Ensayo ESPERANZA

ESPERANZA

La esperanza es aquella confianza que la persona tiene en cumplir algo que se ha propuesto, esa total seguridad de lo que va a lograr, en algún sentido la esperanza nos motiva porque sabemos que en algún momento está crisis terminará, cuando todo vuelva a ser normal, cuando podamos salir de nuevo y sin ningún problema, la mayoría de personas habrá cambiado para bien, porque le darán mucho más valor a las cosas tan sencillas como saludar a tus vecinos, llegar a la clase, ver a tus amigos, profesores y compañeros, de alguna manera sabremos que cada momento que pasamos con las personas que queremos, esos instantes debemos valorarlos muchísimo más, porque nosotros somos humanos pero no nos damos cuenta la valioso que es el tiempo, y lo rápido que se va, sin pensar en el mañana, muchos dicen que hay que vivir cada día como si fuese el último, ahora nos damos cuenta de que es muy cierto, algún día de esta cuarentena hemos reflexionado a cerca de la vida, a cerca del amor propio, de ayudar al prójimo, cómo lo son las donaciones para remesas a las personas que lo necesitan, somos conscientes de que la esperanza es lo último que se pierde, sin embargo sabemos y tenemos claras nuestras metas, la carrera que cada quien va a escoger al ingresar a la Universidad, y no por este problema vamos a dejar nuestros sueños a un lado, antes al contrario, esta situación nos fortalece, nos ayuda a confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades, cada quien tiene habilidades en unas materias más que otras, de esta manera con el tiempo que hemos pasado en casa, podemos aportar a ese conocimiento y hacer nuestras habilidades más fuertes, de la misma manera nos esforzaremos, por nuestro grado, por nuestro futuro.

Comparó esta situación con la mina de mi tío, con mi familia hicimos un viaje, y fuimos a visitar a mi tío, recuerdo que para llegar a la mina caminamos doce horas, todo era trocha y puro monte, utilizamos botas porque todo era lodo, había puentes en donde literalmente solo alcanzaba en ancho de tu pie, y por debajo estaba el río, daba un poco de vértigo pasar por ahí, porque ni siquiera tenías algo para sostenerte, tenías que tener mucho equilibrio para poder pasar, cuando al fin llegamos fue un alivio, era una chocita de madera al lado de una ladera o quebrada,  no había luz, no había señal, todo era naturaleza pura, cocinamos con leña, y nosotros mismos teníamos que ir a traer leña, con el hacha partíamos los troncos para hacer pedazos más pequeños y que alcanzarán en el fogón, mi mamá era la que cocinaba, y en mi casa normalmente no me gusta la sopa, o a veces dejaba una papa en el plato, pero estando en ese lugar, uno valora más absolutamente todo, sobre todo la comida, nadie dejaba nada en su plato y las papas eran lo más delicioso de cada comida, recuerdo que nosotros llevamos una remesa, entre todo lo que llevamos habían galletas, algunos bombones, y esas cositas, esos dulces que estando en la ciudad parecen poco, en la mina lo añorábamos porque no habían tiendas para ir a comprar, no había nada cerca donde conseguir cualquier dulce, en total estuvimos un mes sin comunicación ni señal ni luz, nos bañamos en el río con agua súper fría, dormíamos en tablas con colchonetas, no teníamos ni almohadas, en ese momento extrañaba mi cama, mi casa, mi ducha caliente y al llegar de nuevo a la ciudad todos habíamos cambiado, porque reflexionamos y tomamos conciencia de todo lo que tenemos, de todo lo que Dios nos brinda cada día, cada plato de comida es una bendición pero a veces no lo valoramos como deberíamos hacerlo y menos preciamos lo que otros añoran.

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