Un sueño efímero

                Un sueño efímero

El amor, lazo emocional, equilibrio armónico e incluso razón de vida, son algunas de las posibles significaciones que se le da a este sentimiento común entre los seres humanos. Con frecuencia al hablar del amor se hace referencia a un sentimiento positivo y maravilloso que beneficia a quien lo posee, sin embargo no todo en él es alegría, al igual que todo, tiene un lado “oscuro” que lo complementa y lo hace real. Para tratar la parte faltante a este concepto, el presente ensayo abordará temas como el desamor y la decepción, tomando como referencia los poemas “El amor no es otra cosa, señores” y “Boleros mexican style” del poeta mexicano Eduardo Lizalde.  

        El primer poema a analizar es “El amor no es otra cosa, señores”, el cual en primera instancia, supone una bofetada a la idealización del amor, en tres estrofas con verso libre, el sujeto lírico hace una crítica a la supuesta perfección de este sentimiento llegando a decir que “…el amor es todo lo contario del amor, /tiene senos de rana, / alas de puerco” (Lizalde, 1970: 51). El amor suponía un estado benéfico, de satisfacción y seguridad, pero al momento de tocar la “realidad” toma un nuevo significado donde ya no es hermoso sino horroroso, tiñéndose de elementos desagradables que parecían imposibles de encontrar en una perfección.

        En la última estrofa de este poema es visible el uso de la anáfora al hacer uso constante de la palabra mídese, que a su vez sirve como punto de partida para la diferenciación del amor y el odio. Donde el primero representa un sentimiento más fuerte y obvio, éste “domina y absorbe la totalidad de la persona” (Gurméndez, 1981: 177), se mide por impulso interior, una emoción embriagante de locura.  Además de lo ya mencionado, Lizalde da al amor una perspectiva esperanzadora, donde el amor es sueño, es lo que el hombre espera, lo más preciado para quien está solo, para quien muere lentamente en sí mismo, es aquel regalo que todos recibimos por un tiempo limitado, un sueño que vivimos y  vemos desaparecer.

        Por otro lado, “Boleros mexican style” habla sobre un tema más íntimo y reflexivo, que va más allá de las pasiones amorosas a las que se enfrenta el hombre. Haciendo uso del lenguaje conversacional, la voz lírica facilita la lectura y comprensión del poema debido a la fluidez coloquial con la que se maneja el contenido, además este refleja una escena visual en la mente del receptor. Haciendo uso de estos elementos el sujeto lírico se dirige al poeta Jaime Sabines, para plantear toda una historia de reflexión donde muestra al hombre en su estado más frágil.

 El sujeto del poema sufre por la pérdida de un amor imposible, su utopía amorosa, lejano a la relación fallida se puede encontrar con un hombre que ha descubierto uno de los secretos de la vida,  todo aquello que amas puede destruirte. Lo importante de cuando se sufre es hacerlo bien, armarse de valor para realizar una catarsis de los sentimientos, sacar aquello que destroza por dentro, enfermar física y emocionalmente por un tiempo, sentir el dolor sin llegar a perderse en el sufrimiento. El “estilo mexicano” que presenta el contenido es una imagen de la clásica superación del desamor, una superación que parece “ridícula” para algunos pero que desde esta perspectiva plantea un tratamiento para el alma, donde por primera vez podemos sacar a la luz quiénes somos y lo que en realidad sentimos. En ocasiones la pérdida de un amor puede parecer el fin del mundo, el fin de la esperanza y el fin de uno mismo, pero esto no es más que una pequeña parte de la vida donde para sanarse “[…] se requiere algo más sólido/que el desnudo valor para irse ahí, / con ese ron y esa locura de la misma fabrica” (Lizalde, 1986:94) se requiere de una razón, de una preservación de la dignidad.

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