impacto en nuestras ventas y rentabilidad?».
1 Batsell, Jake, «Una gran década para Starbucks», Seattle Times, 26 de junio de 2002.
505-S04 Starbucks: Brindando Servicio al Cliente
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Antecedentes de la compañía
La historia de cómo Howard Schultz logró transformar un artículo de consumo masivo en un
creciente fenómeno cultural ya se ha convertido en una leyenda. En 1971, tres fanáticos del café, Gerald
Baldwin, Gordon Bowker y Ziev Siegl, abrieron una pequeña cafetería en el Pike Place Market de
Seattle. La tienda se especializaba en vender granos enteros de café arábico para un nicho de mercado
de puristas del café.
En 1982, Schultz se unió al equipo de marketing de Starbucks; poco tiempo después, viajó a Italia, de
donde regresó fascinado por la cultura del café en Milán, y particularmente del papel que jugaban las
cafeterías de barrio en la vida social diaria de los italianos. A su regreso, un inspirado Schultz convenció
a la compañía de establecer un bar de café expreso en una esquina de su única tienda del centro de la
ciudad de Seattle. Como aclaró Schultz, este bar se convirtió en el prototipo de su visión a largo plazo:
«La idea fue crear una cadena de cafeterías que se convertirían en el “tercer lugar” de América.
En aquel entonces, la mayoría de los americanos tenían dos lugares en sus vidas –la casa y el
trabajo. Pero yo creía que las personas necesitaban otro lugar, un espacio donde pudieran ir para
relajarse y disfrutar con otros, o simplemente para estar a solas. Visualicé un lugar que estuviera
separado de la casa y del trabajo, un lugar que significara cosas diferentes para personas
diferentes.»
Algunos años más tarde, Schultz obtuvo su oportunidad cuando los fundadores de Starbucks
aceptaron venderle la compañía. Tan pronto como Schultz asumió el control, comenzó a abrir locales
nuevos. Los locales vendían café en grano y café «premium» en taza, preparados para gente bien
educada, con clientes de cuello blanco (con sesgo femenino) de entre 25 y 44 años. Para 1992, la
compañía contaba con 140 locales similares en el noroeste y Chicago y competía exitosamente contra
otras cadenas de cafeterías de pequeña escala como el Gloria Jean’s Coffee Bean y Barnie’s Coffee & Tea.
Ese mismo año, Schultz decidió cotizar en la bolsa de valores. Según recordaba, muchas personas de
Wall Street dudaban de la idea: «Decían: ¿usted quiere decir que va a vender café en un vaso de cartón
por un dólar, con nombres italianos que nadie en América sabe pronunciar? ¿En un momento cuando
nadie en América está bebiendo café? ¿Cuando usted puede obtener un café en la cafetería local o la
tienda de ”donuts” por 50 centavos? ¿Me está usted hablando en serio?2»
Ignorando a los escépticos, Schultz siguió adelante con la idea de la oferta pública, reuniendo 25
millones de dólares en el proceso. Los ingresos permitieron a Starbucks abrir más locales a lo largo y
ancho del país.
Para mediados de 2002, Schultz había sin duda posicionado a Starbucks como la marca dominante de
café de especialidad en Norteamérica. Las ventas se habían
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