Aprendizaje Humano Fernando Savater
Enviado por jossyvasquez • 8 de Noviembre de 2014 • 981 Palabras (4 Páginas) • 1.259 Visitas
SAVATER, FERNANDO. El valor de educar, México, Instituto de Estudios
Educativos y Sindicales de América, 1997, 244 pp.
La segunda mitad del siglo XX se ha caracterizado por la agudización de la
crisis de las instituciones del Estado moderno. La educación, uno de los
pilares fundamentales en el proceso de racionalización de este modelo de
Estado, no ha quedado exenta de esta situación de crisis permanente, que
parece no tener salida fácil ni inmediata.
En este ensayo, escrito por Fernando Savater a petición expresa de las
autoridades del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)
de México, se analizan líneas de pensamiento de gran actualidad, que pueden
apoyar los debates realizados en América Latina sobre posibles claves para
resemantizar la tarea educativa en sí misma, en relación con los propios
maestros y en cuanto a los educandos.
La primera inquietud de Savater consiste en la necesidad de cuestionarse
sobre la naturaleza del aprendizaje humano. El autor parte de la tesis central
de que el destino de los humanos no es la cultura, ni la sociedad como tales,
sino los semejantes, y será en función de esta finalidad que se deberá orientar
el esfuerzo educativo. Es decir, interesa más el hecho de enseñar a nuestros
semejantes y aprender de ellos, que “cualquiera de los conocimientos concretos
que así se perpetúan o transmiten” (p. 36). Esta función, la de enseñar y
aprender, está por encima de las materias de estudio en sí mismas, porque
lleva implícita una forma de transmisión de significados que da contenido a
las relaciones humanas. Y esta transmisión de significados crea la cohesión
necesaria entre los individuos para armar un proyecto de sociedad.
Así, las relaciones intersubjetivas son primordiales para que el homo
sapiens alcance su estatus como humano interesado por sus semejantes,
que es la cualidad esencial de su naturaleza. Porque no basta haber nacido
humano, dice el autor, es necesario aprender a serlo, y para ello la educación
es fundamental, en cuanto propicia concientizar a los niños y jóvenes de
la existencia de ese “otro” con el que interactúan socialmente. En este sen158
REVISTA LATINOAMERICANA . . . VOL. XXVIII, Núm. 2, 1998
tido “..., el primer objetivo de la educación consiste en hacernos conscientes
de la realidad de nuestros semejantes” (p. 39).
En las sociedades complejas, en las que la transmisión de valores se da
a partir de diversos mercados (medios audiovisuales, bandas callejeras, sectas
integristas o movimientos políticos violentos), una de las funciones primordiales
de la educación debe ser contribuir a la consolidación de la autoestima en
los niños y los jóvenes, que les permita crecer como seres autónomos, dueños
de su futuro. Pero la escuela no puede cumplir cabalmente con esta función,
si no está apoyada por la familia, en lo que a ésta le corresponde como unidad
educativa, social. Y es justamente en este sentido que el problema se agudiza:
la familia no parece estar cumpliendo, por lo menos en su concepción tradicional,
con esta encomienda histórica. Los cambios en las relaciones sociales,
familiares, entre los miembros del núcleo social tradicional, parecen cuestionar
la estructura total, por lo menos como se le ha considerado convencionalmente.
El eclipse de la familia, en palabras del autor, se refiere justamente a esta
distancia que los padres parecen haber tomado respecto
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