La relación médico-paciente.

La relación médico-paciente

La actividad médica en la actualidad se ve desafiada según Machado (s.f.) por el hecho de que los ciudadanos conocen más acerca de los derechos que les corresponde, lo que da la transición del modelo paternalista al de autonomía de la voluntad. El modelo paternalista practicado desde Hipócrates hasta los años 60, es orientado mediante la verticalidad, es decir, el uso del poder total de una de las partes. Este modelo dice que el médico como experto que es, debe procurar el mayor bien al paciente sin cuestiones por parte de este ya que no sabe al respecto. Este modelo requería una gran entrega del médico al paciente para saber lo que era más conveniente para su bienestar, y una gran confianza depositada en el médico por parte del paciente. Es importante mencionar que este modelo descansa sobre el principio de le beneficencia, pero también incluía la no-maleficencia y el respeto, es decir se respetaba más el derecho a la vida que al de la libertad.  

Por otra parte, el modelo de autonomía de la voluntad, es orientado con horizontalidad, pues se respetan las circunstancias éticas y morales de cada individuo que acude a los servicios de salud. Este modelo, tiene su origen en el sistema Norteamericano de la década de los setenta, en donde prevalece el Derecho del paciente a decidir, dejando de lado aquel modelo paternalista en que se excusaba el hecho de que el paciente no pudiera decidir porque la enfermedad no afectaba solamente su cuerpo sino su alma. A causa de este modelo, se empieza a considerar el consentimiento del paciente como requisito de los tratamientos médicos y en la mayoría de los países del mundo, la exigencia del consentimiento informado se ha plasmado en los textos positivos nacionales e internacionales.

A modo de crítica hacia el modelo de autonomía, claramente el derecho de una persona de decidir si aceptar o no un medicamento o tratamiento, viene después de haber sido debidamente informado de su situación, el problema que se presenta es que muchos pacientes no se informan de la mejor manera, simplemente rechazan inmediatamente cualquier tratamiento médico sin importar cuál sea su situación y cuáles sean los beneficios o daños de aceptar o no.

Además, debido al aumento en la facilidad de obtención de información (por el uso del internet) en ocasiones los pacientes buscan esa información no consultando a su médico, sino por internet, y mayor información no supone mayor conocimiento, por lo que pueden caer en pensamientos erróneos y rechazar tratamientos al dejarse llevar por la información y no por el conocimiento en sí. Por lo que sugiero que estos temas médicos sean inculcados en la educación desde pequeños para que aprendan y no se dejen llevar por simple información y sean capaces de decidir en óptimas condiciones, para que no solamente conozca con prodigiosa minuciosidad sus derechos, sino que también sepa gestionarlos.

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