Por que no soy conservador
Enviado por Carolina Betancourt • 24 de Septiembre de 2018 • Ensayo • 3.108 Palabras (13 Páginas) • 139 Visitas
POR QUÉ NO SOY CONSERVADOR |
INSTITUCIONES ECONOMICAS INTERNACIONALES |
Carolina Betancourt Quijano Vallery Vega Alba |
POR QUÉ NO SOY CONSERVADOR
Al final de su obra “Fundamentos de la libertad” Hayek declaara una vez más la fe que tienen en el progreso de una sociedad de hombres libres. Esa nota final aparece bajo un título tan expresivo que es casi un manifiesto: "por qué no soy conservador". Y el tono personal de esa docena de páginas finales contrasta vívidamente con la frialdad objetiva y el rigor analítico de las más de quinientas que las preceden. Hayek un defensor del individualismo y del liberalismo coherente, concreto y verdadero (que va mucho más allá de legitimar el modelo económico de libre mercado), arremetió en contra de socialistas y conservadores, pes se jactan de luchar por la libertad, cuando realmente no lo aplican en todo ni la defienden como deberían. A Hayek tenía la necesidad de diferenciarse, aclarar los conceptos y crear uno nuevo, aunque no le resultó cómoda la palabra libertario. En el presente ensayo se expondrá lo discutido en el último capítulo de su obra “Fundamentos de la libertad”, en él se resumen en buena parte de las ídeas que Hayek expuso a lo largo de ellas. Expone que la sociedad se rige por valores que considera más altos que los de la libertad individual, sean estos los que giran en torno a la familia, el nacionalismo, la cuantía de la metafísica y religión o la cohesión colectiva, de los cuales los conservadores (por mucho que legitimen el laizzez faire) nunca se han diferenciado radicalmente de los socialistas.
Hayek explica que un economista debería siempre ser progresista, pues la sociedad está siempre en constante cambio. Sin embargo muchos progresista defienden el activismo fiscal como forma de mejorar la recuperación económica, independientemente de que ese activismo haya sido uno de los factores desencadenantes de la crisis. También se clasifica a alguien como progresista, si defiende que el gobierno establezca empresas públicas, aunque en el pasado se haya probado reiteradamente que esas empresas son, tarde o temprano, centros de corrupción y clientelismo político. Igual de progresistas son los economistas que defienden la aplicación de controles de precios –en sus diversas modalidades-, sin importar los daños que causan al aparato productivo.
Aún más progresistas son si recomiendan programas sociales que no tienen viabilidad desde el punto de vista de las finanzas públicas. En contraposición, están los economistas que son catalogados como «conservadores» o «reaccionarios». Hayek, en su tiempo, fue víctima de esta etiqueta. Esto –prácticamente- lo obligó a escribir un ensayo que tituló Por qué no soy conservador.
Primeramente, Hayek comienza explicando que, si bien lo que ha expuesto podría considerarse algo conservador, él no lo es. Explica que su pensamiento es completamente diferente a lo que es una postura conservadora tradicional. Pide no confundir una clara distinción entre la filosofía que él propone y el conservadurismo tradicional “La postura que he defendido a lo largo de esta obra suele calificarse de conservadora, y, sin embargo, es bien distinta de aquella a la que tradicionalmente corresponde tal denominación. Encierra indudables peligros esa asociación de los partidarios de la libertad con los conservadores, en común oposición a instituciones igualmente contrarias a sus respectivos ideales. Conviene, pues, trazar una clara separación entre la filosofía que propugno y la que tradicionalmente defienden los conservadores.” F. A. Hayek
La aclaración era necesaria porque el libro se publicó en Chicago en 1960 -la traducción alemana no aparecería hasta 1971-, en donde Hayek, miembro del Committee on Social Thought de la Universidad de Chicago, lo había concebido y escrito. Y en Chicago, como en el resto de Estados Unidos, los términos "liberal" y "liberalismo" no tienen el mismo sentido que en Europa. Aquí todavía conservan su significado originario, y se identifica como liberales a los partidarios de limitar el ámbito de actuación del gobierno, expandiendo el área de las decisiones voluntarias individuales. Puede decirse que son liberales, desde este punto de vista, los que, tomándoselo en serio, inspiran su conducta en la famosa sentencia del gran historiador Lord Acton: "El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente". Por consiguiente-concluyen- el poder de todo gobierno, por legítimo que sea y por amplia que sea la mayoría social que lo ha elegido, debe ser limitado todo lo posible.
Por el contrario, en Estados Unidos se designa con el término liberal al partidario del activismo intervencionista del estado en la vida social. En el lenguaje de la calle, la expresión se aplica a una franja amplia desde la izquierda del partido demócrata e incluye a radicales, socialdemócratas y socialistas. Por ejemplo, en los medios de comunicación aparecen caracterizados como liberales personajes como Paul Krugman, Joe Stiglitz, el senador Bernie Sanders, la senadora Elizabeth Warren, el cineasta Michael Moore o el activista Ralph Nader.
Pero, según Hayek, más grave que el travestismo terminológico es la confusión conceptual que, en torno a este asunto, es endémica entre los expertos a ambos lados del Atlántico, y que es consecuencia del supuesto simplificador que contempla las posiciones ideológicas como puntos a lo largo de una línea. En esta concepción, si los socialistas están a la izquierda y los conservadores a la derecha, los liberales ocupan el centro y son, por tanto, vecinos próximos de los conservadores.
Según Hayek, el ser conservador implica estar siempre en contra de cualquier pequeño cambio subidto y drástico, su contraparte fue el liberalismo y fue la base en la que se edifico la vida política de Estados Unidos. Sin embargo radicales y socialistas americanos comenzaron a llamarse a ellos mismo liberalismos y pregonaban que nada fuera de ellos podía ser liberal. A pesar de que Hayek no era ningún marxista no era ningún radical, él se denominaba a sí mismo liberal. Hayek explica que ser conservador no le aportaba nada nuevo a la sociedad, pues el punto de serlo es cuidar de que todo permanezca siempre en orden (si cambios y sin progreso). Hayek simplemente no podía dedicar su vida a evitar los cambios, pues a demás de ser imposible, iban en contra de la liberta individual.
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