ELEGIR Y SER ELEGIDOS.

ELEGIR Y SER ELEGIDOS.

¿¡Y pensábamos que los tiempos de esclavitud ya habían sido deteriorados!?

El planteamiento temático que William Ospina nos ofrece en su  libro “¿Dónde está la franja amarilla?” ha sido objeto de razonabilidad y de claridad para quienes están cegados por la ineludible  fachada que nos vende el gobierno sobre nuestra Colombia. Sabemos que es inevitable ver con ese vendaje de corrupción y mediocridad que ciega nuestros ojos, pero no es inevitable querer saber qué es lo que realmente ocurre en nuestro país, que es lo que ha hecho que Colombia tenga tanta belleza exterior pero interiormente sea nefasta y que su comunidad esté estrechamente ligada por una falsa libertad; es claro que engañar a un país entero es realmente bochornoso, pero engañarnos a nosotros mismos, eso no tiene ni la más mínima indulgencia, es imperdonable y me repudia saber que por miedo a la diferencia individual y a la unión común Colombia sea vista como un país de oscuro paisaje. No cabe entre los labios de una gran población Colombiana decir que nuestro país es portador de igualdad y de total colectividad sin antes ser demostrado, pero tampoco cabe permitir  que el vacío dejado por la historia  tire la buena Colombia hacia su temible oscuridad.

Como bien sabemos en Colombia Aún se vive en nuestros días la tiranía agobiante y  el rencor constante entre poder y sociedad, aún seguimos tras las celdas de la injusticia de un pasado marcado por la corrupción, la codicia y la ambición de quienes quieren tenerlo todo a manos llenas sin importar el terrible daño que  le causen a la sociedad, ahora es casi increíble decir que los tiempos de esclavitud que vivían solo unos pocos, lo vivimos todos, en sí no fue deteriorada, es la esclavitud la que ahora nos deteriora en forma de falsa libertad, esa libertad que supuestamente tenemos, y que el francés Napoleón Bonaparte se refirió a esta como: “Bien analizada, la libertad política es una fábula imaginada por los gobiernos, para adormecer a sus gobernados”. Pero nada ha cambiado, aún seguimos trabajando como esclavos para un sistema y dando lo mejor de todos por un gobierno desangrante, por un gobierno que se cree la máxima autoridad y que como menciona Ospina “olvidan que son pagados por el pueblo”.

Es importante tener en cuenta todos los aspectos que estanca a la sociedad y  la alejan de ser una sola, para esto William expresa que quizás el aspecto que más le hace daño a Colombia es el poco sentido de pertenencia, a la comunidad entera  le pueden ser vulnerados sus derechos y ella no hace nada, permanece en silencio, por miedo a que se le quiten las únicas posibilidades sociales al defenderse y nos preguntamos ¿existe una moral ciudadana? Colombia es excluida por clases, por razas, por culturas, por etnias y cada una es vulnerada a su manera por parte del gobierno, no hay ni voz ni voto en nuestro país, la moral ciudadana es horrorosa, está basada en el miedo totalmente, porque hemos visto morir a los héroes, aquellos que tuvieron el valor de enfrentar al poder e intentar luchar por sus derechos, ahora están bajo tierra.

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