Análisis Apología de Sócrates
Enviado por Andrés Ospina • 8 de Marzo de 2018 • Informe • 876 Palabras (4 Páginas) • 354 Visitas
Informe de lectura: La Apología
Sócrates se muestra sorprendido por las acusaciones formales que elaboran Meleto, Licón y Anito en su contra llevándolo a un juicio en el cual se plantea la pena de muerte para Sócrates, este justo antes de empezar con su defensa pide que se preste atención si las palabras que dice son justas o no, apelando a la verdad. Este aclara rápidamente las acusaciones que han perdurado durante mucho tiempo y que han construido una mala fama sobre él, como que este es un hombre hipócrita al cobrar por enseñar, Sócrates aclara entonces que, si algunos lo han tachado de con ese apelativo, es porque los jóvenes gustan de escucharlo y que por ello no recibe ninguna compensación económica, él no se considera un maestro, pero reconoce que muchos de estos han llegado a replicar sus técnicas de exhortación.
A continuación, la defensa retoma las acusaciones que se han interpuesto formalmente, acusaciones de que Sócrates corrompe a los jóvenes y niega a los dioses de la poli y que este cree en unos nuevos que son casi como demonios. Sócrates explica mediante un extenso dialogo con Meleto, que a este no le importan los jóvenes y solo pretende ayudar a aseverar esta mala imagen que existe sobre él, concluye que si hay alguien que puede corromper a los jóvenes no es solamente él, cualquiera lo puede hacer, y si ese fuera el caso, sería de manera involuntaria y según la ley primero habría amonestaciones y correcciones que se deben ejecutar antes de ir a juicio. Mediante el mismo dialogo con Meleto, pasa a defenderse de las otras acusaciones argumentando que si el no creyera en divinidades no hablaría de cosas propias de divinidades y mucho menos creería, como dice el ya puesto en evidencia Meleto, en otros dioses (o demonios), es algo ilógico hablar o creer en estos “dioses” sin creer necesariamente en los anteriores que se dice son padres de estos.
Sócrates empieza a reflexionar acerca de su vida y de cómo durante ella pretendió ser justo y fiel a sus creencias, afirmo que no abandonaría por ningún motivo de filosofar y de hablar con la gente aun si ello le causara la muerte, para él era más importante tener unos principios firmes y una imagen de la cual estuviera orgulloso, no apelaría a la compasión de los jueces mediante lloriqueos y alaridos, porque esto significaría una humillación dado que la labor de los jueces es juzgar a partir de los hechos. Continuando con su intervención, habla acerca de una voz que le decía que debía hacer, según él eran los dioses los que le hablaban. Tal vez este tipo de comportamientos y de formas expresar sus pensamientos serian su condena, muchos de los presentes podrían tomarlo como un loco que, a pesar de tener argumentos válidos, podría ser más un peligro o un elemento que pudiera dañar a los ciudadanos con sus comportamientos, Sócrates finaliza esta parte agradeciendo a las personas que compartieron con él, entre ellos, el mismo Platón.
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