Actitudes

Existen más de 100 definiciones para este concepto, sin embargo cuatro de ellas gozan hoy de mayor aceptación que las demás. La primera definición afirma que una actitud es el grado en que una persona alberga sentimientos positivos o negativos, hacia un objeto. La segunda definición refleja las ideas de Allport, para quien las aptitudes son “predisposiciones aprendidas para responder a un objeto o clase de objetos en forma positiva o negativa. La tercera definición difundida extensamente por los psicólogos sociales de tendencia cognoscitiva establece: “una organización duradera del proceso motivacional, emocional, perceptivo y cognoscitiva en relación con ciertos aspectos del mundo del individuo”.

Características de las actitudes

• Las actitudes tienen un objeto. Es decir, es preciso que tengan un punto focal, sin importar si se trata de un concepto abstracto como “conducta ética” o un producto tangible.

• Las actitudes tienen dirección, grado e intensidad. Dirección: se muestra favorable o desfavorable ante el objeto. Grado: cuanto l gusta o disgusta el objeto. Intensidad: el nivel de seguridad o confianza de la expresión relativa al objeto.

• Las actitudes poseen estructura. Las actitudes muestran organización y esto significa que tienen consistencia interna y una centralidad interactitudinal. Tienden además a ser estables, con diversos grados de prominencia y a ser generalizables.

• Las actitudes se aprenden. Nacen de las experiencias personales con la realidad y también son el resultado de la información que recibimos de nuestros amigos, de vendedores y de la prensa.

Funciones de las actitudes

Las actitudes cumplen cuatro funciones en la vida. En términos más generales, son los fundamentos motivacionales que configuran y refuerzas las actitudes positivas frente a los objetos meta que se perciben como satisfactores de necesidades, así como las actitudes negativas ante los objetos que se perciben como amenazas o castigos.

Función de ajuste

La función de ajuste dirige a las personas hacia objetos satisfactorios o placenteros y las aleja de los objetos desagradables o indeseables.

Función de la defensa del ego

Las actitudes formadas para proteger el ego o la autoimagen contra las amenazas contribuyen a realizar la función defensora del yo. En realidad, muchas manifestaciones externas de ellas reflejan lo contrario del concepto que alguien tiene de sí mismo. Esas actitudes nos sirven para proteger la autoimagen y a menudo no nos damos cuenta de su existencia.

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