ENSAYO FORMACIÓN EN VALORES
Enviado por franklux • 25 de Junio de 2020 • Ensayo • 36.585 Palabras (147 Páginas) • 766 Visitas
ENSAYO FORMACIÓN EN VALORES
Junio, 2020
Frank Lux Diaz
La formación de valores en la educación superior se ha convertido un tema de gran importancia y vigencia; sin embargo, aún no se alcanzan los niveles de sistematización necesarios, en el trabajo con este contenido de la cultura general y profesional, que aseguren en los futuros especialistas altos niveles de compromiso, expresados en su modo de pensar, sentir y actuar. El propósito del presente ensayo será ofrecer una interpretación del proceso de formación de valores en la educación superior.
Fácilmente se puede observar que la sociedad actual se encuentra inmersa en un creciente ambiente de deterioro de principios y valores. Basta con la información que diariamente recibimos, a través de los medios de comunicación social, para darnos cuenta de cómo se incrementan, a nivel mundial, los índices de delincuencia y corrupción a todos los niveles, de egoísmo, de falta de respeto, deshonestidad, de un desmedido individualismo que desemboca en una real competitividad. La felicidad nos muestra atractiva en la vida cómoda y placentera, en normas de comportamientos que despiertan en las personas un deseo de poseer todos los bienes materiales que, aparentemente, la proporcionan y un largo camino que llevan al ser humano a un insaciable afán de poseer. Se impone el tener, al ser y, como consecuencia, las personas viven en un ambiente de elevada inseguridad, angustia e insatisfacción. Concordamos con los que afirman que esta precariedad de valores profundiza sus raíces en verdades absolutas éticas, donde los valores y bienes universales dependen, en gran medida, del predominio moral. Podríamos inferir que el hombre de hoy, quizás sabe más, pero, en el sentido profundo de su ser, no vive mejor. El panorama que tiene ante sí no parece poco esperanzador. Las instituciones de educación superior, cuya misión son preparar en un alto grado, a los líderes del mañana, que asumirán la responsabilidad ocupar puestos de relevancia social en la política, la economía, la educación, en el mundo empresarial e institucional, no escapan de este deterioro axiológico. Ante este horizonte es urgente hacer propuestas que conduzcan a soluciones integrales de restauración de estas carencias. Son cada día más las personas, las empresas, las instituciones nacionales e internacionales incluidos muchos gobiernos a los que preocupa este ambiente social y asumen la necesidad de un cambio. De este modo, es posible conseguir un mejor desarrollo de la educación, en todos los niveles y etapas de la vida humana, porque es el mejor medio con el que contamos para regenerar la sociedad actual. Sin embargo, tendríamos que pensar de qué educación estamos hablando: ¿acaso de una educación basada sólo en conocimientos, o en el campo de la investigación y el desarrollo de la tecnología? Si bien es cierto que la educación debe abarcar estos importantes aspectos, estamos convencidos de que, lo primero que debe tener en cuenta, es al ser humano en toda su integridad, pues todo acto educativo se centra en la persona. Somos conscientes del papel relevante de la educación para aportar soluciones reales a tantos problemas y angustias que aquejan a las personas en el inicio de esta segunda década del siglo XXI. Creemos que sólo una educación que contemple al ser humano en su integridad, con respeto a su dignidad, será la que señale el camino hacia horizontes de esperanza. Si esta misión es esencial a toda educación e involucre a todo nivel educativo, consideramos que, de manera especial, compete a la educación superior. Es necesidad urgente forjar valores en las personas, en el mundo universitario, en los docentes y estudiantes, pero desde la centralidad del ser humano que porta en sí el mayor valor, el de su dignidad propia, que da orientación y sentido a todos los demás valores, pues sólo la persona es portadora y generadora de los mismos. Con el desarrollo de esta investigación nos proponemos aportar luz sobre este aspecto de la formación en valores que consideramos de gran relevancia por entender , la educación, nos referimos a la educación superior la cual no puede ser ajena a la responsabilidad social que tiene en este aspecto y, por lo tanto, está llamada a asumir este reto de verdadera formación que se verá reflejado, no sólo en el desarrollo del bienestar económico, sino, sobre todo, en una convivencia social sumergida en un nuevo espacio moral saludable y, por ello, fértil en valores. No puede ser la universidad como en muchas situaciones sea una simple espectadora de los males que afectan a la sociedad cuando tiene, en sus manos, la posibilidad de una educación superior de la persona no sólo en términos académicos, porque si así fuera, como se explicara el desarrollo del presente estudio. La inclinación y la oportunidad de la materia elegida, ha quedado demostrado que es un tema necesario, porque el estado de salud en valores de la sociedad actual demanda con apremio profesionales que, asegurando una alta competencia profesional, sean capaces de generar un nuevo clima de valores en su entorno cercano. es claro que la formación en valores de la persona involucra a varios actores familia, escuela, ambiente cultural, político y social, entre otros resulta indudable que un lugar importante para esta formación de la persona es la educación superior.
