Todo Lo Que Nos Define

A veces no caemos en cuenta que dejamos de lado nuestro punto de vista crítico y analítico, cuando realmente es necesario, y observamos las cosas desde un lado superficial. Normalmente esto nos sucede cuando observamos los reality shows. Estos formatos televisivos, caracterizados por simular la vida diaria cuando dicen estar representándola, generan un efecto de “realidad” y “tangibilidad” en los televidentes. Según la tesis planteada por Leonardo Ordoñez en la cual dice que “hay que ser implacables en la crítica de la estupidez que parasita los medios y los convierte en herramientas al servicio de la trivialidad y el simulacro” (Ordoñez, 2005, P. 14), es decir, sin tener un sentido crítico sobre los reality shows solo se está observando una “falsa realidad” y se contribuye al campo del entretenimiento.

Es por esta misma razón que se genera la necesidad de establecer un código con lo que se interpreta dado que es indispensable tanto para comprender lo que se analiza como para construir una posición frente a ésta, para Estanislao Zuleta el código es lo que un “texto produce por las relaciones que establece entre sus signos; genera, por decirlo así, un lenguaje interior en relación de afinidad, contradicción y diferencia con otros lenguajes” (Zuleta, 1985, P.5), este código solo es generado entre un texto y su lector pero considero que la definición planteada por Zuleta puede expandirse a la hora de interpretar o “leer” en cualquier espacio en nuestra vida cotidiana, es decir, no solo estamos estableciendo un código cuando leemos, este también se establece cuando observamos un programa televisivo, escuchamos una canción, vemos un película, etc. Es el código que individualmente se produce entre una persona y lo interpretado lo que nos permite entender con claridad y análisis lo que se desea transmitir al público, este debe salirse de la tradición, es decir, no debe seguir los estándares ya establecidos, se deben eliminar e ignorar los elementos ajenos y centrar nuestro análisis únicamente en lo que vamos a observar, leer, escuchar, etc.

Es importante resaltar que no se trata sólo de establecer un código en todo lo que interpretamos, también es necesario dar nuestro punto de vista y generar una posición frente a esto, pero para llegar a esto, como retoma Zuleta basándose en Nietzsche hay que pasar por “tres espíritus” (Zuleta, 1985, P.2), cada uno necesario para interpretar un texto. El primero, el camello es un espíritu el cual tiene grandes ideales, la capacidad de admiración e idealización y busca hacer una comunidad con cualquier cosa pero no debemos estancarnos aquí lo cual nos lleva al león, el segundo espíritu, es el espíritu de rebeldía, critica y oposición que es representado por un león y finalmente debemos tener un espíritu de niño dado que es el que tiene la capacidad de creación y es la representación clara de la inocencia y el olvido.

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