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Arquitectura Estetica De Platon Plotino Y Aristoteles

zandydeoz30 de Enero de 2013

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ÍNDICE

PÁGINA

Introducción ------------------------------------------------------------------------------------------2

La Estética De Platón -----------------------------------------------------------------------------3

La Estética De Plotino -----------------------------------------------------------------------------6

La Estética De Aristóteles ------------------------------------------------------------------------9

Conclusión ------------------------------------------------------------------------------------------11

INTRODUCCIÓN

Este trabajo trata de la estética de Platón, Plotino y Aristóteles, desde lo visto en clase con las presentaciones del Arquitecto acerca de Aristóteles donde para él la idea es abstracta, la idea no tiene existencia en si, donde lo importante es la realidad; donde decía que las formas supremas de lo bello son la conformidad con las leyes, la simetría y la determinación y son precisamente estas formas las que se encuentran en las matemáticas y puesto que estas formas parecen ser las causas de muchos objetos, las matemáticas se refieren a una causa que es la belleza.

Mientras que para platón que fue expuesto por mis compañeros señalaba que para Platón el inicio del ascenso hacia la belleza en su estado máximo, intangible y absoluto está a partir de la belleza visible, de la admiración de los cuerpos bellos para luego ascender al nivel espiritual y finalmente apreciar la belleza suprema en sí. El primer peldaño para lograr la ascensión según decía él es el amor que, citando textualmente mis apuntes decía: “siempre es deseo, deseo de la belleza y de la eternidad por la procreación”.

Y según Plotino para alcanzar la cima más alta el hombre ha de ser primero conducido fuera de lo puramente material a través del ejercicio de las virtudes, que le hacen ver la belleza que reside en ella. Con esto se habrá conseguido, por medio de la razón y de las virtudes, despertar el amor hacia las cosas incorporales o inmateriales y hacerle contemplar la belleza presente en lo claro.

Todo esto y de manera mas explicita lo desarrolle es el desarrollo de este ensayo que me sirvió para conocer mas a fondo acerca de la estética y como la manejaron cada uno de estos personajes.

LA ESTÉTICA DE PLATÓN

Según lo que leí y lo que fuimos aprendiendo en las presentaciones en clase de platón, es difícil describir el objeto central de la estética platónica sin caer en la claridad a la que mis conocimientos me limitan.

De entrada, debo hacerla un tanto agresiva afirmación de que no creo que exista una belleza absoluta y, por tanto, tampoco creo que exista una concepción absoluta de lo que es belleza. Considero en cambio, que sí existen una serie de condicionantes y variables que impactan en la percepción humana de tal modo que su reacción ante la llamada realidad lo lleva a catalogar las cosas como bellas o no bellas.

Platón narra acerca de lo que es bello y por qué. En uno de los planteamientos se concibe la existencia de la belleza en las cosas respecto a su utilidad: “Lo bello es lo útil, lo que sirve para realizar cualquier acción”.

Platón refuta esta opinión porque es bien sabido que no todo lo que se emplea para hacer algo es bello debido a que con la característica de “utilidad” de las cosas se pueden ejecutar tanto acciones malas como buenas y, por antonomasia, se sabe que la belleza no puede ser vehículo de lo malo o dañino del hombre.

Estoy de acuerdo en la suposición de que lo bello es un concepto diferente a lo útil; Independientemente de que se sea ciego podemos tener unos ojos hermosos, es decir, el hecho de que éstos no me sean útiles no le resta cualidad a su color o a su forma.

Sin embargo no estoy de acuerdo con la idea platónica de que lo que se emplee con fines malos sea por ende feo; puedo comprar una pipa para fumar, la acción de fumar no es bella por el hecho de ser destructiva al dañar mi cuerpo, pero eso no resta que la pipa pueda ser un trabajo artesanal sumamente valioso con características bellas.

Entonces estamos ante la premisa de que la belleza existe en diversos planos; el de la belleza física y la belleza de lo no físico: la pipa corpóreamente puede ser bella y la acción que ejecuta puede no serlo.

También se habla que le belleza es aquello encargado de deleitarnos: de causar placer principalmente mediante los oídos y la vista. Con esto no caemos más que en meras sujeciones: lo bello sería sumamente subjetivo debido a que lo que me causa placer a mí puede no causárselo a otro sin considerar que, al mismo tiempo, lo que me puede deleitar puede ser la acción más ruin y abominable siendo la finalidad de la acción algo no bello.