Es un hecho en nuestra década, la educación en valores se ha convertido en el problema fundamental de la educación, y el debate axiológico ocupando la atención de cuantos debates internacionales relacionados con la educación se vienen celebrando en todo el mundo. Dicha discusión aparece centrada en dos cuestiones principales: ¿Qué factores ocasionan los conflictos en los sistemas de valores? ¿Qué pueden hacer la escuela y los educadores al respecto? Las disputas en los sistemas de valores se producen al intentar adaptar los principios de la moral tradicional a la sociedad actual, ignorando que un modelo social cambiante y de gran diversidad cultural como el presente, exige la creación de un esquema de valores propio. Algunos pensadores de la educación interpretan la agitación y confusión actual no como una destrucción de los valores antiguos, sino como una confrontación dialéctica entre lo antiguo y lo nuevo, que está estimulando contradicciones. La preparación de un proyecto personal de vida sustentado en valores no podrá ser asumido por la escuela al margen del contexto sociocultural en que actúa. La educación de los valores requiere de un profundo debate social para establecer los valores que han de regir la conducta colectiva y un empeño de todos los agentes sociales y educativos para hacerlos efectivos.
Los cambios sociales y culturales motivados por la revolución científica y tecnológica, han jugado un rol importante en la crisis de los esquemas de valores y de los sistemas de creencias de la sociedad actual. Coombs (1985), sostiene que la crisis actual del sistema de valores tiene su origen en la transformación social que se produjo en la civilización occidental, a partir del siglo XIX. Las sociedades de Europa y de América del Norte, hasta ese momento fundamentalmente rurales, cambiaron sus maneras de vida como resultado de la industrialización y el desarrollo de la urbanización que siguió a aquel periodo. El riguroso control moral asumido por la familia, la escuela y la iglesia sobre la infancia y la juventud empezó a relajarse sin que nadie lo reemplazara. Por lo tanto, la educación es, aquella actividad cultural que se lleva a cabo en un marco organizado para la transmisión de los conocimientos, las habilidades y los valores que son demandados por el grupo social. Es así que, todo proceso educativo está relacionado con los valores. Por medio de la educación, todo grupo humano tiende a permanecer, siendo los valores el medio que da cohesión al grupo. En todo tiempo y lugar, la escuela ha colaborado, de forma decisiva, al proceso de socialización de las jóvenes generaciones en los valores comunes, compartidos por el grupo social, con la finalidad de garantizar el orden en la vida social y su continuidad. El aumento del bienestar material, favorece el consumismo, la sobrevaloración del placer, la relajación de todo tipo de normas, la liberación de impulsos y sentimientos, el ansia de nuevas experiencias, sensaciones y un uso más personalizado del ocio y del tiempo libre. La ampliación de los derechos y libertades individuales impulsados y acrecentados por el Estado liberal trae consigo la contestación de cualquier forma de autoridad instituida. Se pierde el sentido de la obediencia a toda norma, la sumisión al deber, la aceptación de las responsabilidades y la disposición de servir. Se trata de un pensamiento independiente dispuesto a criticar todo lo que sean normas, tradición y autoridad, preocupada sólo por una satisfacción subjetiva y placentera. Maestros y representantes de la autoridad temen ser censurados si defienden las normas, y ese ambiente favorece la indiferencia moral, política y educacional, aceptando cosas que deberían ser evitadas. Se crea la impresión de que el conocimiento científico y el pensamiento crítico personal bastan ya para orientar la propia vida, rechazando los sistemas de creencias heredados. La crisis del sistema de valores penetro de forma profunda en todos los agentes y fuerzas sociales, pero donde se planteó de forma más dramática fue en la escuela por efecto de la contradicción y del conflicto de valores que se vivió en su seno. A la fe en los valores cristiano-demócratas del desprendimiento, de la generosidad, de la caridad, del amor al prójimo, de la honestidad, de la sinceridad, etc., se oponía de forma radical un sistema socioeconómico que premiaba y magnificaba la avaricia, el disimulo, el fraude, la corrupción, la envidia, el afán de poder.
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