Autores clásicos de filosofia

Licenciatura en Relaciones Internacionales.

Materia: Filosofía Política Clásica.

Docente: Mtro Adolfo Arreola García.

Alumno: Mellado Correa Gonzalo Paris.

Semestre: Primero

Introducción.

En la época Antigua, aquella donde figuran Platón y Aristóteles, la Grecia famosa por su arte y cultura, sus soldados y navíos, provista también del deseo mundano y la sed de conquista, la oratoria sobre la retórica, la verdad sobre la falsedad, se cuestionan sobre cómo debería de ser un Estado ideal. Los dos filósofos en cuestión, quizás empujados por la realidad que vivieron nos indican a través de sus escritos su modelo de comunidad, sus límites, sus gobernantes y gobernados, sus funciones, etc.

En el presente trabajo describo brevemente la concepción de Estado, primeramente en Platón quien para él nacerá como un principio de Justicia y para Aristóteles lo considera como el medio único y necesario para que la persona viva bien y sea feliz; pero para que cada Estado ideal se instaure es fundamental que exista una concepción ética y moral capaz de saber educar al hombre, distinguir sus debilidades y fortalezas, cultivar la sabiduría y las artes poniendo límites al sistema económico, territorial y poblacional, haciendo valer y actualizar la ley. Nuestros autores clásicos, cada uno en su forma y modelo de gobierno propuesto justificarán el por qué y las consecuencias que se generan al tener gobiernos autoritarios que quizás hoy repercuten en nuestros días.

El Estado en Platón

En el libro de la República, Platón conecta los resultados de los diálogos sobre la doctrina de una comunidad perfecta con el Estado. El fundamento de tal comunidad es la justicia, que se realiza cuando cada uno de los ciudadanos se encarga de sus propios deberes. El Estado debe de ser constituido por tres clases: gobernantes, guerreros y ciudadanos. A los primeros se espera la sabiduría, a los segundos el coraje y a los terceros el temperamento la cual es una virtud común; pero la justicia comprende todas estas virtudes.

Así como en el estado, en el alma individual Platón distingue tres partes: la parte racional, que es aquella por la cual el alma razona y domina los impulsos, la parte irascible que lucha por aquello que la razón retiene justo, la parte concupiscible que es el principio de los impulsos corpóreos.

Para Platón, la división de los individuos en clases no depende de un hecho hereditario sino de un hecho antropológico y psicológico, es decir a partir de cómo  es el hombre. En la ciudad ideal de Platón, los hombres se distinguen no por su derecho de nacimiento si no por las diversas actitudes naturales.

Para que el Estado funcione y la justicia sea realizada, Platón sostiene la eliminación de la propiedad privada y la comunión de los bienes, sobre todo para las clases superiores. De igual forma, las mujeres deben de tener una igualdad a la par de los hombres para participar en la vida del Estado y que la única diferencia que existe entre sí es la función natural de la propagación de la especie.

La degeneración del Estado se debe a muchos factores. La timocracia consiste en un gobierno fundado sobre el honor, a ello corresponde un hombre ambicioso y amante de la capacidad de mando. Otra forma es la oligarquía en la que el gobierno se funda sobre el censo y donde gobiernan los ricos. Una más es la democracia en donde los ciudadanos son libres, a ella corresponde el hombre democrático que tiene a abandonarse a los deseos mundanos. Finalmente la tiranía, que nace de la excesiva libertad de la democracia.

Según la concepción aristotélica, a guiar los asuntos públicos deben ser solo por aquellos que son mejores y a quien se les denominará como “guardianes”. En un gobierno democrático o de la Polis debe de ser el pueblo mismo a dar solución a sus problemáticas, es un quehacer del pueblo. De estas dos concepciones, para Platón, la más cercana a una forma perfecta de Gobierno es la primera.

La justicia platónica comprende, en concreto, una situación en la que los gobernantes son llamados a gobernar y los trabajadores a trabajar sin ningún tipo de interferencias. Un Estado  está sano cuando cada uno realiza lo que le compete; un Estado está enfermo cuando las clases no toman el papel que les compete.

Para Platón, los gobernantes no deben adaptarse al punto de vista de los gobernados; llegando al grado de teorizar la mentira y el homicidio del Estado.

No siendo Democrático, el  Estado Platónico no debe confundirse con aquello aristocrático tradicional. Un estado es aristocrático en cuanto  gobiernan los mejores porque estos no están hechos para la riqueza sino para poseer el saber. La razón al poder y los filósofos al gobierno. 

Frente a la pregunta: ¿Quién vigilará a los vigilantes?, Platón observa que los vigilantes, antes de saber vigilar a los otros deben de estar en grado de vigilarse a sí mismos. De ahí la importancia fundamental que tiene el sistema educativo para formar al hombre en todas las artes y saberes existentes, siempre bajo una vigilancia por parte del Estado.

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