Vocabulario
Enviado por anrodriguez9 • 2 de Abril de 2015 • 1.328 Palabras (6 Páginas) • 171 Visitas
Hijo de Raquel, segunda esposa de Jacob (Gén. 30: 22-24; Gén. 37: 3). Gén. 37 - 50 proporciona un extenso relato de su vida. La historia es especialmente instructiva ya que muestra la disciplina de la desgracia y también revela que el Señor recompensa a sus hijos obedientes de acuerdo a su fidelidad. La historia de José es también un ejemplo de la forma en que Dios obra en la historia, preservando a su pueblo. La resistencia de José ante el encanto de la esposa de Potifar es un ejemplo sin par de fe, castidad y pureza personal. Su protección fue su fe, tal como lo demuestran sus palabras: “¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Gén. 39: 9). En el N.T. José sólo es mencionado una sola vez (Hebreos 11: 21-22) como un ejemplo de fe.
José obtuvo la primogenitura de Israel porque fue digno y debido a que éste era su derecho natural. Cuando Rubén, el primogénito real, perdió el privilegio a causa de su transgresión (1 Cró. 5:1–2), José, siendo el primogénito de la segunda esposa de Jacob, era quien tenía derecho a recibir la bendición. José fue un hombre visionario, un soñador e intérprete de sueños, “un hombre en quien está el espíritu de Dios” (Gen. 41: 38).
Profecías y bendiciones especiales sobre la cabeza de José y de su posteridad se encuentran en Gén. 48: 1-22; Gén. 49: 1, 22-26, y Deut. 33: 13-17. Cuando José murió en Egipto a la edad de 110 años, fue embalsamado, pero, de acuerdo con su petición, se postergó el entierro hasta que Moisés y los hijos de Israel llevaran sus huesos a Canaán, para ser enterrado cerca de su padre y otros antepasados (Gén. 50: 22-26; Ex. 13: 19; Jos. 24: 32).
La revelación de los últimos días confirma muchos de los detalles bíblicos sobre José y añade otros datos importantes (véase 2 Ne. 3: 4-22; 2 Ne. 4: 2; Alma 10: 3; Alma 46: 23-27; JST Gén. 50). Es a través de la revelación de los últimos días que se ilustra la gran misión de la familia de José en los últimos días.
Las tribus de Efraín y Manasés, hijos de José, estaban entre las diez tribus del Reino Norte de Israel, y, por tanto, entre las “tribus perdidas”. Además, una parte de los descendientes de José llegó a América alrededor del año 600 a. C., y estableció dos grandes pueblos. El registro de sus obras se llama el Libro de Mormón. También ha sido sobre todo a los descendientes de José a quienes el Señor ha llamado en estos últimos días para llevar el evangelio a las naciones de la tierra, de conformidad con el pacto que Dios hizo con Abraham.
José: La importancia de la preparación personal [3]
(8-1) Introducción
“La historia de José, el hijo de Jacob, quien también fue llamado Israel, es una representación vívida de una gran verdad: «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Véase Rom. 8:28.) José parece haber hecho siempre lo que era correcto; pero, más importante que eso, lo hizo por la razón debida. ¡Y cuán significativo es ese detalle! José fue vendido como esclavo por sus propios hermanos y fue comprado por Potifar, capitán de la guardia de Faraón. P ero aunque estaba obligado a servir, convirtió cada experiencia y circunstancia, no importa cuán amarga, en algo bueno.
“Esta capacidad de convertir todo en algo bueno parece ser una característica divina. Nuestro Padre Celestial siempre puede hacer lo mismo. Todo, no importa cuán lamentable, se torna en victoria para el Señor. José, aunque esclavo y sin merecer para nada ese destino, se conservó fiel al Señor y continuó obedeciendo los mandamientos, y convirtió en algo muy bueno sus circunstancias degradantes. Las personas así no pueden ser vencidas porque no se dan por vencidas”. Ellas tienen la información correcta, la actitud positiva, y la expresión de Dale Carnegie parece tener sentido: Si usted tiene un limón, puede quejarse de que es ácido o puede hacer una limonada. Todo depende de usted” (Hartman Rector, hijo “Live above the Law to be Free-(Viva por
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