Analisis Historia de la teoria politica Cap VII
Enviado por Dario Leon Huffington • 30 de Septiembre de 2018 • Síntesis • 1.343 Palabras (6 Páginas) • 145 Visitas
El gran tratado político nombrado con el título de “Política”, no podría ser considerada como una obra terminada para una audiencia en general, y hay cierta incertidumbre acerca de si este fue destinado por Aristóteles de ese modo. Se dice es una mera recopilación hecha por editores usando diversos manuscritos. La “Política” es tomada como una obra la cual se encuentra en “desorden”, por el hecho que sus libros en el modo en que los editores los han organizado no encuentran una línea lógica en los temas de los cuales tratan, según Werner, la obra pertenece a dos etapas distintas, por ende se encuentra en dos partes principales. La primera trata del estado ideal y de las teorías previas acerca de él, comprendiendo los libros; II, III, VII y VIII. En segundo lugar se encuentra un estudio de los estados reales como son la democracia y la oligarquía, acompañado de los motivos de su decadencia y los modos de darle estabilidad, y comprende los libros IV, V y VI. Según Jeager el libro I fue el último en ser escrito, y fue escrito a modo de introducción general, al amplio tratado. Aristóteles escribió su gran tratado político, un libro que no es acerca de un estado ideal, sino acerca de los ideales del estado. Apegado al patrón llevado en otras obras, comienza su libro con un examen de lo escrito por otros autores. Por lo que se refiere a la República, remarca evidentemente sus objeciones a la eliminación de la propiedad privada y la familia. Al parecer pensaba Aristóteles que las obras políticas de Platón, e incluso también su filosofía general, son brillantes y sugerentes pero muy radicales y especulativas. En todas partes de la Política, en las cuales se habla acerca del estado ideal, se pone en evidencia una discrepancia esencial, pues lo que Aristóteles designa como estado ideal, es siempre lo que comprende para su maestro el segundo estado en orden de bondad. El ideal aristotélico siempre fue el gobierno con arreglo a normas jurídicas y nunca el dictatorial ni siquiera en el caso de que fuese el despotismo ilustrado del filósofo-rey. Debido a esto Aristóteles aprobó desde un comienzo el punto de vista de Las Leyes, de que en todo estado bueno el soberano último debe ser la ley y no una persona. Aristóteles acepta la prevalencia de la norma jurídica como manera caracterizadora del buen gobierno y no solo como un desgraciado apremio. El ideal político aristotélico concuerda completamente con el de Platón en lo alusivo a señalar como finalidad principal del estado un propósito ético. También en la idea de que un estado debe ser autárquico autosuficiente, en lo que respecta de que sólo él brinda todas las clausulas dentro de las cuales puede generarse el más elevado tipo de desarrollo moral. La fuerza más importante para el moldeamiento de los ciudadanos, al igual que para Platón, es un sistema de educación indispensable, pero Aristóteles imputa mayor peso a la creación de hábitos positivos; de esta manera ubica el hábito, entre la naturaleza y la razón, como las tres cosas que hacen virtuosos a los hombres. Aristóteles que siente un gran respeto por el sentido común y la sabiduría de los siglos previos, era un reformista, pero no un revolucionario. Las diferentes especies de autoridad son para Aristóteles muy importantes y reiteradas a menudo en la Política. Por ejemplo la de un gobernante que se ajusta a las leyes sobre sus súbditos, es completamente distinta de la que ejerce un amo sobre sus esclavos, porque se supone que el esclavo es de distinta naturaleza, un ser que por nacimiento hace parte de una especie inferior y que es incapaz de gobernarse a sí mismo. La esencia de la concepción política aristotélica se basaba en unir la investigación empírica con la consideración más teóricas y descriptiva de los ideales políticos. Los ideales morales: supremacía de la ley, la libertad e igualdad de los ciudadanos, el gobierno con reparo a derecho y el perfeccionamiento de los hombres en una vida civilizada, son siempre para Aristóteles, los fines para los que
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