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Breve Escrito Sobre Filósofos


Enviado por   •  30 de Julio de 2011  •  4.003 Palabras (17 Páginas)  •  1.606 Visitas

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SOFISTAS

En la antigua Grecia hubo un grupo de intelectuales llamados sofistas (los sabios de profesión), quienes lograron tener gran influencia en la juventud griega ya que poseían gran dote de retórica y de dialéctica.

Muy por el contrario de los filósofos, su finalidad intelectual no era la búsqueda de la verdad, sino lograr un alto prestigio en sus discípulos y oyentes para obtener jerarquía política, social y monetaria.

En un comienzo ser sofista no era deshonroso. Gracias a su preparación e influencia, el sofista fue considerado como la imagen intelectual y carismática del saber, siendo apreciado por gran parte de la élite social ateniense.

Sin embargo, el movimiento degeneró, se convirtió únicamente en un medio lucrativo: manipular a la sociedad griega con argumentos relativos y hasta con falsas nociones tan sólo para obtener alguna utilidad material.

Los sofistas iban de ciudad en ciudad compartiendo sus conocimientos, aprovechando a manos llenas la especulación que generaban. Sin embargo, no eran simples divulgadores de doctrinas ajenas: De esa especulación tomaban esencialmente el ardimiento en el raciocinio, la libertad mental que necesitaban para alcanzar los fines que se habían propuesto o, por mejor decir, que les imponía el desarrollo político y social de las polis en su periodo de mayor esplendor.

Los sofistas apoyaban una radical actitud crítica, que no se detenía ante la autoridad de ninguna tradición y pretendía liberar a los hombres de todo prejuicio.

Las enseñanzas sofistas no se enfocaban en la naturaleza en general, sino en el hombre, en la sociedad y en sus problemas.

Para el pensamiento sofista la verdad depende del sujeto, de la interpretación y visión de cada persona. El bien y el mal, lo verdadero y lo falso, dependen de la perspectiva personal con la que se valora algún hecho o situación.

Entre sus célebres sentencias se encuentran:

“Todo es relativo”, “el hombre es la medida de las cosas”, “la verdad no existe”, “existen sólo opiniones no verdades”, “cada individuo percibe el mundo a su modo y conveniencia”.

Fueron precursores del exagerado uso de la opinión, no importando si estas opiniones fueran absurdas y sin fundamento, y provocaron grandes daños a la educación y formación de los jóvenes griegos.

Fueron dos pensadores sofistas quienes resaltaron en este movimiento: Protágoras de Abdera y Gorgias de Leontini.

Protágoras parece haberse influenciado en las filosofías de Heráclito, del Atomismo y de Anaxágoras. Gorgias se hallaba bajo la influencia de los Eleáticos y de Empédocles. Sin embargo, ninguno de ellos desarrolla, en el plano teórico, las doctrinas en las que se inspiraban; Más bien se aprovechaban en ellas para justificar y dar dirección a su actividad: una nueva cultura el cual su centro era el hombre.

El Arte de la Dialéctica, que apareció con Zenón de Elea, entra en la práctica pedagógica, y en las escuela de Protágoras los jóvenes se vuelven habilísimos en el arte de sostener con igual calor e igual rigor tesis contrarias sobre los mismos argumentos.

Gorgias, por otro lado, se basaba en los Eleáticos, sin embargo, no en el sentido de aceptación de la doctrina, sino que la repudiaba expresamente y se servía de argumentaciones de evidente sabor Eleático. En su obra, De la naturaleza o del no ser, Gorgias demuestra paradójicamente que:

1) Nada existe.

2) Aunque algo existiese sería inaferrable para el hombre

3) Aún cuando fuera concebible para él sería incomunicable para el prójimo.

SOCRATES

Sócrates fue el hombre que reaccionó con todas sus energías en contra de la perversión de la Sofística.

Sócrates no escribió nada. Se sabe que nació en 470 A.C., que vivió siempre en Atenas, menos cuando tenía que servir como soldado en campañas guerreras, que se mantuvo alejado de la política activa, pero que discutió siempre con fervor en toda ocasión y lugar los conceptos rectores de la política y la vida humana en general. Durante la imposición Espartana en Atenas, fue acusado de corromper a los jóvenes y enseñar creencias contrarias a la religión de Estado. Mientras era procesado, se defendió exaltando su misión educativa y declarando que no la descuidaría jamás en interés mismo de los ciudadanos. Ya declarado culpable, fue condenado a tomar la cicuta.

Para reconstruir su pensamiento, se debe basar en tres fuentes principales: Los diálogos de su excelso discípulo Platón, en los cuales aparece casi siempre como protagonista; Algunas obras de Jenofonte; los testimonios de Aristóteles

También fue parodiado por Aristófanes, sin embargo, esta parodia no fue dirigida contra él, sino contra todos los filósofos, sobre todo los sofistas, resumidos en Sócrates porque era el único ateniense que se ocupaba de la filosofía.

Sócrates tuvo en común con los Sofistas el interés por los problemas del hombre por sobre los cosmológicos o los naturales, así del problema de cuál es la mejor formación para que el ciudadano sea capaz de gobernar dignamente su ciudad.

Al Contrario de los Sofistas, quienes enseñaban el arte de gobernar sólo en el sentido de lucirse en las asambleas, pero comportándose sin escrúpulos, inclusive la demagogia y la violencia para llegar al poder, Sócrates enseña que la virtud es el conocimiento del bien y la propensión a hacerlo, tan es así que las virtudes como la valentía, la santidad o la justicia, no se pueden definir por separado, sino que todas ellas implican una cierta conciencia superior de lo que es verdadera y universalmente “preferible” para el hombre, es decir, el bien.

Para el pensamiento Socrático, la virtud no se puede enseñar desde afuera, es decir, no se puede transmitir con palabras, sin embargo, se la puede suscitar en el ánimo de los seres humanos, que la llevan embrionariamente dentro de sí, mediante una oportuna acción educativa. Esta acción educativa se articula esencialmente en dos momentos, el de la ironía y el de la Mayéutica.

Sócrates tiene un profundo sentido de la interioridad: hace suyo el lema grabado sobre el frontón del templo de Delfos, “Conócete a ti mismo”, e interpretándolo como una exhortación al examenincesante de sí mismo se esfuerza por suscitar en los otros el deseo de realizarlo. A menudo se refiere también a un misterioso demonio que lo inspira impidiéndole sobre todo cometer malas acciones; ese demonio parece un pariente cercano de lo que hoy llamamos comúnmente “voz de la conciencia”.

La ironía socrática se reduce a esto: hacer que el interlocutor

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