La Relación de los Partidos políticos con el Campo Intelectual según Max Weber

 “La Relación de los Partidos políticos con el Campo Intelectual según Max Weber”

El desarrollo intelectual anterior al Golpe de estado está basado en el pluralismo de enfoques ideológicos, teóricos y metodológicos en las distintas disciplinas, las cuales apuntan muy influenciadas por la teoría desarrollista, al impulso del desarrollo nacional. Muestra de esto son los Gobiernos de Alessandri, de Frei Montalva y Salvador Allende, los cuales a pesar de sus diferencias ideológicas, apuntaban hacia el desarrollo nacional.

Este pluralismo está basado en las libertades políticas existentes en la época e influenciado por el debate provocado por el auge del Marxismo académico y la revolución Cubana en el 59. Este debate a su vez se expresa en el Sistema de Partidos y en las libertades para hacer academia, así como, en la política universitaria de la época y en la presencia de científicos sociales en el debate nacional de forma importante. (Yocelevzky, 2002), esto repercute en el Estado a través del intercambio fluido entre la comunidad académica y los organismos estatales, político partidarios y organismos sociales.

La integración de las ciencias sociales al debate ideológico y político nacional se debe en función de proyectos de sociedad no ajenos a la disputa por el poder, con lo cual se aseguraban un espacio importante en la actividad política. Eran a la vez intelectuales y actores políticos.  A modo de ejemplo el caso del intelectual Cepalino Cardoso que termina siendo presidente del Brasil.

Intelectuales y política después de 1973.

Las ciencias sociales históricamente se han caracterizado por un marcado énfasis en el desarrollo socio-político. O sea, es una mirada hacia las sociedades histórico-concretas describiendo sus características y explicado sus dinámicas internas. Bajo este impulso intelectual es que las ciencias sociales han abrigado proyectos de sociedad. Esto con la llegada de la dictadura se difumina separándose las dos esferas, es decir, se autonomizan, se produce una separación rotunda con la dictadura a través de la violencia institucionalizada. En definitiva los intelectuales son desarticulados.  

El ambiente intelectual en dictadura está marcado por la violencia institucionalizada en contra de los partidos que sustentaban a los intelectuales, de hecho, uno de los efectos más importantes de la desarticulación de los partidos políticos y sus bases durante el periodo, es la autonomía adquirida por sus cuadros intelectuales y sindicales, esta desarticulación se debe en parte a que muchos militantes y miembros de los partidos no pueden participar en actividades públicas ni políticas, lo que deriva en que sectores subordinados a la política partidaria se independicen como es el caso ya mencionado de los intelectuales, sobre todo de la izquierda. Sin embargo esta desarticulación propicia la intensificación de la actividad ideológica. (Yocelevzky, 2002).  

Los intelectuales durante el repliegue de los partidos y sus bases, se autonomizan de tal manera que incluso llegan a crear una elite intelectual formada por los cuadros intelectuales de todos los partidos, los cuales generan convergencia en una ideología del sistema de partidos que muchas de las veces se opone incluso a la ideología de los partidos que tal o cual representaba, es decir, los intelectuales han generado intereses corporativos comunes independientes de las bases partidarias (Yocelevzky, 2002).  .

Los intelectuales de izquierda al llegar el golpe Militar en 1973 tuvieron dos opciones la primera es refugiarse en el exilio y a través de la solidaridad internacional colaborar al entendimiento de la derrota sufrida en 1973 y desde allí perspectivar el camino a seguir durante los siguientes años. La segunda, luego de expulsados los intelectuales de las universidades, quedan a la deriva y en situación de mercado, surgen así los centros de estudios independientes o ligados a organismos internacionales, en las cuales al no depender del Estado ni de organizaciones políticas no pueden ser influenciados, como si ocurrió en el 73 con las universidades y la política universitaria (Yocelevzky, 2002). Este hecho necesariamente conlleva a que se modificaran las pautas de producción  intelectual, y lo más interesante para el caso de esta investigación, es que es el punto de partida del divorcio entre la  esfera política y la esfera intelectual.  

En definitiva la destrucción del sistema político impuesto a sangre por la dictadura militar llega a su máximo apogeo en 1980 hasta el año 1983 donde la correlación de fuerzas cambia producto de las movilizaciones que convocan los trabajadores del cobre y que tienen aceptación en amplias capas de la sociedad, entre esos años se produce la mayor actividad ideológica intelectual, que permite a estos últimos ir encontrando y ganando espacios de expresión para plantear ideas en forma separada de los partidos políticos (Yocelevzky, 2002).  

El objetivo del régimen militar no es derrocar un determinado gobierno, su principal objetivo es la fundación de un nuevo orden. Se busca imponer una nueva normatividad y normalidad mediante procedimientos propios a una lógica de la guerra: la aniquilación del adversario y la abolición de las diferencias (Lechner, 1988). Esto hace que los intelectuales cambien el foco de sus aspiraciones de conocimiento, ya no son defensores de un proyecto, sino por el derecho a la vida de todos,  lo que evidencia la emergencia del tema de los derechos humanos y que será la centralidad  en el desarrollo posterior.

En la actualidad no ésta claro si ambos campos se han logrado rearticular y establecer un vínculo que sea capaz de reproducir una síntesis, entre política y ciencia académica  a simple vista y sin establecer una profundización con respecto al tema- el cual es el objetivo de ésta investigación- pareciera que no, más aún si tomamos algunas citas tomadas del Mercurio 5 de octubre de 2008:

A modo de ejemplo:

• Hay tensión entre la academia y los políticos.  Muchas decisiones y procesos políticos ellos los toman de ciertos trabajos nuestros… Pero el dialogo entre los mundos académico y político es deficitario. (Garreton, M., el mercurio 5 de octubre de 2008).
• Los políticos no estudian los análisis y cuestionamientos que provienen del campo científico social. No asisten a las presentaciones de estudio y seminarios que organizamos. Su tendencia es a la autosuficiencia y estan desvinculados, y por lo tanto, tienen un conflicto con aquellos que califican como tecnócratas. De alguna manera, tienen dificultades para procesar conocimientos complejos.   (Godoy, O. El mercurio 5 de octubre de 2008).

Es en este escenario donde surge la pregunta  ¿Existe en la actualidad la separación entre los intelectuales y los partidos políticos?

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