“Un triste sueño que se hizo realidad”
Enviado por AlejandraM17 • 29 de Noviembre de 2017 • Trabajo • 2.579 Palabras (11 Páginas) • 310 Visitas
“Un triste sueño que se hizo realidad”
Erase una vez, una hermosa familia integrada por cinco personas maravillosas, papá Juan, mamá Aurora y sus tres hijos, Rodrigo, Melisa y Adriana. Melisa, siendo la segunda hija en llegar, admiraba tanto a Adriana, su hermana mayor; pues veía día tras día cómo crecía y maduraba como mujer.
Adriana era una jovencita de diecisiete años de edad, cursaba el cuarto semestre de la preparatoria, como faltaban pocos meses para culminarla, pensaba qué carrera profesional podía estudiar; todos los días, platicaba en casa acerca de esto, pues causaba alegría para ella y toda la familia, ya que sería la primera de la casa en llegar a esta etapa profesional.
Para sus padres era un gran orgullo, puesto que ellos habían soñado tanto en obtener un título de profesionista, pero lamentablemente por situaciones económicas en sus familias, no habían podido llegar a ese sueño. Por otro lado, para sus hermanos era un gran ejemplo a seguir, sobre todo para Melisa quien era la que comenzaba a comprender las situaciones de la vida.
Adriana desde pequeña soñaba con ser doctora, pero al llegar a esta edad y tener la oportunidad de investigar y analizar cada profesión, muchas dudas comenzaron a pasar por su mente, pues se dio cuenta que realmente sería una etapa difícil, en la que se requería mucha disciplina, disposición, esfuerzo, paciencia y sobre todo gusto por hacerlo. Todos sus compañeros le aconsejaban que no entrara ahí, le decían que se convertiría en una persona antisocial y aburrida; incluso trataban de convencerla de que entrara a la misma facultad que ellos. Para ella era muy importante todo lo que le decían, ya que estaba en una etapa no tan madura. Adriana cada vez se sentía más confundida, escuchaba distintas opiniones, tanto de sus padres, compañeros, amigos y profesores.
Un día, al llegar la noche, Adriana intentaba dormir pero con tantas cosas que traía en su cabeza no podía hacerlo, ella sólo deseaba tener una señal que la orientara a tomar la decisión correcta, pues era una situación de la cual dependía su vida.
En la mañana siguiente, todos platicaban alegremente en la mesa mientras comían el rico desayuno hecho por mamá. Durante esta conversación retomaron el tema acerca de la profesión de Adriana; Melisa y el pequeño Rodrigo sólo observaban y escuchaban.
Hasta que en un momento Melisa pidió la palabra, le dijo: --Hermanita, tú eres una persona muy buena, lo comprobé en mi sueño. Adriana y sus padres asombrados le pidieron a Melisa que contara lo que había soñado. Así que Melisa comenzó: --soñé que yo estaba en un hermoso e iluminado jardín, había muchas personas a mí alrededor con grandes sonrisas en sus rostros, en ese bello paraíso había muchos niños que jugaban conmigo y me hacían reír mucho, pero yo estaba muy alto, desde arriba veíamos a muchas personas que se encontraban abajo, creo que ellos no podían vernos a nosotros. –Y ¿saben qué?, preguntó, --Te vi a ti hermanita, estabas vestida como una doctora, ayudabas a muchas personas, te preocupabas por curarlos y verlos felices; aunque al parecer no siempre podías hacerlo, pude darme cuenta porque cuando esto pasaba llorabas mucho, sólo que yo no podía bajar a abrazarte o a ayudarte, aunque aún no entiendo el porqué. En mi sueño te veía muy feliz, te gustaba ayudar a los demás y todos te querían mucho por lo que hacías.
Adriana y sus padres sorprendidos por lo escuchado, se abrazaron mutuamente, el sueño de Melisa les había impactado, tanto que provocó que Adriana y su madre derramaran lágrimas. La inocencia de Melisa hacía que ella no entendiera lo sucedido, mientras que sus padres y su hermana se quedaron muy pensativos por ese sueño.
Al pasar ese momento conmovedor, todos se preparaban para comenzar sus actividades rutinarias del día, don Juan se despidió de su familia y se retiró a su trabajo, para él, la familia era su motor de vida, todos los días se retiraba muy feliz, pues decía que él siempre se esforzaría por darle lo mejor a su esposa e hijos. La señora Aurora se disponía a llevar a los dos pequeños a la escuela, mientras que Adriana esperaba a algunos compañeros que pasarían por ella para irse a la preparatoria.
A pesar de que era un día común, Adriana y sus padres no dejaban de pensar en el sueño que había tenido Melisa, pensaban que aunque había sido sólo un sueño, era preocupante para la familia, pues no es tan común que alguien tan pequeño sueñe situaciones de esa magnitud.
En este día, después de que pasaron tantas cosas por la mente de Adriana, ella tomó la decisión de la que tanto dudaba, se decidió en estudiar medicina. Ella no se explicaba el porqué de su seguridad, pues justo un día anterior todavía estaba muy indecisa; de lo que si estaba segura, era de que el comentario que había hecho su pequeña hermana había tenido mucho que ver en esto.
Así pasaron los días, hasta que se llegó el día del examen de admisión a la facultad, Adriana estaba muy nerviosa, pues eran demasiados estudiantes los que habían decidido intentar entrar a esta facultad. Antes de retirarse, la pequeña Melisa le entregó una carta en la que le decía cuanto la amaba y lo mucho que confiaba en ella. Para Adriana, esas palabras eran muy significativas, así que se tranquilizó y felizmente se dirigió a la Institución en la que presentaría ese examen.
El examen fue largo, horas de tensión y nerviosismo para la familia de Adriana, pues sus padres temían que no aprobara ese examen, ya que ella podría desanimarse por la situación. Después de cuatro horas, Adriana salió con una gran sonrisa en su rostro, les dijo a sus padres que le había ido muy bien y que seguramente lo aprobaría. Al escuchar esto, sus padres se sintieron más tranquilos y sólo quedaba esperar el día en que se publicarían los resultados.
Después de que trascurrieron quince días, se llegó el gran momento, pues era el día en que publicarían los resultados de las personas que sí habían aprobado el examen de ingreso. Adriana fue acompañada de sus padres y nerviosamente se dirigían hacia donde estaban pegadas las listas de personas aceptadas. Al comenzar a leer los nombres, se llevaron una gran sorpresa, Adriana había obtenido el segundo lugar de puntaje más alto, alegres por la noticia se abrazaron y no pudieron evitar llorar de alegría, Adriana abrazó fuertemente a su hermanita, le dijo que le echaría muchas ganas y le agradeció tanto por haber sido quien la impulsó a tomar esta decisión, pues era un gran paso en su vida. Después de ese día, la alegría abundaba en el hogar, todos estaban orgullosos de que futuramente habría una doctora en casa.
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