Tripartita/Título en el Arte
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08/05/2023
Tripartita/Título en el Arte
Significado, Materialización e Interpretación
Autor: J.P. Reynoso
Escuela de artes Jalisco
Nombrar a una creación artística garantiza una lectura de lo ideal, o quizás algo acertada, pues al no hacerlo, es como si solo existiese ese objeto para ese momento, o para tenerlo de pisapapeles (ya lo mencionaba Danto), pero ¿se puede prescindir del título en una obra de arte? Acotaré esta pregunta desde tres partes fundamentales de un objeto artístico; el significado (lo más fundamental), la materialización y la interpretación.
Inicio desde una breve definición del signo según Peirce, la cual dice que el signo existe para alguien más en lugar del objeto, esto quiere decir que el objeto real en sí no representa una idea concreta, pues es el objeto tal cual presente, en su lugar, podemos hablar de ese objeto por medio de mecanismos diversos que nos faciliten la comunicación e interpretación, por ejemplo: a un árbol tal cual el objeto físico y material, se le puede referenciar por medio del sonido (fonema árbol), imagen (dibujo de un árbol), o lenguaje (la palabra árbol), a esto se le conoce como signo; ahora, se le suma un interpretante, que es la persona destino a interpretar y llenar de significado al signo, es decir que no existe un significado sin interpretante. (331 taller de comunicación, s.f.)
Ahora con la materialización podemos hablar desde llevar a lo físico la idea o el concepto que hemos dotado de un significado, o simplemente volver real esa idea, así como también podemos referirnos al apropiamiento espiritual de los personajes fantasmagóricos y espeluznantes de los cuentos y anécdotas paranormales (se materializan en fotos, o en cuerpos ajenos a nuestro entendimiento, pero materiales). (Editorial, 2016)
Y con la interpretación se puede definir desde el “sentido común” como la acción de interpretar, quieres decir que es la acción de dotar y llenar de significado a algo que tenemos enfrente, que nosotros como seres conscientes de nuestros sentidos (al menos algunos), debemos revelar, sacar de lo oculto aquello que permanece secreto en los objetos, en los signos. Peirce dice que sin interpretante no existe el significado y el signo, pues sería solamente objetos sin nombre y sin particularidad, pero al tratarse de objetos más simbólicos en el arte, la interpretación ocurre en la sensibilidad del ser, es decir, los significados de los signos dicen más del interpretante que de la persona que los pone. (Etece, 2022)
“Es en sí, el nombre propio de la obra y el más importante vínculo entre la obra y su autor. Como el nombre propio identifica a las personas, el título identifica a las obras”. (Castillo, 2019).
¿Es acaso indispensable el título en una obra de arte? ¿acaso esta pierde toda su función comunicativa o simbólica?
Una obra de arte debe contener sus tres partes fundamentales; un significado, materialidad e interpretación, el objeto tendrá un peso simbólico que fue impregnado por el o la autora de la pieza, háblese de un objeto material, sonoro o digital, pues siguen siendo piezas hechas realidad, y para que ésta exista debe de haber un interpretante, alguien que dé vida a ese signo, que desvele sus misterios y secretos, pero si le quitamos el título a esos objetos y les dejamos como están, no es posible que pierda su significado o función como tal, pues un nombre no requiere tener todo el peso simbólico de la obra en sí, esta puede ser interpretada meramente por lo que sucede dentro del pieza, si es que esta cuenta con signos claros y definidos, de no ser así, el título sí es indispensable. El hecho de no tener título no convierte a un objeto en menos artístico, pues en muchos casos los nombramientos de las piezas pueden redirigir la interpretación del objeto a algo único y preciso, evita una interpretación total, y también se debe tener en cuenta cual es la finalidad del autor con su material, si es dar un mensaje claro o dejar que el interpretante se apropie en totalidad del objeto, bautizándole a su antojo y volviéndolo completamente parte sí, la única desventaja de que no tenga un nombre cae en la malinterpretación del signo. Un signo debe ser interpretado de manera ideal, tal cual quiere el autor. También me parece importante mencionar la sobre explotación romántica de los títulos, porque ocurre que una sobresignificación de los objetos, así sean de manera irónica, cómica, intencionada o no, ocurre eso, y en lo contrario hay títulos que no desvirtualizar en exceso un signo o significado, y no se puede llegar a un estabilidad que dicte que forzosamente una obra debe llevar un título, pues si la finalidad es solo la de interpretar, se puede lograr de muchas formas, pero si la finalidad es comercializar en totalidad con la obra, entonces sí, tanto títulos aburridos como títulos hiper-románticos son indispensables. Ya en la contemporaneidad de la hiper-creación artística y de artistas emergentes, es imprescindible nombrar creaciones, pues estas necesitan registrarse por derechos de autor, y a nadie le gusta que le roben su trabajo intelectual.
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