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Constructor del género femenino en la sociedad actual globalizada.


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  890 Palabras (4 Páginas)  •  296 Visitas

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Daniela Villa Luna

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2016

Ensayo final de filosofía

Quién es el constructor del género femenino en la actual sociedad (globalizada) y su significado.  

Encasillar a millones de individuos en una única categoría puede ser pragmático mas no siempre es preciso. Por dicha razón responder quién es el constructor del género femenino en la sociedad globalizada no es simple. Evidentemente hay un constructor principal: costumbres morales, provenientes y sobrevivientes de tiempos históricos antiguos. No obstante, sobrevive un constructor más, el que posee la concesión innata de la autodeterminación de su género en lo general y particular: la mujer.

Popularmente la mujer es un individuo de existencia  basada en (y frecuentemente limitada a) la procreación, crianza y cuidado; el origen de este destino es antiquísimo: la mujer como símbolo de la fertilidad. Este simbolismo tejió, en más de una cultura, un vínculo casi mítico entre la mujer y la naturaleza. El hombre, por su lado, fue ligado a un nivel "inherentemente superior" de existencia: el cultural (Ortner 1974). Ambas concepciones logran permearse, a través de los siglos, a la actual sociedad globalizada vía una transmutación de costumbres morales a normas sociales.

Los medios para cumplir este longevo objetivo moral se extrapolaron a la misma apariencia y comportamiento de las mujeres contemporáneas. Este fenómeno implica que el género femenino no sólo estaba destinado a cumplir  la procreación, la crianza y el cuidado sino que debió estandarizar su apariencia y comportamiento para poder lograrlo. Desde una perspectiva biológica se puede argumentar el surgimiento de un dimorfismo sexual, donde a diferencia del resto del mundo animal (v.gr. Pavorreales: machos iridiscentemente coloridos en contraste con las hembras pardas), la mujer debe y está "pavlovianamente" condicionada (con el fin de ser aceptada socialmente) a atraer: maquillaje, prendas, consejos en revistas, piel libre de cicatrices o estrías.

La atracción que ejerce el género debe ser regulada, la fertilidad nunca debe escalar a algo más que un deber natural. Haciendo una referencia literaria a Batallas en el desierto de J.E. Pacheco, el amor de Carlos a Mariana puede tomarse como  homólogo de la sexualidad femenina: ambos han sido moralmente estigmatizados como "pecado" cuando son sólo una expresión humana más. Dicho pensamiento, en cuestión sexual,  es ilustrado por la mutilación clitoriana, por figuras como Lilith o los súcubos (Ayers 2011) y actualmente por violaciones donde la justificación del acto gira alrededor de un "ella se lo buscó". Antitéticamente, el pudor, la castidad y virginidad sólo forman una cara de la moneda llamada mujer. La segunda cara femenina debe ser conspicua, es la negada sexualidad de la mujer puesta en acción, pero en función del hombre.

Transitando del constructor principal: las costumbres morales, al constructor innato: la mujer, existe una escala de grises. Actualmente la mujer posee el derecho al voto y la capacidad de ejercer la profesión que desee. A pesar de ser derechos que no respetados en su totalidad (pues aún se liga a la mujer a las tareas domésticas y económicamente no se le remunera de la misma manera que a su contraparte) la existencia misma de estas oportunidades parece ser la materialización de la liberación femenina iniciada en el siglo XX. ¿No?

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