San Agustín de Hipona se basa directamente en las ideas platónicas, utilizando y retomando la comparación que hace platón
Enviado por Marisol Guzman • 6 de Febrero de 2017 • Tarea • 3.917 Palabras (16 Páginas) • 638 Visitas
San Agustín de Hipona
San Agustín se basa directamente en las ideas platónicas, utilizando y retomando la comparación que hace platón, en la segunda navegación de platón, este compara la búsqueda de la verdad a una nave en la que debemos enfrentar el riesgo de la travesía del mar de la vida. En esa se denota que la razón humana es solo una nave, de ahí retoma san Agustín sus ideas cumpliendo su síntesis desde una concepción original la cual estaba basada en la sabiduría cristiana; en su tesis Agustín dice lo siguiente: algunos filósofos comprendieron que hay un mas allá, pero la razón humana sola no podía dar a los hombres el medio con el cual llegar hasta allá. Entre nosotros y el más allá está el mar de este mundo que debemos atravesar. Entonces cristo vino justamente para traernos el medio con el cual atravesaremos el mar de la vida; y el medio seguro nos permite atravesar este mar es la cruz. La razón nos permite tener la idea o bien saber hacia dónde vamos pero no nos da los medio para que podamos ir a donde está a donde debemos ir, ahí san Agustín retoma la idea de platón de las naves y retomando el mismo lenguaje que platón utilizo. Todo aquel que se aferre a la cruz podrá llegar hasta donde debe ir, si bien la divinidad de Dios puede ser percibida por la inteligencia y el eterno poder que Dios tiene, pero aun pudiendo percibir a través de la inteligencia las cosas que Dios con su eterna divinidad habían hecho se vieron cegados por su razonamiento, se perdieron en lo que creyeron según su raciocinio que era la verdad y la mentira la idea de aquello que era correcto. Lo dice con claridad “al proclamarse sabios, se hicieron necios”. Habían visto a donde debían ir pero había negado y habían sido ingratos con aquel que les había donado todo lo que habían visto, han querido atribuirse lo que veían y se volvieron soberbios.
San Agustín hace hincapié en que primero debemos de creer y luego comprender, puesto que la fe busca y la inteligencia encuentra.
San Agustín, defiende a totalidad la centralidad de la trinidad divina o la Trinidad de Dios: Dios es Padre, Hijo (Verbo) y Espíritu (Amor), tres personas en una misma y sola naturaleza divina. La trinidad es SER, VERDAD, AMOR.
- El mundo es creado de acuerdo con la razón, es decir, según las ideas de los paradigmas que están en la mente de Dios.
- El alma tiene criterios de conocimientos inmutables y eternos que vienen de Dios.
- Dios no actúa sobre sustancias preexistentes si no que crea de la nada.
- La mente de Dios tiene en si los modelos inmutables y eternos (ideas) de todas las cosas.
Dios es el principio y fuente de todos los seres, la realidad plena, inmutable, infinita, única, simple, eterna y perfecta; es el Bien, la Verdad, la Belleza y el Ser. Las cosas temporales cambian, no poseen completamente el ser, por lo que no se han creado a sí mismas, y necesitan de un ser radicalmente distinto para existir, Dios.
El argumento principal de San Agustín para probar la existencia de Dios parte de las “verdades eternas”: en el interior de nuestra alma encontramos verdades universales, inmutables y necesarias, como los primeros principios de la razón, a las que nos tenemos que someter y presentes en todos los hombres. Su fundamento no pueden ser las cosas físicas, realidades contingentes, cambiantes y mortales, pero tampoco nuestra alma, que también cambia; estas verdades nos trascienden, luego debe existir algún ser que posea sus características y sea su fundamento Dios. Dado que es tan superior y distinto de las cosas finitas, no podemos conocerlo con total fidelidad, pero sí cabe una cierta comprensión de su ser.
La fe da lugar a la religión y la razón a la filosofía, y, en tanto que la fe y la razón tienen su origen en Dios, no puede haber oposición entre ambas. La fe es una gracia de Dios y, junto con la Sagrada Escritura, forma la palabra divina, infalible e invariable; la fe no es algo irracional, guía la investigación y protege frente al error. Por su parte, la razón y la filosofía (la palabra humana), aunque limitadas y frágiles, son buenas porque pueden favorecer a la religión: permiten la comprensión intelectual, aunque imperfecta, de verdades religiosas, ayudan a refutar las herejías y a convencer a los que dudan. Fe y razón se complementan: “creo para entender y entiendo para creer”, dice San Agustín.
No establece fronteras entre la razón y fe, ya que establece que ambas tienen como misión el esclarecimiento de la verdad que, como creyente, no podía considerar otra que la verdad cristiana.
"Creo para entender", nos dice, en una clara expresión de predominio de la fe; sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios. "entiendo para creer", en clara alusión al papel subsidiario, pero necesario, de la razón como instrumento de aclaración de la fe.
La fe puede y debe apoyarse en el discurso racional ya que, correctamente utilizado, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de ésta.
Existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor.
Según san Agustín no existe más que una sola verdad. La única verdad que existe es la verdad del cristianismo es decir “Dios”.
“lee en el interior del ser para que puedas creer; cree, para que puedas leer en el interior del ser” con esa frase expresa de un modo claro, la relación que guarda la filosofía con la fe religiosa. Sin embargo a todo conocimiento debe antecederle la fe o la creencia con lo cual se ve claro que según san Agustín la razón ocupa un lugar secundario frente a la fe.
Para Agustín la verdad es un reflejo e imagen de Dios, la verdad habita en nuestra alma y es la luz de la razón, para encontrarla debemos buscar en nosotros mismos.
La verdad no debe buscarse en el exterior, en el mundo sensible si no en el interior.
Para san Agustín la verdad se identifica con Dios: para llegar a Dios y por lo mismo encontrar la verdad, no debemos volvernos hacia afuera sino entrar dentro de nosotros mismos y buscarla en nuestra interioridad: la verdad pues, habita en nuestra alma, que es un reflejo y una imagen de Dios, la luz misma de la razón.
Respecto con el tiempo Agustín también aseguraba que: “Que si nada pasase no habría tiempo pasado, si nada existiese no habría tiempo presente y si nada sucediera no habría tiempo futuro.”
San Agustín, Confesiones, XI, 14, 17. En: Opc Cit.
La teoría del tiempo de san Agustín tiene una triple matriz, el timeo de platón, en Aristóteles y en el problema tratado por plotino.
Si nada pasase no habría tiempo pasado;
Y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no
Habría tiempo presente.
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