Platón asimismo se apegaba un tanto a la idea pitagórica de la noción de belleza forjada con base en la medida y la proporción, considerando que la armonía y el orden conducían al bien y hacían un paralelismo con la belleza.

La matemática aplicada a la estética es una teoría bastante aceptada; se ha dicho y comprobado que, por lo menos en el plano físico, entre más simétrico sea algo y matemáticamente se acerque al llamado “numero de oro” de la proporción áurea, más bello es. Pero la incógnita sigue siendo la misma, en caso de que la belleza se consiga con proporciones y un número la favorezca ¿Cuál es la naturaleza de ese número? ¿En qué radica que la matemática posea el espíritu de la belleza?

Platón nos dice tener una respuesta.

Después de marcar el plano físico de la belleza y el plano de la belleza de las almas a través de la virtud, propone un tercer estado de la belleza, madre de las anteriores dos: la belleza inmóvil. Las primeras son aparentes a los mortales y van relacionados con lo sensible, la tercera en cambio, es un concepto universal, inmutable y perpetuo que habita en el mundo de las ideas. El común denominador de belleza del que hablaba párrafos antes, los objetos que se perciben como bellos, la misma matemática y su simetría, están regidos por un “algo” absoluto y supremo que concede parte de su carácter a los objetos.

Mi interés respecto a los postulados platónicos de la estética se origina primordialmente en este punto.

Para Platón “lo bello” reside en algo inasequible de la cual el mundo sensible es una mera aproximación: todo lo que percibimos (las mujeres y hombres hermosos, las pinturas bellas, las obras más impresionantes de arquitectura, los más profundos poemas, los más impresionantes paisajes naturales) son reflejo de ese “algo” absoluto e invisible. Podemos observar un as de luz de lo bello, pero la belleza en sí no se fiscaliza: sólo trasciende a nivel del espíritu.

Plantear la belleza literalmente como un elemento casi místico, proveedor de belleza al mundo, es algo que está fuera de mi alcance; yo no puedo comprobar y mi razón aún no alcanza para aterrizar la idea de que existe una belleza absoluta y suprasensible, ni que la belleza de un lago, un cuadro o de una persona, tienen su origen en una fuente superior de belleza que apenas y se deja entrever para los mortales.

Sin embargo al igual que Platón, sí creo que la belleza vive por, en y mediante las ideas. Es más: me atrevo a decir que la belleza no existe como tal, todo objeto es neutro; su adjetivo cualitativo de bello o feo radica en un ideal forjado ideológicamente por la cultura. Es así como ese dispositivo transmisor de belleza del que habla Platón yo lo llamaría, en un plano más tangible, con el nombre “cultura”.

Para Platón, el deseo forma parte del proceso para alcanzar la estética máxima, sin embargo, yo creo más que un vehículo para alcanzarlo, en sí mismo el concepto de belleza se funda o tiene una de sus bases en deseo.

Así como dije que coincido con la idea platónica de que la belleza se gesta y vive en el mundo de las ideas, también considero que existe una belleza máxima que si bien no es proveedora de virtud estética universal, por su naturaleza rebasa a la belleza basada en lo que se desea terrenalmente.

Pero dentro de todo esto ¿El arte, dónde queda? Lo pregunto porque un término muy ligado a la belleza es el de arte e incluso no sorprende que muchas veces se comprendan como un mismo concepto.

Para Platón, la producción artística al ser sensitiva está ligada a lo mundano, a lo visible. Plantea además que el arte es una imitación del mundo sensible (que de por sí, dice, ya es una imitación) y como tal, es un conjunto de signos aparenciales que puede prestarse a despertar confusión, siendo entonces una fuente de engaño e irracionalidad. Menciona además que como toda imitación se distancia de la realidad, al arte tiene el carácter de falsedad y por tanto resulta ser un peligro para el Estado ya que tienden a modificar ideales y formas de pensar.

Cabe aclarar que Platón no era promotor de una movimiento contra el arte, simplemente consideraba peligroso porque podía una mimesis causar una inestabilidad al espíritu del hombre.

El arte despierta, cambia formas de pensar, revoluciona. Sin embargo a diferencia de Platón yo no creo que el arte al ser una “imitación” sea fuente de irracionalidad: no, todo lo contrario. El arte, en primera instancia no es en sí una imitación, es un reflejo. No es que el arte quiera reflejar la realidad, es que la realidad se refleja en el

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